31 julio, 2015
Vicent Bosch / Jaime Nicolau
Amanenece en Valbusenda. El complejo comienza a iluminarse y despertar con los primeros rayos de sol. Todo es calma. Habla el entorno. El movimiento ha comenzado, pero en la bodega. Si ayer les contábamos nuestra parada en el hotel, hoy nos centramos en la bodega en un recorrido en el que nos va a acompañar su enólogo, Mauri Segovia.
Valbusenda es un proyecto familiar que surge en el año 2003 con el objetivo de dar a conocer el nombre de la tierra donde se enclava a través de una de las pasiones de la familia García Taboada, el vino. Visitaron un paraje de la D.O. Toro y les cautivó inmediatamente el lugar. En ese instante nació Valbusenda. Aunque la idea inicial era construir una bodega, finalmente deciden ir más allá y que la gente amara el vino como lo hacen ellos. En la actualidad Valbusenda es un complejo enoturístico formado por una bodega, un Hotel-Spa de 5 estrellas, un jardín ampelográfico y un viñedo de formación –dedicado en exclusiva al estudio de los diferentes sistemas de plantación– ofreciendo a sus visitantes la posibilidad de adentrarse en el mundo del vino a través de los cinco sentidos. El olor, la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído se fusionan para vivir una fascinante experiencia sensorial.
«Valbusenda parte de la familia García Taboada, zamoranos, a quienes siempre les gustó el tema del vino y qué mejor que hacer que una bodega en la DO más importante de Zamora. Se empieza a fraguar en 2003 y la construcción concluye en 2008. Nuestro primer vino elaborado en Valbusenda fue de la cosecha 2008. Hasta entonces se elaboraba dentro de otras bodegas para tener nuestros vinos en la inauguración, pero comercialmente empezamos en 2008», explica Mauri Segovia.
La filosofía de la firma es «hacer vinos de alta gama en producciones no demasiado elevadas, sin pasar de 350.000 botellas. En las 15 hectáreas de viñedo propio hay joven, de mediana edad y viejo. Además, controlamos otras 80 hectáreas en la zona. La producción anual ronda actualmente las 200.000 botellas», prosigue el enólogo.
«Empezamos elaborando un reserva y ahora tenemos un blanco, rosado y tinto joven con la marca Abios y luego con Valbusenda un roble, un crianza, un reserva y un cepas viejas y, en breve, sacaremos Valbusenda 100, de un viñedo centenario», desgrana Segovia.
Pero la distinción de Valbusenda está en su viñedo. Elabora vinos con uvas procedentes de 15 Ha de viñedo propio y de las más de 80 Ha de viñedo controlado, en las que la variedad autóctona Tinta de Toro es la gran protagonista. «La selección en el campo marca en un 90% el viñedo, por lo que hemos elegido uva vieja de diferentes zonas, las más emblemáticas de la DO Toro. Viñedos a pie franco porque aquí no hubo problema de filoxera. Todos los viñedos viejos de Toro son a pie franco y marca la diferencia respecto a otras zonas», explica el enólogo de la firma.
Respecto a su recorrido comercial también lo tienen claro. «Empezamos a comercializar a finales de 2009 y está costando por el parón del mercado español, por lo que vendemos ya un 30% en el mercado exterior y la idea es llegar al 70%», señala para añadir sus principales mercados «vendemos en EEUU, Colombia, Brasil, Suiza, Inglaterra, Alemania. Y con contactos esperando que fragüen con China».
Pero todo en Valbusenda lleva al disfrute de todos los sentidos. Es por eso que el enoturismo tiene notable peso en el proyecto bodeguero. «La bodega se diseñó para el enoturismo. Hoy hay otras bodegas que han trabajado también en esto. Valbusenda nace para potenciar el turismo y hacerlo con algo tan nuestro como es la viticultura. Se notan mucho las visitas los fines de semana sobre todo. El contacto y estar en directo en un viñedo y luego catar lo que ven lo hace muy atractivo», explica Segovia antes de añadir que el «proyecto es de un arquitecto zamorano, Leocadio Peláez, que fusionó vanguardia y minimalismo con una gran comodidad para trabajar».
Respecto a las actividades un tanto peculiares que realizan, Segovia destaca que «cuando la madurez de la uva lo permite hacemos catas de uva en la bodega por el jardín ampelográfico. Ahí se pueden ver las variedades de elaboración y presagiar lo que darán los vinos. Las diferencias se aprecian porque los guiamos y las ven claramente», concluye el enólogo.
Les hemos contado hoy la faceta de Valbusenda como bodega. Hemos hecho dos paradas, aunque no se puede entender una sin la otra. O lo que es lo mismo, el hotel sin la bodega y viceversa. Porque Valbusenda es un proyecto global. Posiblemente uno de los más exclusivos en el sector del vino español, en una de las tierras más francas del vino en nuestro país.
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