8 mayo, 2017
Jaime Nicolau
La cita de esta mañana auspiciada por el Consell Valencià de Cultura, presidida por Santiago Grisolía, ha tocado puntos de verdad esenciales si la Comunidad Valenciana quiere ser un destino de turismo de calidad, con la alta gastronomía como reclamo. Y cuando hablamos de alta gastronomía, obviamente incluimos productos de kilómetro cero y excelentes vinos, especialmente los elaborados con variedades autóctonas. Y es que cuando sientas en una mesa a los chefs Ricard Camarena (Camarena), Quico Moya (L´Escaleta) y Miguel Barrera (Cal Paradís), acompañados del enólogo Toni Sarrión, tienes que estás muy seguro de lo que haces porque todos hablan igual de claro y sin tapujos, pero el Consell Valencià de Cultura era plenamente consciente de las figuras que compartían mesa moderadas por Sergio Adelantado, presidente de la Academia Valenciana de la Gastronomía.
El debate comenzaba con el chef Ricard Camerana reflexionando sobre la necesidad de transmitir nuestras tradiciones. «No debemos permitir que se pierdan y actualmente nos está costando transmitirlas a las generaciones que vienen». En los mismos términos se manifestaba Kiko Moya señalando que «la gastronomía es cultura en 3D, porque llega a la vista, al olfato y al gusto. Y el sabor es algo que no se puede fotografiar, pero perdura en el tiempo». Miguel Barrera, de Cal Paradís, también reivindica la gastronomía como defensora y abanderada de los productos autóctonos. Lo mismo, llevado a materia vitivinícola, señalaba Toni Sarrión, que desde Mustiguillo ha destacado por defender variedades autóctonas como la bobal o la merseguera. El propio Sarrión, bautizado por el periodista Víctor de la Serna como el Apóstol de la Bobal, cedía su título al resto a los que convertía en apóstoles de productos autóctonos y una gastronomía mediterránea que nos diferencia.
Crear una marca de calidad que se explote de manera conjunta y en la que la alta gastronomía (con todos sus productos) y el gran vino (especialmente con variedades nuestras) es la gran conclusión extraída del encuentro. Pero no de cualquier manera, si no con un plan y una estrategia perfectamente definida y con la administración como eje vertebrador. El guante era tomado en seguida por Francesc Colomer, director general de la Generalitat Valenciana.
Y para eso todos quieren ser profeta en su tierra, algo que consideran fundamental, Ricard Camarena no dudó en señalar que «la diferencia entre nuestra Comunidad y otras está en el reconocimiento de la propia sociedad de lo que tiene en casa. Debemos transmitir la cultura gastronómica desde las escuelas. Francia o Italia veneran sus productos. Aquí podemos pecar de todo, menos de chovinistas».
Y es para alcanzar esa meta de una marca de calidad y precursora del turismo de calidad, todos los presentes coincidieron en señalar la formación como un factor clave.
Para Kiko Moya entre todos «tenemos que volver a prestigiar la marca Comunidad Valenciana. Los empresarios tenemos que retomarla como marca de calidad. Y para eso la formación es importante. Tenemos los CDT´s pero hay que aprovecharlos y darles medios». Miguel Barrera ve un momento excelente que hay que aprovechar, poniendo énfasis en la formación y una promoción bien vertebrada».
No se cansó de repetirlo Toni Sarrión. Él sabe mejor que nadie lo que es recorrer sólo un camino. «Pero la estrategia y el plan de actuación deben estar bien definidos«. Sabe lo que dice y su experiencia es un grado. Hoy, además de su bodega, Sarrión es el presidente de Grandes Pagos de España, una asociación que basada en la calidad aglutina a las principales bodegas del panorama vinícola español.
Así pues: marca, comunicación y promoción, formación y estrategia, serían los pilares en los que trabajar si queremos que la alta gastronomía sea la bandera de una Comunidad Valenciana como destino de un turismo de calidad.
La administración tiene mucho que decir. Quizás todo. Mientras tanto, a lo mejor ayude que en la próxima edición de FITUR el 80% de la oferta de la Comunidad Valenciana no sea Benidorm. Turismo de calidad con la alta gastronomía, turismo del vino y las experiencias únicas, pueden cautivar a un turista que, está comprobado en el caso del enoturismo, gasta 4 veces más que el turista de playa.
Y como para muestra un botón, los participantes han cerrado el acto con una comida de nota en Trencadish, dónde Kike Jiménez ha preparado un menú con Salmón Salvaje, tomate y pomelo; Espárragos con Espuma de Mayonesa; Presa Ibérica braseada; Dentol con ragú de verduritas, Arroz de Boletus y Jarrete y Tarta de Limón.
Los cimientos están puestos.
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