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Toni Sarrión lo dejó todo para ser enólogo. Para ser uno de los mejores enólogos de este país, añadiría. Cada conversación con él es una master class impagable en una mezcla de sabiduría y pasión que entra en vena de manera irremediable.

Eran las 11 de la noche y nadie se había movido de su silla. Tres horas y media antes daba comienzo la “gran noche” de la parada de octubre de Casino a Sorbos. Una cata de Bodegas Mustiguillo cargada de conocimiento y pasión, a iguales dosis, de la mano del alma de la bodega, Toni Sarrión.

Sigue a lo suyo, mirando a la viña, pateando parcelas, catando uva, estudiando suelos… encerrándose en la bodega cada vendimia. Bueno, ahora en sus dos bodegas, pues desde hace unos años a Mustiguillo le acompaña en este sueño de Toni Sarrión Hacienda Solano, en Ribera del Duero. Sigue teniendo la misma ilusión de aquel atrevido enólogo que en la década de los 90 decidió apostarlo todo a cambiar la historia del vino valenciano.

Llueve estos días en las tierras altas del interior de Valencia. Camino del nudo que ata tres tierras (Teruel, Cuenca y Valencia) emerge la Finca El Terrerazo. El agua hace todavía más bella su figura. Es el hogar de Mustiguillo. Es el templo en el que Toni Sarrión cocina desde la década de los noventa algunos de los mejores vinos que se hacen en España.

Toni Sarrión es una referencia obligada de los grandes vinos españoles. Lo es con Mustiguillo, el proyecto que ha llevado a lo más alto desde las tierras altas de Utiel. Lo es como presidente de Grandes Pagos de España. Y ahora lo es también con Hacienda Solano, su proyecto en la Ribera del Duero que acaba de ser “elevado a los altares” por Luis Gutiérrez, el hombre de Parker en España.

Esa fórmula mágica que Toni Sarrión aplica en Mustiguillo sólo es posible en terruños y viñedos que le enamoren por singulares, por especiales, por ser distintos. Y eso es lo que ha ocurrido con Hacienda Solano. Una bodega familiar con el viñedo repartido en pequeñas parcelas en La Aguilera, unas de las localidades más especiales de La Ribera del Duero.

Conseguir algo que se antoja imposible es un éxito, un triunfo, y más si se trata de un premio. Ser reconocido como el mejor supone un sello de calidad que marca el trabajo y deja constancia en el producto. Pero si ser elegido el mejor una vez es algo fantástico, ser capaz de repetir es todavía más maravilloso, algo increíble. Pues Toni Sarrión ya tiene su particular doblete con su proyecto Mustiguillo.

El enólogo valenciano Toni Sarrión, responsable de Bodegas Mustiguillo, ha sido elegido presidente ejecutivo de Grandes Pagos de España, quedando Carlos Falcó, Marqués de Griñón, como presidente honorífico. La asociación engloba a 28 de las mejores firmas del sector del vino en nuestro país.

Esta semana visitamos Mustiguillo. A iniciativa de Paco Masiá, buen amigo y miembro del equipo de la bodega, el enólogo Toni Sarrión recibía a la prensa especializada valenciana. Visitar la bodega, una de las mejores de España, sin duda, es siempre apetecible. Pero además de apetecible, debería ser un ejercicio obligado, al menos una vez al año. Porque cuando uno comparte horas con Toni Sarrión entre viñas, depósitos, barricas y vinos, es como si respetase su mente.