24 febrero, 2022
Pepelu González
En las escarpadas tierras situadas entre la sierra de la Cingla y la Peña Rubia, en Jumilla, florece la afamada y autóctona uva monastrell. Un fruto que se ha convertido en toda una insignia en esta zona del panorama nacional y que Bodegas Viña Elena ha empleado para elaborar la gama de vinos parcelarios Bruma del Estrecho de Marín.
Se trata de un proyecto personal de Elena Pacheco e Isio Ramos que nace con el objetivo de elaborar productos a base de la variedad autóctona, es decir, que sean 100% Monastrell. Para ello han trabajado diferentes parcelas y parajes de la DOP Jumilla en los que florece tal preciado fruto, dejando que cada una se exprese en función de su microclima, suelo, localización y edad del viñedo.
Las uvas, seleccionadas de diferentes parajes y parcelas como: el Paraje Marín, Las Chozas, Las Encebras, Navajuelos, Particiones, Vereda, Mandiles y la Finca Casa Quemada, son tratadas con el mayor respeto y amor por la naturaleza posibles, dando paso a unos productos de una calidad suprema y un sabor excelso.
De todos estos diferentes suelos nace una gama de ocho vinos completamente distintos, dadas las características de cada uno de los terruños en los que florece la monastrell. 6 tintos, un rosado y un orange wine conforman la familia Bruma del Estrecho de Marín.
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