25 junio, 2018
Jaime Nicolau
Posiblemente Christian Jardel y Manolo Fuentes sean dos de las personas que más sepan de cervezas artesanas en España. Posiblemente sea por eso que Zeta y Bierwinkel cruzaran hace tiempo sus caminos. Hace un año aproximadamente Christian lanzó a Manolo el reto de hacer una cerveza más popular, algo que puede parecer fácil, pero que es un auténtico reto cuando no vale cualquier cosa. «La gente empezó a probar las cervezas diferentes con las de trigo que tiene un sabor completamente diferente a la lager tradicionales. Es una cerveza de trigo alemán, fácil de beber pero con muchos matices. Nos dimos cuenta que las cervezas de trigo no alcanzaban la calidad de las alemanas, con lo que estábamos mal acostumbrados», señala Manolo. «Queríamos una cerveza tipo Weissbier con el estilo alemán, porque todo lo que había era con estilo belga», añade Christian, «lo que para mi es un error. Queríamos hacer la primera Weissbier de estilo alemán en España», añade y concluye «lo han intentado ellos pero no con el resultado óptimo».
«Lo complicado es seleccionar bien las levaduras. Hay que ir a bancos de levaduras alemanes y saber elegir bien el proveedor. Propagarlas y cosecharlas tú, que es lo que hacemos con la Universidad, en fin un trabajo exigente. En Alemania todas llevan de un 50% de trigo en adelante. Nosotros le ponemos un 70. El trigo es delicado y difícil de trabajar. Por eso el proceso no es fácil», explica Manolo.
«Nos daba un poco de miedo. Llamamos a Christian para que viniera a probarla. Nos daba un poco de miedo porque es muy exigente, pero las primeras sensaciones fueron muy positivas», explica Fuentes y asiente Jardel. «Cuando llegué me sorprendió. Algunas pinceladas le daremos, pero ahora hay que ver cómo responde el consumidor y que sea él el que nos guíe. Está muy lograda. Ahora queremos ver cómo evoluciona porque es un producto vivo. A nivel de calidad es perfecta», señala.
Y debe ser así, porque en el estreno las caras de los clientes lo decían todo. Sorpresa, satisfacción, en definitiva, sonrisas en la cara para recibir un producto que va a dar mucho que hablar. Trïgger es una Hefeweizen de receta suscrita a la ortodoxia de las Weissbier bávaras más tradicionales.
A todos les encantó lo fresca que es esta nueva artesana valenciana al ser una cerveza con más de un 70% de trigo malteado, malta Pilsen y algo de Munich. Lúpulo Hallertauer. Y la levadura, una cepa traída desde Alemania, del banco de la prestigiosa universidad cervecera de Weihenstephan. El resultado es una cerveza naturalmente turbia, de tono amarillo con destellos ambarinos, una espuma blanca, abundante y persistente, una graduación de 5’9% ABV y poderosos aromas vecinos a los de los grandes clásicos del trigo germano: el plátano, el clavo, las especias…
En un país dominado por la gran producción industrial, sin una tradición cervecera propia y con un modelo de consumo donde la reina de la caña y el hectólitro es la European Lager, sólo las cervezas de trigo, las clásicas, las alemanas, han conseguido acompañar por carreteras secundarias a la oferta cervecera nacional. Los hay que todavía no saben qué es un Ale, pero todo el mundo puede nombrar al menos un par de marcas de Weissbier.
Hace 25 años que comenzaron a llegar aquellas primeras cervezas alemanas. En camiones cargados hasta los topes. Uno al año y para todo el territorio peninsular. Una incipiente distribuidora por entonces, Bierwinkel, llamaba a la puerta con botellas de medio litro con un monje en la etiqueta. A día de hoy, las de trigo se encuentran en el lineal de cualquier supermercado. Son muy buenas cervezas a precios razonables. Implantadas, reconocibles, accesibles y sabrosas. Muy sabrosas.
Y ahí aparece Trïgger, a contracorriente. En la era del lúpulo, un clasicazo que sobrevivió hasta a la Ley de Pureza. Una cerveza fina, sabrosa, que clama a los cuatro vientos la llegada del verano. Pensada para implantarse todo el año y por toda la geografía, respetando la frescura y la vecindad. De las pocas, casi única Hefeweizen, de entre la cartera de productos de origen nacional, que en su mayoría incorporan mucho menos trigo y mucho más lúpulo que la Weissbier tradicional. Que ya está en el mercado, como homenaje y también alternativa de cercanía al maravilloso trigo alemán.
Y todo con la garantía de estar en manos de Manuel y Christian, dos de las personas que más saben de cerveza artesana en España. Salud!
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