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Pepe León, una pasión para toda la vida

27 octubre, 2023

Sonia Bas y Laura Lázaro

Nos adentramos en una bodega muy especial en un enclave paisajístico idílico, como son Las Hoces del Cabriel, Las Mercedes. Allí nos recibe Pepe León, un hombre de mundo ya que siendo natal de Cartagena ha vivido en diferentes lugares como Madrid, León e incluso Estados Unidos. Un estomatólogo de profesión que se ha convertido en bodeguero con los años. Ha estado compaginando su profesión con el oficio entre las viñas durante muchos años hasta que ha llegado el momento de colgar la bata y dedicarse a tiempo completo en su proyecto personal.

A pesar de que compró la finca de Las Mercedes en 1990, no fue hasta el año 2000 cuando realizó el primer Máster de Viticultura, donde conoció a grandes enólogos como Pepe Hidalgo, su mano derecha en este proyecto.

La pasión de Pepe por el vino surgió poco a poco y no fue el motivo de la adquisición de la finca, el viñedo en aquel momento no ocupaba el lugar que ocupa a día de hoy en su vida. A pesar de que su familia y amigos pensaron que era un loco amor de verano, con el tiempo se acabó enamorando de este maravilloso mundo y demostró que era algo para toda la vida. En él se refleja el entusiasmo que desde la humildad y el buen hacer quiere dedicar el resto de su vida a la pasión del vino.

A pesar de que la finca Las Mercedes es extensa tanto para la agricultura como el campo, únicamente hay ocho hectáreas de viñedo viejo de 75 años destinado a la bobal, la uva autóctona de la zona y de la que Pepe consigue sus dos grandes vinos. Como apunta se necesitan viñas viejas de bobal, para hacer unos buenos vinos de guarda, finos y singulares.

En su adquisición, tanto la bodega como el campo estaba en ruinas y compaginándolo con esfuerzo con su trabajo como médico, consiguió invertir el dinero suficiente para restaurar la finca y convertirla en lo que es hoy en día. Pero Pepe recalca una cosa muy importante, a pesar de hacer pequeños cambios en la bodega para que se mantuviera en pie, todo en ella es originario desde que se compró la finca. No se hizo más obra que cambiar una parte del suelo, “la bodega no está amoldada a las máquinas, sino al contrario”.

Nos remarca que esta no es una bodega artesanal pequeña, sino muy pequeña, ya que solo la conforman sus dos trabajadores, un asesor vitivinícola, Hidalgo como su enólogo y él.

Las viñas se encuentran entre los 860 y los 900 metros de altitud, con un salto térmico especial entre el día y la noche que permite parar la maduración de la uva, convirtiendo Las Mercedes en un vino con una frescura identificativa. A su vez, la simbiosis del suelo franco-arenoso y el clima particular hace que los vinos de la bodega tengan una acidez perfecta. Pepe nos cuenta que para la bodega es importante no dejar que la bobal crezca mucho, sino recolectar dos kilos, vendimiando por gravedad y cuidando mucho la uva. La ingeniería agrícola que imparte su asesor vitivinícola le ha ayudado a conseguir un grano pequeño y suelto, marca identificativa de Las Mercedes.

Su filosofía actual se basa en hacer un buen vino, asentarlo en el mercado para que los consumidores lo conozcan, lo disfruten y esperen ansiosos otra añada más. El objetivo diferenciador de esta pequeña bodega es hacer el mejor vino de bobal con la materia prima que tienen remarcando la calidad en cada una de sus botellas. La crianza es muy larga tanto en botella como en barrica para que acoja ese sabor inconfundible a roble francés.

Para Pepe, como muchos bodegueros de la DO Utiel – Requena, les cuesta entrar en otras ciudades con vinos de bobal, pero él reivindica el buen trabajo que se está haciendo a día de hoy con esta uva y los buenos vinos que se están consiguiendo con la bobal, “los vinos de bobal se puede pegar con cualquier otro de España, no le hace sombra ninguna otra uva”.

Aunque actualmente está en 7.000 unidades, no quiere aumentar mucho su producción para seguir manteniendo esa esencia única. La restauración de alta calidad es un gran mercado al que llegan Las Mercedes a pesar de hacer alguna exportación a Inglaterra y recientemente a Colombia.

Al saber lo llaman suerte, y como apunta Pepe en una cita de Séneca, «La suerte llega cuando confluyen la preparación y la oportunidad». Lo inconfundible de esta bodega es que mil cosas pequeñas son las que conllevan hacer vinos de gran calidad y excelencia.

No titubea y está convencido de que volvería a repetir la locura de comprar una finca en ruinas para levantar la bodega que es hoy en día Las Mercedes. La ilusión es lo que nos mueve, Pepe lo sabe bien y como dice, cada año empiezas de cero, con la ilusión de una nueva añada. Las Mercedes cada año se supera y obtiene más reconocimimentos y mejores puntuaciones. Por lo que Pepe León lo está haciendo bien, aumentando cada año el éxito y la excelencia de sus vinos.

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