Mª Carmen González
Dormir en una barrica es una experiencia única que transportará a más de uno a su infancia, a esa marmita de poción mágica a la que cayó Obélix y que le proporcionó una permanente fuerza sobrenatural para mantener a raya a los romanos. Numerosos establecimientos hoteleros de zonas vitivinícolas están dando la opción a sus clientes de vivir esta experiencia, de pasar la noche en el mismo lugar que hace años ocuparon litros y litros de vino.
Es el caso de Cava Colchagua, un hotel boutique ubicado a tres kilómetros de la localidad chilena de Santa Cruz, en pleno Valle de Colchagua, una de las zonas vinícolas más importantes del país andino.
Patricia y Francisco, nietos de Teodoro Ravanal, han querido dar un nuevo uso a las barricas en las que hace medio siglo maduraba el vino que elaboraba. Así, ha puesto en marcha un hotel temático en el que las habitaciones son antiguas barricas de madera remodeladas que una vez albergaron buen vino y que ahora ofrecen todas las comodidades a los visitantes en una atmósfera única.
Se trata de antiguos fudres de raulí, árbol característico de los bosques andinos, que hace más de 50 años envejecieron 45.000 litros de vino y que, sin duda, servirán de lugar de descanso perfecto para los amantes del vino. Cada habitación —el hotel cuenta en la actualidad con ocho pero tiene previsto aumentarlas próximamente a trece—, mide 36 metros cuadrados divididos en dos pisos, en los que no falta ningún detalle o comodidad, como cama doble con vista a los parronales, baño interior o aire acondicionado. Lámparas, sillas o los pasamanos de la escalera han sido realizados también con la madera de los fudres, para conseguir una habitación de un inconfundible estilo rústico.
El visitante de Cava Colchagua tiene la oportunidad de pasear entre parronales en las cuatro hectáreas de extensión que tiene el hotel y de disfrutar de tratamientos de vinoterapia o de baños en tinas de madera en su spa. Qué mejor manera que terminar una estancia diferente, donde el vino y la vid están muy presentes, que gozar de las propiedades antioxidantes e hidratantes del vino.
Valle de Colchagua
El hotel está ubicado en el Valle de Colchagua, a unos 130 kilómetros al sur de Santiago de Chile, una zona rodeada de amplias laderas vestidas de viñedos. El valle, que en su momento supuso el límite sur del imperio Inca, tiene una larga tradición vinícola introducida, precisamente, por los españoles, concretamente por los jesuitas que llegaron para evangelizar la zona e introdujeron este cultivo para producir el vino que utilizaban en misa.
La influencia de la brisa marina del Pacífico junto a los vientos que descienden de la cordillera de los Andes, hacen de Colchagua un lugar idóneo para el cultivo de la vid. En la zona predominan las cepas tintas, sobre todo de Cabernet Sauvignon, aunque también se elaboran blancos de muy buena calidad. Entre las variedades tintas, además de la Merlot o la Syrah, destaca la Carménère, prácticamente perdida en Europa debido a la plaga de la filoxera.
En este fértil valle, elegido ‘Mejor región vitivinícola del mundo’ en 2005, se puede disfrutar de innumerables actividades relacionadas con el vino, como visitas a las numerosas bodegas y viñedos que existen en la zona, vendimiar, realizar catas, elaborar vino o participar en las fiestas de la vendimia, que se celebran entre los meses de marzo y abril. Además, es un buen lugar para pasear entre parras centenarias, ya que Chile no se vio afectado por la filoxera y conserva vides antiguas.
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