22 diciembre, 2025


Ubicado en un entorno natural de gran valor, con la SerranÃa de Cuenca y las Hoces del rÃo Cabriel como telón de fondo, Camporrobles ha sabido convertir su riqueza paisajÃstica en un reclamo para los aficionados al senderismo y las rutas al aire libre.
Además, su marcada tradición vitivinÃcola deja huella en el paisaje, donde las viñas forman parte del entorno y acompañan al visitante a lo largo de buena parte del término municipal. Un perÃmetro en el que se incluye La Loberuela, una aldea de la localidad construida en torno a la antigua ermita de San José y que cuenta con casas-cueva en su entorno.
Enmarcado bajo el paraguas de la marca Tierra Bobal, el pueblo de Camporrobles es uno de los nueve municipios que entienden y viven su conexión con la viticultura, y más concretamente con la variedad autóctona bobal. Surgido entre las zonas de paso de muchas civilizaciones a lo largo de la historia, esta localidad valenciana ha sabido reinventarse para crear una identidad propia en la que el vino es un pilar fundamental.
Uno de los primeros indicios de asentamiento lo situamos en el siglo VIII a.C. Fue entonces cuando lo que hoy en dÃa conocemos bajo el nombre de El Molón, servÃa como hogar a los pobladores Ãberos que encontraron en este municipio el lugar perfecto para prosperar como sociedad. Entre los restos de esta reliquia prehistórica sobresalen la muralla y otras construcciones situadas en el alto de este cerro en el que se concentraba la población. Además de su significado histórico, el lugar tiene una relevancia paisajÃstica, ya que cuenta con una posición privilegiada que permite disfrutar del entorno natural y de los monumentos camporruteños
A partir de entonces, diversas civilizaciones ocuparon este mismo territorio, siendo los musulmanes siglos más tarde los que dejarÃan una huella más reconocible: una de las mezquitas más antiguas del levante, dando muestras del inmenso legado dejado por este pueblo en la penÃnsula ibérica, y más concretamente, en la Comunitat Valenciana.
Siguiendo el viaje en el tiempo, los restos nos llevan a la Edad Media, etapa de la historia de la que se conserva el barrio más antiguo de Camporrobles, el de Paulete. Uno de los pilares de ese periodo es la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que data del siglo XVI, siendo uno de los reclamos arquitectónicos y culturales de la localidad.
Es cierto que poco más se sabe del periodo que transcurre desde este momento hasta bien entrados en la Edad Contemporánea, cuando la Revolución Industrial, que en el territorio nacional fue tardÃa y desigual, entró en escena. Con la llegada del desarrollo en el sector de las industrias, en Camporrobles aparecieron dos de los sÃmbolos que construyen e identifican al pueblo que conocemos hoy en dÃa: la estación de Ferrocarril –construida para mediados de los 1950– y la Fábrica de Harinas San Isidro Labrador, de principios de ese mismo siglo XX, cuando se construyen también el observatorio militar que todavÃa sigue en pie.
La estación de ferrocarril es uno de los elementos que marcaron un antes y un después en el desarrollo del municipio, de ahà su relevancia para los locales. De hecho, sirvió como punto de entrada y salida de mercancÃas y personas, lo que facilitó la estancia a los vecinos de Camporrobles. Esta construcción fue  nombrada Patrimonio Cultural Industrial y declarada Bien de Relevancia Local, ya que es una de las poscas que mantienen su estructura original. Por su parte, la industria dedicada a la elaboración de harina se convirtió en otro motor socioeconómico: aportó empleo y riqueza al municipio.
Para cerrar con un tono cultural, la Colección Museográfica Raúl Gómez se presenta como un espacio de referencia para comprender el patrimonio artÃstico, cultural e histórico vinculado a Camporrobles. Entre sus fondos sobresale especialmente el conjunto de obras de Garfella Moreno, artista natural del municipio cuya producción se desarrolló a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.
En esta tierra comprometida con su entorno y sus materias primas es imprescindible disfrutar de sus bienes gastronómicos, entre los que destacan los dulces, embutidos, carnes y, por supuesto, el vino. Las parcelas de viñedo construyen el paisaje que conforma la imagen de Camporrobles y explican parte de la esencia de la localidad.
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