10 marzo, 2021
Texto: Pedro R. Arias / Foto: Antonio Pradas
A pesar de haberse formado en Bellas Artes, confiesa que sus raíces familiares le terminaron arrastraron al mundo del vino, incitándole a comprar una masía y varias viñas plantadas en la bella tierra de Les Useres (Castelló). Veinte años después, Sergio Garrido se ha convertido en el gerente de una de las bodegas más importantes que integran la Indicación Geográfica Protegida de Castelló, Bodegas y Viñedos Barón d’Alba. Su amor por este sector le ha llevado también a convertirse en el presidente de la Ruta del Vino de Castelló y desde hace apenas unos días ocupar la presidencia de la Federación de Enoturismo de la Comunidad Valenciana, la unión de las tres rutas del vino existentes en el territorio valenciano: Alicante, Castellón y Utiel-Requena.
La bodega castellonense se encuentra asentada en la finca Clos d’Esgarracordes, uno de sus mayores atractivos. La edificación de piedra y teja árabe posee más de 125 años y fue renovada y ampliada respetando siempre su integración con el idílico paisaje que le rodea. Un proyecto que a través de esfuerzo y dedicación ha sabido mantenerse a lo largo de dos décadas y en las que Garrido, como alma y hombre orquesta, ha conseguido convertir en un punto clave de la producción vitivinícola de la provincia de Castelló.
5barricas.- ¿Cómo nació Bodegas y Viñedos Barón d’Alba?
Sergio Garrido.- Barón d’Alba se originó en base al primer vino que hicimos en el año 2001, con la suerte de que fue un vino extraordinario, que todavía no sabría decir cómo lo hice. Eso fue lo que me hizo entrar el gusanillo por el mundo del vino y a partir de ahí decidí continuar, siempre con el apoyo de la familia, ya que en aquella época yo era muy joven. Pero bueno, tiramos para adelante y poco a poco fuimos creciendo, comprando más depósitos, nuevas viñedos, etc…
5b.- ¿Con qué objetivos iniciaste este proyecto?
S.G.- Pues el objetivo principal, en el momento de la fundación y de los primeros vinos, fue divertirse, hacer un producto muy ligado a la familia. Crear un lugar donde hacer las vendimias entre amigos, la tertulia con la paella, la carne a la brasa, beber el vino que nosotros mismos producimos… Una excusa para desinhibirse de los otros negocios familiares, venir aquí a disfrutar, pero poco a poco con el paso de los años se ha convertido en negocio. Lo disfrutamos igualmente, aunque de una forma mucho más profesional.
5b.- ¿Cuáles han sido los mayores logros de su bodega durante estos veinte años de trayectoria?
S.G.- Uno de los logros es mantenerse, que no es poco. Este es un sector muy difícil y más si cabe en la provincia de Castelló, porque en estos últimos 20 años ha sido donde el vino castellonense ha vuelto a reflotar y ser conocido, haciendo productos de calidad, dejando de lado los graneles que se hacían antiguamente. El segundo, ha sido conseguir una estabilidad en cuanto a la calidad, y luego los premios, reconocimientos, medallas de oro… algo muy enriquecedor, aunque no es mi late motiv. La intención es seguir trabajando y hacer vinos manteniendo la línea inicial y consiguiendo que tengan éxito, que la gente repita, ya que al final es lo más complicado y fundamental.
5b.- ¿Cuál cree que ha sido la clave que ha permitido a su bodega mantenerse durante dos décadas?
S.G.- Pues básicamente la fidelidad al producto, al viñedo sobre todo, porque estoy convencido al 100% de que el vino se hace en la viña. Hay que ser consecuente en bodega y conseguir mantener la línea de los vinos que tienes en origen, aunque cambie de añada la referencia debe ser la misma. Digamos que el recuerdo del vino de 2008 sea el mismo que el del 2012, ahí también está la complejidad del mundo del vino.
5b.- ¿A quién le agradeces lo conseguido?
S.G.- A mi familia, por supuesto, porque creyó en mí en el momento de levantar la nueva bodega, ya que se hizo prácticamente desde cero, con inversión privada. Y después a mi mujer, que es la que siempre ha estado conmigo en todo momento, aguantando y sufriendo durante estos últimos años. Sobre todo desde el año 2008, cuando hemos empezado a tener mayor presencia en el mercado y ya ha habido que arrimar más el hombro.
5b.- De los seis vinos que componen actualmente su colección, ¿qué tres nos destacaría?
