30 enero, 2019
Tal y como reza su lema Venta del Moro es la capital del Cabriel. Es mucho más que un marketing acertado. La frase resume lo importante que el casi medio centenar de kilómetros de cauce que discurren en su término y los paisajes que dibuja a su paso, son un patrimonio que en breve recibirá el reconocimiento que merece.
El recorrido por los nueve municipios de la Denominación de Origen Utiel-Requena nos lleva hoy hasta Venta del Moro. Este pequeño pueblo de algo más de 1300 habitantes está ubicado en un enclave privilegiado. El Parque Natural de las Hoces del Cabriel marca la vida de los venturreños. Hasta él se acercan millares de visitantes cada año por su enorme encanto, por sus rutas, por su belleza. Y es que Las Hoces lo marcan todo. Su tradición, su historia, su cultura, su gastronomía y hasta sus excelentes vinos. Todo se beneficia del incalculable patrimonio que el Parque Natural representa.
Iniciamos nuestro paseo con Luis Francisco López, alcalde de ‘La Venta’, como se conoce la población en la comarca. Hemos quedado con él fuera de su despacho. Es lo que le gusta, transmitir lo que su pueblo tiene de emocionante. Contarlo con tal pasión que gana adeptos para una causa que después marcha sola a base de parajes de espectacular belleza, de rincones indescriptibles –que solo pueden sentirse si se visitan– de una gastronomía que bebe en las fuentes de los guisos, o de la fauna que habita Las Hoces.
Nos acerca uno de los últimos proyectos que han puesto en marcha. El de los ‘Árboles Monumentales’. Alguno de ellos queda dentro de El Renegado, la finca que es el hogar de Bodegas Nodus. Allí nos vemos con él, con su teniente de alcalde, Begoña Ruiz, y con el historiador y venturreño de pro Nacho Latorre, cronista oficial de Venta del Moro. A los pies de La Señorita, una emblemática carrasca ubicada en El Renegado, que cuenta con 15 metros de altura y unos 23 de envergadura, y que da una idea de las dehesas que en el siglo XV existían en la zona. Se trata de un proyecto con el que quiere crear un catálogo con cerca de cien ejemplares, individuales o un conjunto arbóreo, como reconocimiento al trabajo realizado durante toda la historia.
Begoña Ruiz, teniente de alcalde, cuenta orgullosa este plan de actuación y los pasos que quieren seguir. “Tenemos el catálogo municipal ya elaborado y ahora queremos elevarlo a la Comunidad Valenciana. En ello estamos”. Para el alcalde es un trabajo que quiere “poner en valor el patrimonio arbóreo tan importante en nuestra localidad. Con esa catalogación lo que buscamos es la protección de algo que consideramos un enorme legado. Lleva aparejada la versión turística, con lo que hemos hecho una ruta para bicis o senderistas por los árboles catalogados”.
Carrasca La Señorita
Nacho Latorre es una de las almas de Venta del Moro. Este historiador sabe mucho más de la comarca de lo que puedan contar los libros. Le apasiona este proyecto, y a los pies de La Señorita nos explica que “las carrascas han estado protegidas desde tiempos muy antiguos. No se podían tocar. La Señorita es una de las más importantes carrascas de Valencia y la que más nos permite imaginar cómo era el paisaje “adehesado” que tenía la comarca. Las primeras dehesas se marcan en 1402 con el objetivo de recaudar dinero por parte de los ayuntamientos. La Señorita probablemente se marcase ya en esa época”.
El Cabriel: un río, un pueblo
Desde ahí al Centro de Interpretación del Parque Natural de las Hoces del Cabriel. “El río Cabriel es uno de los grandes tesoros. Venta del Moro es la capital del Cabriel porque de los 220?kilómetros desde que nace hasta que desemboca en Cofrentes, 55 km son de Venta del Moro. Nos diferencia de otros municipios de la provincia. El Centro de Interpretación recoge todo lo que supone”, señala Luisfran López.
Es excepcional porque crea un ecosistema en torno a él muy singular, con una gran calidad de agua, que se detiene entre cuchillos y hoces para deleite de los visitantes. Estos meandros espectaculares con gigantes acantilados que unen la meseta con la orilla mediterránea y en los que se pueden practicar deportes de aventura impensables en otros ríos de la Comunidad. Además, está muy cerca de ser declarado reserva de la biosfera. En el término municipal se puede ver muy bien toda esta variedad de versiones de un mismo río”, añade Nacho Latorre.
“El río Cabriel ha tenido mucha importancia también para los vecinos que habitaban los caseríos distribuidos a lo largo del cauce. Bajar madera a la zona levantina, la riqueza económica que se genera a su alrededor y todo el patrimonio de flora y fauna que hay en este espacio”, explica Luisfran López.
Este Centro de Interpretación es uno de los más visitados de los Parques Naturales de la Comunidad Valenciana. “Es una arteria verde rodeada de flora y fauna que suponen un patrimonio que tenemos la responsabilidad de cuidar. Es un auténtico pulmón verde, una joya”, concluye Latorre.
Es hora de tomar fuerzas y nos vamos a El Yantar. El restaurante en el que conviven dos cocinas: la tradicional de Pilar Lavarías (madre) y el toque de vanguardia de Carlos Cervera (hijo). Nos atiende Pilar, que sitúa “precisamente en esa fusión, la clave del éxito de nuestra propuesta. Hay gente que viene por mi cocina y otra que viene por la de Carlos”. En cuanto a vinos para acompañar las viandas de El Yantar, uno puede apostar por los que nos ha presentado Gonzalo Medina, en la parada de Nodus, o alguno de las firmas de Venta del Moro como el Sexto Elemento o Latorre Agrovinícola.
Pero si uno se ha quedado con ganas de más, puede descansar en dos emplazamientos idílicos. El primero, el Hotel Entreviñas, en la propia Finca de El Renegado en la que nacen los vinos de Nodus. Es uno de los ‘hoteles del vino’ por excelencia en la Comunidad Valenciana. De hecho, no hay muchos más. Otra opción es La Fornilla, situada en una de las más bonitas aldeas que rodean el Parque Natural de las Hoces del Cabriel, en una antigua casa de agricultores típica de la comarca. Rehabilitada en el año 2008 manteniendo su estructura original, la casa consta de dos plantas, totalmente equipadas, para hacer la estancia lo más cómoda posible.
El río Cabriel, sus hoces, sus cuchillos, aves rapaces, corzos, jabalíes, ciervos, la flora, los deportes de aventura… Sobran los motivos para visitar Venta del Moro.
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