21 enero, 2022
Pepelu González
En la comarca de La Costera, concretamente en el municipio de Moixent, nació en 1951 la Cooperativa del campo San Pedro Apóstol con el objetivo de aglutinar y organizar los esfuerzos de los agricultores para así conseguir un mayor provecho de las arduas labores que se realizaban en los campos colindantes a esta pequeña zona del interior de la provincia de Valencia. De boca de su Presidente, Ramón Rodríguez, pudimos conocer más datos del lugar: «La cooperativa nació hace aproximadamente 70 años cuando los agricultores empiezan a pensar que uniéndose pueden conseguir mejores precios de sus productos, llegando al mercado en las mejores condiciones posibles». «La cooperativa, de alguna forma, marca los precios para que las empresas privadas vayan moviéndose alrededor de estos». Esto, en parte, rompe con el mito de la baja calidad de las elaboraciones nacidas en las cooperativas, puesto que ellas son las que comienzan a regir el mercado.
Los depósitos de hormigón aún se muestran imponentes en el interior de la cooperativa. Unos elementos que denotan el trato tradicional que desde aquí se les realiza a las uvas. Unas instalaciones protagonistas de la labor, minuciosa y artesanal que desde el nacimiento de la cooperativa se ha buscado perseguir. El buen trato a la uva, como el de la oliva, es la base para que florezcan, en sus depósitos y barricas de roble francés y americano, unos productos de excelente calidad y de gusto excelso. La cooperativa consta de dos instalaciones. La bodega, de 1950, que sigue en el centro del pueblo y, en ella, es donde todavía se siguen elaborando los vin0s y una almazara que se construyó hace 25 años. Joan Llobell apuntaba: «Nuestros vinos siguen naciendo en los depósitos de hormigón, de la manera más tradicional. Elaboramos con poca intervención y con escasa crianza en madera, con el objetivo de que estos no tengan esos aromas a barrica, sino que demuestren la calidad de las uvas que aquí florecen». Esto hace que sus vinos, encuadrados en la comarca de Terres dels Alforins, tengan un carácter reconocido, que con cada sorbo patenticen el potencial de la zona de Moixent y la calidad del producto que se elabora en este pequeño espacio del interior de la provincia de Valencia.
Los olivares de la comarca, situados a unos 350 metros de altitud respecto al mar, fundamentan la producción de aceite de la cooperativa. La variedad autóctona, la Grossal, impera en prácticamente todos los campos de la comarca, aunque también es común observar diferentes tipos de olivos, plantaciones de Picual, Blanqueta, Arbequina o Manzanilla, que combinan a la perfección con la primera. Joan Llobell, gerente de la cooperativa, se encargó de relatarnos como se reparte el trabajo en esta, centrándose en los productos que más trabajan entre las paredes de las bodegas y almazaras: «Entre los 800 socios que se dedican al olivo juntan, aproximadamente, 1280 hectáreas de olivares, en ellos podemos observar una gran variedad de olivas, donde predomina la Grosal. También encontramos Arbequina, Blanqueta y un poco de Picual. En la viña encontramos tres variedades tintas y cuatro blancas, aunque la mayoritaría es la Macabeo, de las que nacen nuestros vinos, el Sant Pere tinto y el Sant Pere blanco».
Las tierras del Valle de Montesa, drenadas por las aguas del río Cànyoles, son las encargadas de regar los campos en los que florecen, año tras año, los viñedos y los olivares. Unas tierras de las que, posteriormente, nacen los productos que se elaboran en la Cooperativa V. Sant Pere de Moixent. Vinos jóvenes como el Sant Pere Tinto y el Blanco u otros con crianza en barrica como el Vinyes Velles Blanc o el tinto. Unas elaboraciones que están destinadas a gustar al mayor número posible de personas, fáciles de beber y de maridar con un sinfín de platos.
Si hablamos de sus aceites debemos mencionar su amplia gama de productos, todos ellos de una calidad suprema. Esto es debido al gran número de agricultores que, en estas tierras, dedican sus arduos esfuerzos a la oliva. Un trabajo que se ve recompensado en la almazara, un lugar en el que el fruto comienza a ser tratado, tras ser seleccionado, para la elaboración de los diferentes aceites. Joan Llobell, en el interior de la bodega, hace hincapié en sus productos: «La clave es la calidad del producto. Se hacen tres aceites de verdeo, con aceitunas recogidas más tempranas. El producto estrella se elabora con la variedad Grosal, la autóctona. Este es un aceite con mucho carácter, lo que le ha hecho ganarse una magnífica reputación».
De mano del Presidente de la cooperativa, Ramón Rodríguez, junto a su gerente y enólogo de la bodega, Joan Llobell, pudimos conocer todos los secretos de la bodega, la filosofía de la cooperativa y todo lo que a esta le rodea. Nos mostraron sus vastos territorios y conocimos la calidad de los productos que nacen de las tierras de este peculiar valle del interior de la provincia de Valencia, en Moixent. «La cooperativa es una de las empresas más grandes de la zona y aglutina a tanta gente que, probablemente un club de fútbol no podría». Estas palabras de su presidente dan más valor si cabe a la unión que existe entre todos los socios que pertenecen a la empresa y denota los esfuerzos que todos y cada uno de ellos realizan para que esta consiga elaborar, cada año, un mayor número de productos dotados de la mejor calidad posible.
Se advierte al usuario del uso de cookies propias y de terceros de personalización y de análisis al navegar por esta página web para mejorar nuestros servicios y recopilar información estrictamente estadística de la navegación en nuestro sitio web.
Un comentario en
Rigo el 25 enero, 2022 a las 12:10 pm:
Teníu bons productes,un bon enóleg i un gran president,Ramón,al que tinc el plaer de coneixer des de fá molts anys.Endavant.