S.G.- Pues resaltaría, por una parte, el Clos d’Esgarracordes GEWÜRZTRAMINER, un blanco muy especial que nos ha dado muchas alegrías, porque, aparte de que hay pocos, es una variedad muy característica por sus aromas y su cata. Un vino muy dulzón y agradable, en nariz riguroso con aroma a melocotón en almíbar. Después tenemos al Clos d’Esgarracordes Blanco Barrica, un vino blanco de macabeo y viognier que está fermentado en barrica durante 5 meses, una apuesta que hice en su momento cuando no era muy conocido el mundo del vino blanco en barrica y hoy en día es un fijo dentro de nuestra gama. Y, por último, el Clos d’Esgarracordes Tinto Crianza, al ser el origen de todo el proyecto, un vino tinto con personalidad, potencia, cuerpo, y volumen, el producto que más alegrías y premios nos ha dado.
5b.- ¿Qué acciones está llevando a cabo para celebrar los veinte años de historia de su bodega?
S.G.- Pues a ver acciones teníamos, digo teníamos porque todos sabemos cómo está la situación pandémica hoy en día. En verano queremos hacer una representación de todos los vinos con alguna cosita nueva que saldrá y, sobre todo, pues darle el bombo que se merece un aniversario de este tipo, al ser 20 años. La pena es que ha coincidido con la pandemia y estamos muy limitados en cuanto a reuniones, pero bueno es si no es este año será el que viene.
5b.- He observado que durante estos días en vuestras redes sociales habéis publicado varios vídeos mostrando la bodega, ¿cómo surgió la idea?
S.G.- Pues mira, esto es una acción que hicimos a través de una televisión local de la zona interior, una serie de vídeos no muy largos para presentar un poco el proyecto y dar a conocer la zona junto a un programa de la cocina de Casa Roque, un restaurante de Morella. Apoyando así la acción del establecimiento hicimos estos vídeos y al ser material nuestro pues hemos podido compartirlos para mostrárselo a la gente que no lo pudo ver en su momento.
5b.- ¿Qué peso tiene el enoturismo en su proyecto?
S.G.- El enoturismo es uno de los pilares de la empresa, a pesar de que cuando empezamos no teníamos la idea de que podría llegar a tanto. Sí que es verdad que siempre que sales de viaje vas detrás de bodegas, por lo menos una persona que se dedica al mundo del vino. La Rioja tiene instaurada las visitas desde hace muchos años, pero aquí parecía que era una cosa más difícil de llegar. Pero bueno, con los años nos hemos dado cuenta de que la gente tiene inquietudes, le gusta ver a las bodegas y conocer los proyectos. Nosotros tenemos varios tipos de visita, hay una que incluso incluye la comida que depende de la temporada, puede ser calçots con carne a la brasa o verduras a la brasa, paella o tombet de cordero, que es lo más típico de Les Useres. Por tanto, el enoturismo es otra vía de negocio aparte del vino como tal, que también genera ingresos a la bodega.
5b.- ¿A lo largo de estos años en que cree que ha sabido despuntar Barón d’Alba?
S.G.- Por una parte, evidentemente, la calidad de los vinos, y, por otra, el diseño de las etiquetas, no es algo innovador, porque hoy en día nada lo es, pero sí que es verdad que le dedicamos mucho al marketing y a la promoción para crear la marca de nuestros productos. Un ejemplo es nuestro tinto crianza, cuya etiqueta incluye el símbolo de la bodega que es una espiral, como un racimo de uva en color blanco acompañada de la marca clos d’esgarracordes. Es una botella que no deja indiferente, puede gustar o no, pero impacta la verdad. Y bueno, seguimos haciendo catas, creemos mucho en el enoturismo y en el marketing, siendo este último uno de los aspectos que nos tomamos más en serio, sobre todo al principio, para darnos a conocer.
5b.- Les Useres es una de los municipios castellonenses que más bodegas concentra, incluida la suya. ¿A qué cree que se debe?
S.G.- Les Useres, por una parte, tiene un suelo especial para el viñedo, al encontrarnos en el fondo de un valle rodeado de montañas por los cuatro puntos, tenemos el macizo del Penyagolosa aquí al lado y en la parte este tenemos las montañas que nos separan de la costa. Con lo cual disponemos de un clima totalmente mediterráneo, lógicamente, pero muy continental también con inviernos duros y veranos muy calurosos. Y también hay que resaltar que los viñedos se encuentran plantados en una planicie muy grande, separada por la Rambla de la Viuda, que es un barranco que recoge todas las aguas bravas del deshielo y el invierno de las tormentas. Esto provoca que tengamos un suelo muy arenoso, de canto rodado y de sedimentación durante miles de años, un terreno especialmente rico para la viña.
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