29 septiembre, 2022
Mª Carmen González
Ha sobrevivido a ataques otomanos, a incendios, a la terrible plaga de la filoxera que arrasó buena parte de los viñedos europeos en el siglo XIX e incluso a los bombardeos aliados en la Segunda Guerra Mundial. Ella es la conocida como ‘Stara trta‘ (vid vieja), una parra con alrededor de 450 años de vida que crece en la ciudad eslovena de Maribor y que según consta en el Libro Guiness de los Récords es la vid más antigua del mundo.
Este ejemplo vivo de resiliencia todavía da sus frutos. Concretamente, entre 35 y 50 kilos de uva al año de la variedad zametovka, con los que se elabora un vino que se usa como regalo protocolario a personalidades que visitan el país. Así, reconocidos personajes como los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI; los presidentes ruso y estadounidense Vladimir Putin y Bill Clinton, respectivamente; el actor y gobernador de California Arnold Schwarzenegger, o los deportistas G. Kasparov y M. Platini, entre otros, han sido obsequiados con este vino.
El jugo de la vieja vid se embotella en un frasco muy especial, de 2,5 dl, obra del artista Oskar Kogoj. La botella tiene una espiral de cristal que recorre su cuello y que simboliza la longevidad infinita de la parra. Se trata de un vino de calidad, de un rojo brillante, con un cuerpo muy agradable y altos niveles de azúcar.
La vieja parra, que se encuentra en pleno centro de Maribor, junto al río, fue plantada a finales de la Edad Media, cuando la ciudad estaba siendo asediada por los turcos. Una medición científica realizada en Eslovenia en 1972 estableció que la vid tenía entonces al menos 350 años de edad y que incluso podría alcanzar los 400. Resultaba imposible establecer una edad más precisa porque partes del núcleo central estaban podridas.
Nuevas investigaciones realizadas en París por expertos en genética de la vid confirmaron la edad de la cepa. Además, sendas ilustraciones de 1657 y 1681 ya reproducen la resistente vid.
Desde entonces la planta ha sobrevivido a todo tipo de circunstancias, especialmente si tenemos en cuenta que se encontraba en un muro que formaba parte de la defensa de la ciudad: a los frecuentes incendios medievales, a los ataques turcos y a los bombardeos aliados que destruyeron parte de la casa en la que crecía la vid.
Incluso sobrevivió a la filoxera que acabó con buena parte de las vides del país. Ello fue posible porque tiene raíces profundas que descansan en la grava del cercano río Drava, y en ese ambiente el insecto no pudo sobrevivir.
La parra decora ahora los muros de la llamada Hisa Stare Trte, o Casa de la Vieja Vid, una especie de museo en el que se puede conocer la historia de la parra y degustar vinos eslovenos. Además de la vieja vid, la fachada de este centro alberga dos ‘hijas’ de la famosa cepa. Las tres se vendimian en una bonita ceremonia el primer domingo de octubre (la zametovka, llamada también ‘modra kavcina’ o ‘Blauer kölner’ es una variedad de maduración tardía), a la que acuden las autoridades y la reina del vino, y se celebran numerosas actividades.
LA VID DEL CASTILLO DE LIUBLIANA
Las autoridades de Maribor, ciudad al noreste de Eslovenia, han llevado descendientes de la famosa vid a numerosos lugares alrededor del mundo, como los jardines del Vaticano, el Parlamento Europeo, el Museo del Vino de París y diversas ciudades y pueblos del país.
Uno de esos lugares es el castillo de Liubliana, la capital del país. Precisamente, una botella de vino elaborado con las uvas de esta parra fue regalada a la recientemente fallecida Isabel II de Inglaterra y a su marido, el duque de Edimburgo, cuando visitaron la ciudad en octubre de 2008.
Además de la vid descendiente de la de Maribor, que trepa por los muros del patio del castillo, la fortaleza tiene su propio viñedo en la ladera que lo circunda. En ella crecen más de 1000 viñas de chardonnay y de Zweigelt -Rdecegrajc en esloveno- tintas.
El castillo organiza, durante el verano, cenas de grupo en estos viñedos, con creaciones del chef Igor Jagodic, donde no falta el acompañamiento de los vinos locales. También es posible visitar las viñas acompañados de una aplicación en la que el sumiller Urbano, custodio de los vinos del castillo, explica todos los secretos del vino, su elaboración, las variedades de uva… Una ruta por la naturaleza que termina con la degustación de un vino esloveno o un zumo.
Un final perfecto si se visita el castillo de Liubliana es acercarse a la enoteca, donde se pueden degustar y comprar una amplia selección de vinos eslovenos mientras se disfruta de unas bonitas vistas de la ciudad.
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Un comentario en
Miryam Porras el 16 marzo, 2024 a las 9:28 pm:
Maravilloso reportaje, lo compartiré con mis amigos
Somos un grupo de personas que amamos el vino y estudiamos sobre ellos