27 noviembre, 2023
Texto: Mar Lafuente / Fotografía: Pago Casa Gran
En el corazón del valle de Las Alcuzas, a los pies de la montaña La Bastida donde resuena el eco de un antiguo poblado íbero del siglo IV a.C., se esconde un rincón mágico repleto de historia y pasión por el vino. Esta pequeña encrucijada es Pago Casa Gran, un proyecto que se sumerge en el mar de viñedos que conforman les Terres dels Alforins, un paraíso vitivinícola valenciano que algunos críticos han bautizado como la ‘Toscana Valenciana’. Un lugar donde convive el equilibrio perfecto entre tradición y modernidad dando forma a vinos que son fieles al origen y respetuosos con el entorno y las futuras generaciones.
La rica historia vitivinícola que envuelve a Casa Gran empieza a dibujarse hace más de 300 años, una finca que aún respira aire del pasado conservando una bodega de esas fechas en la Casa Benasal. Sin embargo, las huellas del vino en estas tierras se remontan aún más en el tiempo con los restos del antiguo poblado íbero en la cima de la montaña. Ahora es Carlos Laso, fundador del proyecto Pago Casa Gran, el que sigue escribiendo páginas de la historia; aunque no habría sido posible sin el capítulo que protagonizó su madre, Manuela Galbis, en la década de los 60 cuando con tan solo 18 años decidió ponerse al frente de esta finca agrícola y comenzar a producir vino con lo que todo ello conllevaba en la época.
Desde que Carlos comenzó el proyecto Pago Casa Gran ha tenido muy claro que debían definirse como artesanos de la tierra con dos objetivos entrelazados: producir vinos de calidad y mejorar continuamente la finca. En su decidida apuesta por la excelencia, han trazado un camino que consigue fusionar la alta calidad con una elaboración comprometida con la sostenibilidad que se refleja en su producción 100% ecológica (certificada europeamente desde 2006) y en su adhesión a las directrices Delinat desde 2009.
En medio del triángulo que forman Fontanars dels Alforins, la Font de la Figuera y Moixent, en la falda norte de la montaña, se sitúan las 110 hectáreas de terreno ecológico de Pago Casa Gran. Unos viñedos de los que nacen variedades locales como garnacha tintorera, monastrell y malvasía, la mediterránea syrah y las extranjeras merlot, cabernet, petit verdot y gewürztraminer (una variedad que viene de Alemania). Uvas fuertes y autosuficientes gracias a la transformación del viñedo en ecosistemas estables donde reina el equilibrio con el entorno vivo, demostrando así su responsabilidad con la biodiversidad. Y es que cada decisión, desde la elección de variedades hasta las estrategias de cultivo, se toma con un profundo respeto por la naturaleza. Para ellos, la biodiversidad no es un fin, es un medio para alcanzar un sistema vivo, con cubiertas vegetales que protegen y enriquecen el suelo durante todo el año.
Así, podemos afirmar que la agricultura ecológica es una convicción muy arraigada en Pago Casa Gran, buscando campos autosuficientes en nutrientes y equilibrados. En ellos conviven olivos, plantas aromáticas y rocas que sirven como refugio para aves, insectos y animales gracias a los pasillos de biodiversidad que ha creado la bodega. El compromiso con la ecología se extiende también a la gestión hídrica, aprovechando las precipitaciones y guiando el exceso de agua hacia reservas estratégicas.
Pero esto no es todo lo que influye en la calidad final del producto. En bodega el trabajo se realiza bajo la filosofía de la mínima intervención con la gravedad como principal aliado, trabajando todo el proceso de vinificación por gravedad con OVIS, sin bombas que rompan pieles o machaquen pepitas. Así, desde el control meticuloso de las producciones hasta la equilibrada combinación de tecnología y tradición, les permite obtener lo mejor de la uva y, después, del vino. El resultado son vinos artesanos, ecológicos, mediterráneos y respetuosos con todo lo que les rodea.
Enoturismo
Son vinos que te trasladan de un sorbo hasta el territorio, hasta la finca; pero no es la única forma de conocer Pago Casa Gran. A tan solo una hora de la ciudad de València, este paraíso de biodiversidad en el que elabora la bodega abre sus puertas a los enoturistas para que puedan disfrutar igual de ellos de este rincón tan mágico a través de dos actividades: ‘Visita Primer Encuentro’ y ‘Visita Campestre’.
La ‘Visita Primer Encuentro’ los visitantes pueden conocer su forma de trabajo y el terreno en primera persona, además de descubrir sus vinos únicos. Una actividad en la que se realiza una explicación de los viñedos e instalaciones y que termina con una cata de tres de sus vinos en la sala de catas acompañado de productos de cercanía típicos de la zona.
Por su parte, en la ‘Visita Campestre’ se realiza una experiencia más avanzada donde se da una explicación completa y más técnica de los viñedos, además sumergen en ellos a los visitantes hasta llegar a la falda de la Bastida. En esta también se incluye una cata de vinos, pero un poco más especial, ya que se realiza en el mirador ubicado en la falda de la colina, además de cuatro vinos en su sala de catas, todos ellos acompañados también de productos locales.
Una forma muy especial de conocer Pago Casa Gran, un proyecto que ha despuntado por su temprana apuesta por la ecología, la sostenibilidad y la artesanía.
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Un comentario en
Malin el 3 diciembre, 2023 a las 12:30 am:
Informacion de la Bodega Pago Casa Gran muy de agradecer.