26 febrero, 2019
En Beronia Rueda, no se han podido resistir a introducirnos las distintas mejoras introducidas en la bodega. Las nuevas tulipas de cemento y una espaciosa cámara de frío junto con un concienzudo estudio de suelos en las dos fincas, La Perdiz y El Torrejón, son algunas de las novedades.
Verdejos más frescos para el verano
Las cámaras de frío son cada vez más habituales en las bodegas españolas. Se utilizan para racionalizar el trabajo de vendimia, para preservar los aromas y, en caso de que el enólogo así lo encuentre necesario, para tener la temperatura necesaria para realizar maceraciones con las pieles.
El control de la fermentación, por otro lado, también es mayor cuando se trabaja con uvas que parten de bajas temperaturas.
Sin embargo, aseguran que su cámara de frío es algo diferente. De entrada, el tamaño es bastante mayor (con capacidad para albergar 100.000 litros, aunque este año hemos empezado solo con 25.000) y está pensada para guardar no uvas sino mosto. Esto es, el zumo de la uva con todo su contenido natural de azúcares.
En Beronia Rueda quieren preservar ese mosto con todas sus propiedades intactas para fermentarlo en primavera, casi seis meses después de la fecha normal de vendimia. Esto les permitirá tener partidas relativamente importantes de Beronia Verdejo bien cargadas de fruta y frescura para comercializar en verano que es, sin duda, la temporada de mayor consumo de vino blanco en España.
Un material que ayuda a para conseguir bocas más redondas
Los nuevos depósitos de cemento que empezaron a utilizar en la cosecha 2018 poseen capacidades cercanas a los 10.000 litros cada uno. “El objetivo es tener verdejos en bodega con un perfil menos tecnológico”, cuenta Marian Santamaría, gerente y enóloga de Beronia Rueda.
Además de recuperar un material muy común en bodegas tradicionales de España, en el hormigón sin revestir, debido a su carácter poroso, el vino se comporta de forma muy diferente en comparación con el acero inoxidable. Básicamente, lo que se busca es favorecer el trabajo con las lías (las levaduras muertas resultantes de la fermentación en botella) para conseguir vinos más redondos y glicéricos.
Una parte de estas primeras pruebas en hormigón acabará en el ensamblaje final del Beronia Verdejo donde aportará ese plus de intensidad y textura en boca. El resto podría dotar de mayor complejidad a un futuro blanco de gama alta fermentado y criado en barrica.
Explorar los suelos de Rueda
La bodega busca tener un mejor conocimiento de los suelos de las dos fincas de Beronia en la denominación: La Perdiz, que rodea la bodega, y El Torrejón, situada a unos seis kilómetros de distancia en dirección hacia Medina del Campo.
“Estamos hablando de terrazas del cuaternario con mucho canto rodado en la superficie, aunque también aparecen vetas de caliza y arcillas en profundidad que nos ayudan a retener el agua”, explica Marian Santamaría. “Son suelos muy especiales de los que no se habla tanto en la zona, pero en Beronia queremos dar mucho valor al terruño”.
Por ello, han pedido a uno de los grandes expertos en la materia en España, Vicente Gómez, de la Universidad Politécnica de Madrid, un estudio en profundidad de ambas propiedades de cara a extraer su máximo potencial en el futuro.
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