14 diciembre, 2023
Texto: Jaime Nicolau/Fotografía: Anecoop
La Font de la Figuera respira agricultura y vino por los cuatro costados. La cooperativa La Viña marca el paso de lo que ha sido, es y será, el motor socioeconómico de un territorio en el que emerge con señorío El Capurutxo. Estamos en las mágicas ‘Terres dels Alforins’, en uno de los tres municipios que lo conforman. La Font marca la frontera con Castilla, pero también «cose» las provincias de Valencia y Alicante. Un nudo de tres tierras que late en vino, en aceite y cereal. Un territorio en el que ser agricultor es un orgullo y pertenecer a la cooperativa una manera de vivir.
Y es que el equipo directivo de La Viña y Anecoop han conseguido convencer a los socios de que una vida mejor es posible, guiándolos hacia un cultivo de la viña en el que la calidad tiene una recompensa a la hora de liquidar el precio de la uva. Ese sistema ha calado a la vez que ha dado rédito económico suficiente a los socios para que las nuevas generaciones se planteen la agricultura como modelo de vida y no duden a la hora de tomar el relevo a lo que hicieron sus bisabuelos, abuelos y padres. Un modelo cargado de romanticismo que garantiza el futuro de unas tierras que sonríen felices.
Pero la historia de La Viña es extensa. Va camino de cumplir 80 años, pero se han encontrado referencias que demuestran los siglos de vida que tiene esta edificación y su finca más representativa: Venta del Puerto. En el 2012, gracias a las obras para construir la gasolinera de la cooperativa, el equipo de arqueología recuperó restos de vasijas y utensilios en el terreno, dejando así al descubierto una antigua viña romana. Además, también en el libro de Claude de Bronseval ‘Peregrinatio Hispanica’, del año 1532, se hacía alusión a la finca “…y luego de subir un manto pedregoso encontramos una vieja casa o venta donde los viajeros se reponen, pagando en dinero, el buen vino que sirven. Allí está la salida del Reino de València y la entrada en el de Castilla…”.
Pero el presente se comenzó a escribir en el siglo XX. Algunos testimonios afirman que, durante los últimos años de la II República, se puso en marcha una cooperativa por esta zona que no sobrevivió a la Guerra Civil. Pero es unos años después, el 6 de mayo de 1945, cuando finalmente un grupo de 38 pequeños agricultores que no podían defender el precio de la uva de manera individual, firmaron los estatutos para asociarse como una cooperativa, reuniendo una superficie de cultivo de 47 hectáreas y con una producción de 250.000 kg de uva.
En un primer momento, decidieron alquilar la bodega, pero tan solo cinco años después, estos “adelantados a su tiempo”, como los describe José Fita el Presidente de La Viña, decidieron comprarla “avalando con sus bienes en los durísimos años de posguerra para poner a flote el proyecto que se mantiene muy vivo 78 años después”, señala el presidente. Y es que, gracias al esfuerzo de los fundadores, que lucharon por conseguir una vida mejor, la semilla que plantaron se ha convertido actualmente en un gran árbol. Un esfuerzo que se ha plasmado durante los años con el crecimiento de la bodega, de la producción y del número de socios, en concreto 300 a día de hoy.
Aquellos agricultores luchaban por lo mismo que los que hoy forman parte de la cooperativa, por un pago justo del producto. Y, también, se guían por los mismos valores, los del cooperativismo. La Viña gira entorno a un pilar un fundamental, la democracia, donde todas las decisiones se toman en la asamblea y sus valores son el espíritu de grupo, la responsabilidad y transparencia, la innovación, el afán de superación, la competitividad y la rentabilidad que permita una viticultura realmente sostenible. Esto es lo que ha permitido que evolucione hasta convertirse en una bodega moderna y rentable. Uno de los primeros grandes cambios fue en 1979 cuando decidieron hacer la primera embotelladora. Desde entonces y hasta ahora, los socios han impulsado a la bodega a crecer y a conseguir que sus vinos se distribuyan en más de 40 países, una comercialización en la que ha influído enormemente y de la mano de Anecoop.
Por lo que los vinos se refiere, La Viña ha conseguido situar muchos de sus productos como referencias obligadas de los vinos con el sello de la Denominación de Origen Valencia. Sin duda, Venta del Puerto Nº12, ha marcado un antes y un después en la historia reciente de la cooperativa, siendo uno de los «best sellers» de cuantos se elaboran en el arco mediterráneo. Su hermano el Nº18, o proyectos como Escribanos, en el que la monastrell de viñas viejas expresa sus enormes bondades, están perfectamente acompañados con sagas como Juan de Juanes, en honor al fontí más ilustre, o la saga Enhebro.
Se advierte al usuario del uso de cookies propias y de terceros de personalización y de análisis al navegar por esta página web para mejorar nuestros servicios y recopilar información estrictamente estadística de la navegación en nuestro sitio web.
4 comentarios en
Vucente el 9 diciembre, 2023 a las 1:04 am:
Muy buenos vinos haces unos 40 años hiba ser comercial y distribuidor del vino Juan de juanes cuando valía 90 a100 pesetas el día que se prendió fuego tanto a derecha como a izquierda fue un vino muy buen luego n12cy 18 también muy buenos vinos y la viñaojala bajase un poco de precio y poderse llevar en salones de banquetes y comercios dedicados al buen vino
Musico el 11 diciembre, 2023 a las 12:26 am:
La Viña tiene unos vinos que son de una gran calidad .
Sarte el 15 diciembre, 2023 a las 2:08 pm:
Casi siempre estoy de acuerdo con lo que escribes Jaime,en este caso también,pero un pequeño matiz.Cuando dices que la Font separa Valencia y Alicante,no estoy muy de acuerdo creo que tanto en vinos como en otras cosas buenas de esa comarca querida y valorada por toda la comunidad,UNE a Valencia y Alicante,incluso nos une a esa parte de Castilla-La Mancha que es Almansa.
Un abrazo y sigue con salud e ilusión por lo nuestro!
Jaime Nicolau el 16 diciembre, 2023 a las 1:09 pm:
Tienes razón Rafa. Es más bonito unir que separar. Recojo el guante y gracias!