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Cuando la afición por el vino se convierte en algo mucho más grande, en Bodegas Jiménez-Vila

25 febrero, 2022

Mar Lafuente / Vídeo: Pedro R. Arias y Fernando Murad

La vida profesional de los hermanos Marisa y Jorge Jiménez-Vila nunca ha estado encaminada hacia el sector vitivinícola, aunque por motivos profesionales han tenido un gran vínculo con una zona donde reinan los viñedos, la comarca Utiel-Requena. Fue esta conexión con el territorio y su afición compartida por el mundo del vino lo que les llevó a lanzarse a una nueva aventura, poner en marcha una bodega con la firme creencia en que podrían elaborar vinos de gran calidad en estas tierras. A día de hoy, esa apuesta a ciegas que convertiría su afición por el vino en algo mucho más grande, tiene el nombre de Bodegas Jiménez-Vila Hermanos.

Con el objetivo de elaborar vinos que hablasen de un territorio concreto y que expresaran todas las características de las uvas autóctonas de Utiel-Requena, Bodegas Jiménez-Vila Hermanos ve la luz en 2017. Para conocer todos los detalles de este joven proyecto, nos hemos trasladado hasta la aldea de Las Monjas, en el paraje de la Cueva Negra, donde están las viñas viejas con las que elaboran algunos de sus vinos. Y es que, es aquí precisamente donde se sientan las bases de la bodega, en los viñedos cultivados en ecológico donde nacen las uvas autóctonas con las que se consigue expresar ese terroir tan característico de sus vinos.

Rodeados por viñas de más de 50 años y con una copa de su vino ‘Núcleo’ en la mano, Marisa y Jorge comenzaron hablándonos de lo más importante: las uvas con las que trabajan, concretamente las autóctonas Bobal y Tardana y las internacionales Syrah y Sauvignon Blanc. “Son variedades que creemos que nos pueden diferenciar de otras zonas y nos pueden dar una personalidad marcada en el mundo del vino”, asegura Marisa Jiménez-Vila. Estas variedades, traducidas en buena materia prima, es la base de esta bodega que, junto a trabajar con técnica y artesanía y con respeto por la uva y los viñedos, les ha permitido conseguir dos de sus objetivos, transmitir a través del vino el territorio de Requena y que sean referencias que destacan por su gran calidad.

Es así, teniendo en cuenta todos los detalles, desde una cuidadosa selección de los viñedos o la vendimia manual hasta el diseño y con la ayuda del técnico de la bodega, Álvaro Campos, y el enólogo, Mario Malafosse, lo que les permite conseguir los resultados esperados, vinos excelentes y únicos. Y no solo lo decimos nosotros, la primera vez que Bodegas Jiménez-Vila presentó sus vinos al concurso de la prestigiosa revista de vinos Decanter, le otorgaron ni más ni menos que 95 puntos a Nexo. Esta noticia para una bodega joven y que está empezando, según Marisa, “fue una sorpresa increíble. Recibir este galardón en el mundo del vino es como recibir un Oscar. Para nosotros fue algo realmente importante que nos ha ayudado a creer que vamos por el buen camino”.

Terra de Tardor, La Novicia, Nexo y Núcleo son los nombres de los cuatro vinos que está elaborando actualmente la bodega, todos bajo el amparo de la Denominación de Origen Utiel-Requena. Terra de Tardor es el único blanco que elabora la bodega, un coupage de Tardana fermentada en barricas nuevas y Sauvignon Blanc que desde la etiqueta hasta el último sorbo nos traslada a las tierras requenenses. El nombre del tinto La Novicia es en honor al paraje donde nace, en la aldea de Las Monjas, y como se puede deducir, es el tinto más joven que elabora la bodega, un 100% Bobal con tres meses de barrica. Con una crianza intermedia de 12 meses está Nexo, un coupage elaborado con un 80% de Bobal y 20% de Syrah. Y, por último, Núcleo, un 100% Bobal con 20 meses de crianza que Jorge ha descrito como “vino insignia de la bodega”.

Poner en marcha una bodega hasta llegar a elaborar estos cuatro vinos ha sido un trabajo con mucho esfuerzo detrás como bien afirma Jorge, “cuesta mucho de todo, mucho dinero y mucho esfuerzo. Hace falta mucha dedicación, porque aunque parezca que el vino se hace cogiendo la uva, metiéndola en un depósito y dejando esperar, eso es solo la base”. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa y más en un mundo como el del vino que rebosa pasión, “al final es un producto que la gente disfruta en su casa, con amigos, en celebraciones, entonces que con un vino que estás y has elaborado tú puedas provocar felicidad y disfrute en la gente, es muy gratificante”, ha añadido el hermano.

La ilusión que están poniendo en este proyecto es lo que les lleva a dedicar todos sus recursos y trabajar al máximo para conseguir mejores productos cada año y apostar por nuevas referencias que ya rondan por sus cabezas. Sin duda, Bodegas Jiménez-Vila Hermanos es una bodega con comienzos modestos, pero que mira con buenos ojos hacia el futuro mientras van evolucionando y mejorando.

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