13 octubre, 2023
Pedro G. Mocholí
Aunque les parezca complicado encontrar un buen asador en la ciudad de Alicante, donde las barras acampan por doquier, sean optimistas, pues les aseguro que hay uno que lo podremos posicionar, no solo como el mejor de la ciudad, sino como uno de los completos de la Comunitat Valenciana.
El responsable de esta propuesta tan atractiva es su propietario Ángel García, contrastado profesional de hostelería, que ha querido darle un significado mucho más distendido a la palabra asador y ofrece una variada oferta de platos carnívoros, que complementa con deliciosos platos de cocina mediterránea.
Conocí a Ángel hace un par de años, cuando un amigo me acercó, y las impresiones que me rodearon fueron muy ilusionantes. Y hay que reconocer que esa ilusión no solo se ha mantenido, sino que se ha ido incrementando con el paso del tiempo, dando un gran valor a sus propuestas, lo que demuestra esa gran ilusión porque El Templo sea una referencia carnívora a nivel nacional.
Esa sensación de responsabilidad y de expectativas que viví hace unos años fue la que me animó a llevarlo a Gastrónoma en la edición del 2022. Y la verdad es que su ponencia, al igual que todas las que se dieron esa mañana en torno a la carne y a las parrillas, fueron seguidas por una gran cantidad de profesionales que descubrieron que la oferta de un asador puede ser todo lo amplia que se desee.
Hace unas semanas, aprovechando la celebración de Gastro Alicante, me acerqué a cenar una noche a ver si mantenía ese ‘punch’ en su quehacer diario, y la verdad es que lo vi muy comprometido con el mismo, una garantía que asegura que el éxito y el prestigio que posee va no solo a mantenerse, sino a ir creciendo.
Y la prueba de ello la tienen en las vitrinas y en las cámaras que encuentran a la entrada y que están repletas de distintos cortes de carne y variedades de animales.
Comenzamos con las croquetas de cecina, sensuales, con una bechamel ligera y un equilibrado sabor entre el toque ahumado que genera la cecina y los toques lácteos que se han utilizado en la elaboración de la bechamel; para rematar, el toque crujiente del ajustado rebozado la hace más exquisita.
El steak tartare mantiene ese sabor propio de la carne que, cortada a cuchillo mantiene un exquisito sabor y un proporcionado toque picante, lo que le aporta un mayor frescor. También mantiene esa untuosidad, gracias al toque personal que le proporciona Ángel al fundir la grasa de la chuleta e incluirla al steak.
No pueden dejar de pedir las mollejas de ternera; mantiene también la crema de maíz con mantequilla negra, en la que encontramos un ligero toque picante que vuelve a aportarle un tenue toque fresco, que acrecienta el sabor de las mollejas, que lucen resplandecientes tras su paso por las brasas.
Otra de las especialidades de Templo es el foie micuit, un foie que se elaborada en el propio restaurante con hígados traídos del propio Perigord. También mantiene las anchoas de López, una delicia para el paladar, gracias a la carnosidad que siempre encontramos en ellas y a ligereza en la salinidad de sus carnes.
Como he dicho, la oferta de carnes que encontramos en sus vitrinas es notable. Hay variedad de razas, de cortes y de maduraciones, aunque sí que es verdad que en este último apartado, los periodos en cámara van disminuyendo, buscando más la naturalidad y los aromas propios del animal. Tiene varios proveedores, una reflexión madura y consciente. En el mundo de la carne no te puedes ‘casar solo con uno’; eso sí, exige a estos que las carnes sean de la península ibérica, a poder ser de Galicia.
Para esta cena Ángel eligió un lomo bajo con hueso, una cuestión que puede parecer baladí pero que en absoluto lo es, pues el hueso le transmite un mayor sabor a la carne. La variedad es la Simmenthal (rubia gallega) y de una maduración de casi 90 días.
Otro de los conceptos que Ángel ha perfeccionado es el corte, ofreciendo una cortada fina, de apenas unos 5 cm de grosor. Gracias a este corte, el sabor de la carne subyace de manera mucho más natural, y percibimos una mayor terneza en ella. Hay sabores naturales, lácteos, que se entremezclan con toques herbáceos, pero todos ellos marcados desde el equilibrio. Pero remarco mucho la importancia del corte que realiza Ángel, que es donde radica buena parte del aumento de sabor, una cuestión primordial a la hora de enfrentarnos a una carne.
La armonía de los vinos durante la cena fue perfecta, ecuánime. Comenzamos con una suave merseguera alicantina, continuando con una garnacha castellana, en concreto de Cebreros (Ávila) y finalizando con la rotundidad de uno de los mejores riojas que conozco, Remelluri 2015 de Telmo Rodríguez, toda una garantía.
Con la tarta de queso, el sumiller nos sorprendió con un Tokaji de Disznózó (5 Puttonyos), un vino que supuso una excelente rúbrica a tan inolvidable cena.
Me mantengo en las sensaciones que me generó Ángel desde que lo conocí y visité Templo por primera vez, y no son otras que la vinculación hacia su restaurante y el carácter emprendedor que percibimos desde nuestra primera visita, que fue como una especie de pistoletazo de salida, hacia la exquisitez y la alta gastronomía.
Templo: C/ Periodista Pirula Arderius, 7. Tel.: 965 209 283. Alicante.
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