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Entre amigos: comiendo en El Racó del Turia 

24 mayo, 2024

Tomás Viciano, Carlo D’ Anna, Emilio Gómez y Pedro G. Mocholí.

Pedro G. Mocholí

El placer de comer viene determinado por el restaurante elegido y la cocina que ofrecen. Junto a ello hay una situación muy importante, y esta viene dada por las personas que te van a acompañar en la mesa. 

De mis años de viajante el estado que peor llevaba era el de comer solo y, en muchas ocasiones, buscaba un bar de carretera para realizar una comida fruslera, siguiendo rumbo al hotel en cuestión. 

Comer solo es muy triste, se lo aseguro, por ello busco siempre a alguien que me acompañe en la comida y con el que pueda departir.

Se trata de un escenario que mejora una enormidad si los que te acompañan son amigos. Esta condición me recuerda mucho a unas estrofas de una canción de Serrat cuando entona “Cuídate mucho, Juanito, de las malas compañías. Por eso es que a mis amigos los mido con vara rasa, los tengo muy escogidos son lo mejor de casa”.  

El pasado martes se fundieron ambas realidades: amistad y gastronomía con cuatro buenos amigos; Tomás Viciano (Charcutería Viciano), Carlo D’Anna (Trattoria Da Carlo), Emilio Gómez (Director Comercial de Negrini, especialista en la comercialización de productos y vinos italianos), y un servidor. Y fue el bueno de Emilio el que nos reunió en el Racó del Turia para disfrutar de la cocina familiar y de mercado que nos ofrece Vicente Romero.  

Carlo y Vicente Romero.

Vicente, propietario del Racó del Turia, ha conseguido posicionar su establecimiento entre los más notables de la ciudad, basándose en la sencillez y la sinceridad que genera la cocina de mercado, la cual se enriquece con una más que digna variedad de arroces, tanto secos como melosos o caldosos. A la oferta gastronómica, hay que añadir una imponente bodega. Una de las mejores de la ciudad, no olvidemos que el propio Vicente es un formado sumiller y cuida su bodega con verdadera pasión.  

La frescura de su cocina se traduce en platos que se elaboran con la sencillez propia de quien basa sus creaciones en la calidad del producto, y de ello nos percatamos con el carpaccio de gambas, uno de los mejores de la ciudad. La calidad de la gamba que utiliza y el excelente y ajustado aderezo que le aplica no hace sino incidir en esa frescura y en magnífico adobo. 

Carpaccio de gambas.

Seguimos con una quisquilla de Santa Pola con una cocción magistral, la base de una buena quisquilla, en la que la cabeza (a pesar de no ser muy grande) guarda todas sus excelencias y una carne que mantenía una plácida jugosidad. Solo por la presentación de la quisquilla ya valía la pena ver el plato, pues en la base de la fuente había picado hielo y sobre ella había depositado la quisquilla. Creo que en muchas ocasiones, un plato gana enteros gracias a la cuidada presentación que se hace del producto.       

Quisquilla cocida.

El calamar es otra de las especialidades que nos ofrece el Racó del Turia. Vicente apuesta por la calidad en este producto y conocedor de mi pasión por él nos lo presenta a la plancha y a la romana o rebozado. En ambas elaboraciones, la frescura es brutal, se nota en el bocado, en la mordiente de esta fina y delicada carne. El rebozado es fino, casi etéreo, con un toque cristal cada vez que mordemos sus anillas.   

Los guisos son otras de las especialidades y el all i pebre lo demuestra. Un caldo denso, trabado y con un sabor fino y casi adictivo gracias al punto que consigue de la patata y de la anguila. Ideal chafar la patata con el caldo y añadir la carne de la anguila para conseguir un bocado escandalosamente sabroso.  

Cuando estábamos acabando el guiso rey de l’Albufera, llega la paella valenciana, otra de las especialidades que encontramos aquí. 

Paella valenciana.

Un arroz de la variedad Bomba de Molino Roca es el que se utiliza y el resultado no puede ser más que un grano suelto pletórico de sabor. Generosidad de carne y verdura con un punto al dente, ambos ingredientes, para ofrecer una de las mejores paellas de la ciudad. 

Mientras la comida se ha ido produciendo, la conversación se ha ido intensificando y las anécdotas se han multiplicado. Una de las que más nos hizo reír (yo ya la conocía) nos la contó Carlo cuando reconoció que en la visita que Michael Jordán realizó a su restaurante lo confundió con ‘Magic’ Johnson. Michael se rio y le dijo que había sido la primera vez que lo habían confundido con el jugador de los Ángeles Lakers.  

Una sobremesa en la terraza del Racó, animada por la Grappa, no hizo sino que nos conchabáramos para que cuando viniera Emilio a Valencia nos volviéramos a reunir.  

Comer bien es importante, pero hacerlo acompañado de amigos es fundamental, el ingrediente perfecto y que redondea cualquier guiso, por complejo que este sea, se lo aseguro. Lo sé por propia experiencia.  

Racó del Turia. C/ Císcar, 10. Tel.: 963 951 525. Valencia.  

 

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