26 noviembre, 2021
Jaime Nicolau
Si hay un territorio del que el vino es capaz de escribir al pie de la letra su historia ese es el de la Denominación de Origen Utiel-Requena. Las bellas tierras que emergen en el altiplano valenciano, antes de adentrarnos en las tierras de Castilla, conforman una zona productora que tiene en la bobal su variedad reina. Ese extenso territorio está salpicado de restos arqueológicos y emblemas culturales que son capaces de escribir la historia desde hace 3 000 años hasta el presente.
Entre los primeros encontramos el yacimiento de Las Pilillas, uno de los pilares más importantes que demuestran el vínculo entre el vino y estas tierras, y que tiene atestiguada una antigüedad de 2 700 años. O lo que es lo mismo, que en la zona se hacía vino en el siglo VII A.C. Pero no es el único. Kelin, a escasos metros de la actual Caudete de las Fuentes es otro de los atisbos. Se trata de una ciudad que se convirtió en capital de la actual comarca de Requena-Utiel y que estuvo habitada durante 700 años, ocupando una amplísima superficie aproximada de 10 hectáreas. Hoy sabemos cómo vivían sus gentes y el papel que el vino tuvo en aquella sociedad, gracias a dos casas, la del agricultor y la del comerciante, así como a través de todos los restos que se encuentran depositados en la Colección Museográfica Luis García de Fuentes de la localidad. El último ejemplo, aunque hay más, es Camporrobles, una localidad cuya historia está marcada por los asentamientos que desde la Edad de Bronce ha acogido El Molón y sus alrededores, con vestigios importantes que corroboran una actividad agrícola y ganadera, marcada por los cultivos de la vid y el cereal, principalmente. Lo atestigua la Colección Museográfica Raúl Gómez, en la parte superior del edificio en el que se ubica el Ayuntamiento y, especialmente, la Sala El Molón, la sala dedicada a la arqueología. Pero lo rubrica el Centro de Interpretación de El Molón, a los pies del poblado íbero. En él se explica a los visitantes todo lo que van a encontrar en los restos del poblado, sus diferentes moradores y la importancia que tuvo en la comarca.
Más tarde, en la Edad Media (año 1265), durante el reinado de Alfonso X El Sabio se crea el ‘guardián de las viñas’, figura descrita en el Fuero de Requena. En el s. XIX se vive un auge de la vitivinicultura en Utiel-Requena, ya que se aceleró el ritmo de nuevas plantaciones. En 1887 se inaugura la línea de ferrocarril Valencia-Utiel que propició la formación de verdaderos barrios de bodegas en los alrededores de las estaciones. La Denominación de Origen nació en 1932 y, en la actualidad, el vino es el principal motor de la economía de esta región.
El terroir de Utiel-Requena
La Denominación de Origen Utiel-Requena se encuentra en la meseta interior de la provincia de Valencia, a 70 km del mar. Posee un clima mediterráneo con rasgos de continentalidad, debido a sus 750 metros de altitud media. Con una superficie de 32.567 hectáreas en producción, es el viñedo más extenso y homogéneo de la Comunitat Valenciana. En él trabajan 110 bodegas y 4 977 viticultores acogidos a la Denominación de Origen. La región comprende nueve términos municipales: Caudete de las Fuentes, Camporrobles, Fuenterrobles, Requena, Siete Aguas, Sinarcas, Utiel, Venta del Moro y Villargordo del Cabriel.
Es una región, fundamentalmente, de vinos tintos. Las variedades tintas autorizadas son: bobal (mayoritaria y autóctona), tempranillo, garnacha tinta, garnacha tintorera, cabernet sauvignon, merlot, syrah, pinot noir, petit verdot y cabernet franc. También gozan de una notable reputación los vinos rosados, elaborados principalmente con la autóctona bobal. Por último, es creciente el buen hacer de las bodegas adscritas a esta DOP en lo que a vinos blancos se
refiere, como bien rubrica los logros en las principales guías nacionales. Las variedades blancas son: tardana (también llamada planta nova, es autóctona), macabeo, merseguera, chardonnay, sauvignon blanc, parellada, verdejo y moscatel de grano menudo.
La reina bobal
Pero si algo ha logrado en los últimos años, con un notable trabajo de comunicación, es situarse como abanderada de la autóctona bobal, variedad que comparten con las vecinas tierras manchegas, gracias a la apuesta de las bodegas por elaborar vinos de calidad con una uva autóctona que proporciona tipicidad y diferenciación. No en vano, las viñas viejas de bobal ocupan una enorme extensión dentro del mapa de variedades de la DO, ofreciendo una uva de enorme calidad.
Dada su importancia, son muchos los proyectos que desde la DO Utiel-Requena se llevan a cabo para poner en valor este enorme patrimonio vitícola. Uno de ellos es Valora Bobal, un estudio impulsado por el Consejo Regulador en 2018 en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) que busca poner en valor la variedad autóctona bobal buscando clones singulares, parcelas especiales… con el objetivo de mantener este patrimonio diferenciador de la zona. El objetivo es la recuperación y valorización de la uva bobal mediante una zonificación de la viticultura de la DO Utiel-Requena y una selección clonal en la variedad para identificar, catalogar y preservar las viñas viejas, así como mantener la biodiversidad. También tiene el foco en incrementar la sostenibilidad en un contexto de cambio climático con la búsqueda de eficiencia en el uso del agua.
Otro de los proyectos es Innobobal, cuyo objetivo es poner la innovación al servicio de la ecología. Para ello, se seleccionaron cuatro parcelas piloto donde se aplican diferentes prácticas vitícolas sostenibles y ecológicas para ver cuáles dan mejor resultado. Cada parcela representa las distintas condiciones de cultivo típicas de nuestra comarca. En la parcelas se ha aplicado un régimen de riego ajustado a las dotaciones que anualmente se determinan para este área y se combinan diferentes formatos: programación de riego mediante sensores de la humedad del suelo, riego deficitario controlado y poda tardía. Esta investigación permitirá tomar decisiones con antelación y una base empírica. Los participantes del proyecto son el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, Cooperatives Agro-alimentàries de la CV, la Cooperativa Agrícola La Inmaculada de Casa de Eufemia, la empresa tecnológica VisualNacert y la DO Utiel-Requena.
Y así, a tragos de bobal de viñas viejas y piedras que cuentan historias, se escribe la tradición de unas tierras en las que el vino siempre ha sido motor socioeconómico para sus gentes. Pero además, el vino también ha sido testigo de cada paso que han dado las civilizaciones que habitaron estas tierras desde hace más de 2 700 años. Ahora ejerce cual trovador para acercarnos esa historia y presentarnos un maravilloso patrimonio cultural, paisajístico y vitícola. Visitar la zona productora de Utiel-Requena es quedar prendado para siempre, caer atrapado al embrujo del trovador.
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