15 abril, 2021
Jaime Nicolau / Fernando Murad
Cuando los hermanos Candela, Antonio y Alfredo, dibujaron en su cabeza el maravilloso proyecto de Bodegas Barahonda imaginaron para él una experiencia enoturística que fuese única y que les diferenciase. Para ello cerrarían el círculo con el restaurante Barahonda, para que los winelovers pusieran la guinda a su visita alrededor de una mesa. Y aquello que soñaron se les fue, para bien, de las manos y el restaurante Barahonda es hoy una auténtica joya dentro del proyecto, y acaba de ver confirmado de nuevo el Sol Repsol que luce con orgullo, al tiempo que avisan que para 2022 quieren el segundo. «El proyecto inicial fue hacer un comedor para presentar nuestros vinos a los clientes. Cuando vimos el resultado del edificio, hace 20 años, decidimos que había que hacer algo diferente, algo que en la Región de Murcia no había, y que era abrir un restaurante para el público en general. Teníamos claro que queríamos hacer algo diferente con una oferta novedosa. Estamos muy contentos, a pesar de lo difícil que es este negocio, porque es un boca a boca. Es nuestro departamento de marketing. Queremos que la gente hable de él y creo que lo estamos consiguiendo. Respecto al Sol Repsol, no negaré que todos los reconocimientos son buenos, pero el mayor de ellos es la satisfacción de nuestros clientes. Que te digan que han comido de maravilla, aunque estos reconocimientos le dan mayor visibilidad al restaurante», nos explica Alfredo Candela.
«El proyecto surgió sin esperarlo. Se nos quedó un espacio abierto y rodeado de viñas que era propicio para completar una experiencia de enoturismo por la que apostamos muy fuerte. Queríamos acercar todo este mundo al cliente final. Siempre quisimos hacer una cocina distinta con muchas fusiones a la gastronomía tradicional murciana y de Yecla, pero diferente. Lo que nos permite ofertar es que el cliente se haga la visita a su antojo. Podemos llevarlo al viñedo, a la bodega de producción, hacer una cata y terminar con una comida. Es aquello de ‘ven y confecciona tu visita’. Venir a Barahonda es un escaparate para que conozcan nuestros vinos, para que conozcan la monastrell», añade Antonio Candela.
Ellos, los hermanos Candela, son la actual generación de una familia de bodegueros, Antonio Candela e Hijos. Barahonda es su aportación al proyecto. Una bodega vanguardista que elabora vinos con la calidad por bandera y que se ha convertido en una de las firmas abanderadas de la DOP Yecla en el mundo.
Pero si importante es la tradición que aporta la familia Candela, no lo es menos el joven equipo que han conseguido engranar al frente del restaurante Barahonda. Alejandro Ibáñez y Juan Azorín llevan la voz cantante en los fogones hombro con hombro. Son dos personas «de la casa» que comparten filosofía y pasión: «teníamos claro que queríamos tener como inspiración las recetas de las abuelas, de Yecla y del resto de Murcia, nutrirnos del producto de proximidad, y hacer volar nuestra creatividad hacia elaboraciones de alta cocina», comentan construyendo un discurso lleno de complicidad entre ambos. «Por ejemplo, a mí me encanta la interpretación de la olla gitana, una receta tradicional murciana que lleva habichuelas, garbanzos, verduras… el reto era meter todo eso en un bocado. Lo que hicimos es interpretarlo como un buñuelo, metiendo dentro ese guiso. Un plato que explota en la boca y que en su interior es líquido. La gente alucina con él», nos explica Juan.»En mi caso, tengo claro que es un snack que tenemos en la carta, las gachasmigas. Fue un reto personal porque mi familia me decía de broma que tenía que hacer una versión de este plato que no es más que aceite con ajos y harina dorados en una sartén. Se nos ocurrió hacer un crujiente de ajo y montarlo tipo sandwich rellenando el interior con la masa. El sabor te lleva a esas gachasmigas tradicionales», nos cuenta Alejandro. Y es que ambos decidieron hace poco más de un año dar un paso al frente hombro con hombro, convencidos del proyecto que los hermanos Candela han puesto en sus manos.
Y si ellos son los dibujantes de la creatividad en cocina, Ana Sánchez es la extensión de su alma en la sala. Se mueve sin parar preparando el servicio con una sonrisa siempre dibujada en la cara. Bueno, en los ojos en estos tiempos en los que la mascarilla nos ha hecho hacer un máster en sonreír con la mirada. «El cliente que viene busca la experiencia gastronómica. Una cocina con mucho sabor, pero diferente a lo que están acostumbrados. Es una manera de culminar la experiencia de una manera especial». «Trabajamos los vinos con mucho cariño y acompañando todos los vinos de la bodega con otras opciones que les permitan comparar. El objetivo es que abran la mente. Por ejemplo, con la monastrell, nuestra uva reina, intentamos que comparen los de aquí con los que se elaboran en otras zonas y vean que son claramente diferentes, con otras características y otros sabores. Pero también a nivel más general, llevándolos por diferentes rincones del mundo a través del vino. El objetivo es que descubran el mundo del vino sin moverse de la silla».
Trabajan con un menú degustación con tres opciones, que van in crescendo sumando platos a un desfile de aromas, colores y sabores excepcional. Arranca la oferta con la opción Gayata, que tiene un precio de 35 euros por persona. Le sigue, cómo no, el Menú Monastrell, con un precio de 45 euros. Y por último, por 70 euros por persona, se puede disfrutar del menú más extenso, el Esparte.
Y así, iluminados por el Sol radiante que acaba de confirmar Repsol al restaurante Barahonda (lo tienen desde 2016 de manera ininterrumpida), sueñan con seguir haciendo que la experiencia enoturística de esta bodega de Yecla sea inolvidable para todos aquellos que se acercan a este maravilloso proyecto. Síganlos de cerca porque prometen pelea y no duden en disfrutarlo. Es como comerse Murcia y su región a enormes bocados.
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Un comentario en
F . Pascual el 18 abril, 2021 a las 5:17 pm:
Podéis estar orgullosos de ese gran logro para el reconocimiento de los vinos de Yecla y la oferta gastronómica y turística de nuestra ciudad. Todo un merecido reconocimiento a vuestro trabajo y esfuerzo. Os deseo que mantengáis ese nivel de calidad y éxitos siempre.