25 noviembre, 2021
Pepelu González
Situada en un paraje excepcional, a tan sólo 15km de Yecla, encontramos una de las bodegas más señoriales de esta región. Nacida a mediados del S.XIX fruto del trabajo y del esfuerzo de D. Pedro del Portillo y Ortega, bisabuelo del actual propietario, está adscrita a la D.O. Yecla, una denominación que comprende el término municipal de Yecla, al sureste de la península, en la Región de Murcia y donde predomina la uva Monastrell. La bodega dispone de una finca propia de, aproximadamente, 1000 hectáreas de las cuales 150 están destinadas a viñedo, en su mayoría plantadas en espaldera.
Sus elaboraciones se fundamentan en los métodos tradicionales, es decir una maceración prefermentativa, arranque de la fermentación por sus propias levaduras, aireaciones iniciales, remontados diarios, control de temperatura a partir de los 28-30ºC y se descubre a partir de los 20 días pudiendo superar los 30 días según variedad y viñedo. Lo que se busca conseguir es una fermentación maloláctica antes de la llegada de los primeros fríos días de invierno.
La Bodega Conde de Montornés, recibe su nombre de D. Enrique María Trénor y Lamo de Espinosa, el cual, entre sus múltiples títulos nobiliarios, albergaba el de II Conde de Montornés. En ella se trabaja con cinco variedades de uva diferentes, aunque su referencia principal, como en todo el territorio de Yecla, es la autóctona, la Monastrell. También podemos encontrar, en sus vinos, coupages formados con Merlot, Syrah, Cabernet y Petit Verdot. Sus terrenos cuentan con, aproximadamente, 2660 cepas por hectárea. El relieve yeclano hace que los viñedos se encuentren entre 400 y 800m sobre el nivel del mar. Unos terrenos escarpados en los que parece un milagro que broten plantas. Por ello, en esta tierra tan dura, encontraremos cepas muy cotizadas por la calidad del producto que florece de sus ramas.
Esos frutos que brotan en sus cepas son tratados con los métodos tradicionales de la zona de Yecla. Maceración prefermentativa y un posterior arranque de la fermentación sobre las propias levaduras de la uva en depósitos de acero inoxidable. Los vinos de Conde de Montornés destacan por su paso por barrica, algunos en roble francés y otros en americano. Es aquí donde continuará la clarificación de sus diferentes elaboraciones y comenzará la crianza de cada una de estas.
Las viñas de la denominación de origen Yecla están muy cotizadas por la reducida producción y la calidad de uva que aportan. Y es que, en estas tierras, el nacimiento de los frutos se podría tildar de milagroso. Esto es debido a los ásperos terrenos que abundan en esta peculiar zona de la Región de Murcia. Suelos escarpados con presencia de rocas calizas y arenas arcillosas, de baja producción, que contrastan, a la perfección, con el color de las hojas de las vides.
De las diferentes variedades que se cultivan en los terrenos de la Bodega Conde de Montornés se desarrollan cinco vinos diferentes, tres de ellos tintos, uno blanco y un rosado. Cada uno cuenta con unas características diferentes aunque se rigen bajo el mismo patrón, la tradición histórica de la D.O. Yecla, definido por el carácter riguroso y creativo tan propio de esta zona del sureste de la Península Ibérica.
Con una crianza de seis meses en barricas de roble francés nace el tinto Conde de Montornés Merlot-Syrah 2016. Un vino joven, con fuerza, carácter y un intenso color rojo picota que enamora a primera vista. En nariz muestra unos fuertes aromas a fruta madura, confituras y violetas, aunque, lo que más destaca son sus notas a chocolate y toffee. En boca, un paso carnoso y aterciopelado, potente y perfectamente equilibrado. Una elaboración excelsa para acompañar asados, platos que contengan foie, quesos curados, embutidos ibéricos, carnes rojas y de caza.
En el viñedo Finca casa Don Lucio, propiedad de Don Enrique Trenor desde 1900, se vendimian las uvas, variedad Petit Verdot, que se convierten en un tinto de crianza corta, el Conde de Montornés Petit Verdot 2017, se mantiene en contacto con la madera tan solo cuatro meses, concretamente en barricas de roble francés. Un vino, también joven, en el que destacan sus aromas a frutos rojos, violetas y algunos matices tostados. Se caracteriza por su color rojo rubí, limpio y brillante. En boca se muestra expresivo y muy carnoso, perfecto para acompañar a carnes rojas, cordero o cualquier tipo de arroz.
Elaborado cuidadosamente de la manera más tradicional posible, la bodega enclavada en Yecla, hace hincapié en la uva autóctona de la zona, la Monastrell. Con esta variedad, Conde de Montornés produce un tinto con un ácido paso por boca que acaba dejando sensaciones de frescura en todas y cada una de las papilas gustativas. Un vino de aspecto brillante y limpio con visibles tonos de color frambuesa. Los diversos toques florales y frutales se respiran desde que se descorcha la botella. Estas características le convierten en el acompañante perfecto a todos esos platos que estén elaborados con pasta, con arroz o, incluso, con carnes blancas.
De esta autóctona uva también florece el Conde de Montornés Rosado Monastrell. Tras un sangrado lágrima Monastrell, durante 24 horas, se fermenta a baja temperatura para extraer y conservar los aromas tan característicos de esta variedad. Es así como brota un vino que se expresa ácido con sensaciones finales de frescura. Un rosado en el que destacan los toques florales y de frutas rojas y que es perfecto para maridar con mariscos, arroces, mojamas, pastas, comida oriental, todo tipo de pescado o carnes ligeras.
El color amarillo pajizo con ciertos reflejos verdosos destaca en el Sauvignon Blanc, el único blanco de Bodega Conde de Montornés. Una elaboración de intensa expresión aromática en la que se aprecian, a la perfección, las notas frutales y exóticas. Un vino elegante y fresco que cuenta con una alta intensidad, buena estructura y muy persistente en boca. Este es fermentado a baja temperatura con el objetivo de mantener la esencia de esa uva recogida a principios del mes de septiembre. Una delicia perfecta para acompañar a mariscos cocidos o con concha, a la cocina oriental, a cualquier tipo de pescado o a platos elaborados con quesos frescos.
Una gran amalgama de diferentes productos que son capaces de satisfacer a todos aquellos que prueben, por primera vez, un vino de la zona de Yecla. Unas elaboraciones que cuentan con una larga tradición familiar y que cumplen con las exigencias propuestas por esta peculiar denominación de origen protegida.
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