21 noviembre, 2023
Mar Lafuente
En la zona oeste de València, donde los viñedos esbozan una bonita paleta de colores, se encuentra la privilegiada zona de Terres dels Alforins, uno de los tesoros vinícolas más auténticos y preciados de la provincia. En dirección Albacete, en el triángulo mágico que forman los municipios de Fontanars dels Alforins, La Font de la Figuera y Moixent, se dibuja un paisaje natural cautivador. Entre las bodegas que contribuyen a la riqueza de este lugar se encuentra Vinya Alforí. En el centro de la finca Cal Peller, la bodega se pronuncia como un reflejo de la pasión vitivinícola que ha perdurado a lo largo de los años en este territorio, pero también de la historia y el respeto tan arraigado de estos pueblos por la tierra y la uva.
Los suelos de Vinya Alforí llevan siglos narrando la historia de una bodega que tardía al ritmo de la tradición. Hasta finales del siglo XIX el vino estuvo fluyendo y naciendo en el “Cubet de Cal Peller”, ubicado a tan solo 100 metros al oeste de la estructura actual. Estas bodegas subterráneas que albergaban tinajas de barro, también conocidas como “Cellers Vells” típicas dels Alforins, eran un tributo a la rica tradición de la cultura ibérica y romana. Y llegó un nuevo capítulo, en 1948 se alzaba un edificio que vio su obra terminada en 1950 con una cosecha inaugural y que daría paso a la bodega que conocemos un día de hoy. Un capítulo que duró hasta 1983, años elaborando vino sin interrupciones, marcando una era de dedicación y pasión por este sector.
Después de décadas, en el año 2015, se decide avivar la llama. En este momento se revive la esencia de lo que fue aquella bodega, ahora bajo el nombre Vinya Alforí, con el objetivo claro de producir vinos de calidad y embotellados con esmero a partir de una viticultura cuidadosa. Una nueva etapa que se nutría de una rica herencia, ya que la tradición vitivinícola de la finca se había mantenido gracias a las manos de diferentes generaciones de la familia Pastor. La experiencia acumulada en la elaboración natural de vino, las destrezas agrarias de la viticultura y la adaptación medioambiental de la finca a su entorno han sido los mayores tesoros heredados de un legado histórico. Actualmente ese legado se ha convertido en el motor que mueve a Vinya Alforí para seguir el camino de sus antepasados, equilibrando con destreza las técnicas de la enología entre el ayer y el hoy.
Es indiscutible que es una zona privilegiada para la elaboración de vino. Con un clima mediterráneo-continental, es decir, de transición entre el mediterráneo más húmedo de la costa y el continental de la llanura castellana de interior, y con veranos calurosos y secos e inviernos fríos y húmedos, son el escenario perfecto para la vinificación. Pero no son las únicas características que le hacen idóneos, también su altitud media de 650 metros sobre el nivel del mar, un régimen pluviométrico ligeramente por encima de los 400 mm y un suelo franco-arenoso con gravas, poca profundidad y escasa fertilidad, les hace posible conseguir uvas excepcionales que llamen la atención por sus características singulares.
Es ahí, en ese entorno único al que dan forma los viñedos de Vinya Alforí, donde florece el alma del proyecto: la monastrell. Esta variedad tan típica del mediterráneo es la protagonista indiscutible de la bodega, ya que cuentan con cinco parcelas distintas que van desde sistemas de poda en vaso y espaldera, o viñas con edades que abarcan desde los 25 hasta los 60 años. Misma variedad, pero que consigue transmitir aromas, sabores e historias diferentes en cada vino. Entre esta tinta también se abre hueco una parcela de macabeo para la elaboración de vino blanco.
Estas uvas dan vida a los seis vinos que elabora actualmente la bodega, tres tintos (Vinya Alforí Tinto, Parcela Solana y Parcela Umbría) y tres blancos (Vinya Alforí Blanco, Negre y Cubet).
Vinya Alforí Tinto es un vino con el que buscan respetar al máximo las características y particulares del terruño, así como la tipicidad de su tan apreciada monastrell. Parcela Solana es un vino que procede de una pardela con una extrensión de poco más de dos hectáreas de viñas viejas de monastrell que fueron plantadas en el año 1957, arraigadas en un suelo con muchas gravas y poca profundidad; esto les permite obtener rendimientos muy bajos pero con uvas muy concentradas. Y Parcela Umbría es un tinto que también nace de una parcela muy especial, no llega a las dos hectáreas de tamaño, está situada en la parte más baja de la finca y menos soleada, y son viñas que se plantaron en 1985.
No solo tiene protagonismo la monastrell, con la macabeo elaboran tres blancos de lo más especiales. Vinya Alforí Blanco es un vino con aromas muy varietales conseguidos con una fermentación del mosto a temperatura controlada en depósitos de acero inoxidable. Negre es un vino muy especial y peculiar, ya que su elaboración se realiza como un tinto, es decir, el mosto fermenta con sus hollejos. Y Cubet también tiene unas características muy especiales, se fermenta a temperatura controlada en depósitos de hormigón, con el objetivo de potenciar aromas varietales y fermentativos; Tras la fermentación, el vino reposa en depósitos de hormigón durante unos 18 meses para seguidamente que se acabe de asentar en botella, donde permanecerá unos 12 meses más.
Vinya Alforí ha conseguido que el presente y el pasado convivan en sus vinos como una armonía perfecta. No podía ser de otra manera, la bodega hunde sus raíces en los orígenes, aprovechando ese legado histórico, y también mira hacia el futuro con la experiencia y el equilibrio como guía.
Se advierte al usuario del uso de cookies propias y de terceros de personalización y de análisis al navegar por esta página web para mejorar nuestros servicios y recopilar información estrictamente estadística de la navegación en nuestro sitio web.
0 comentarios en