30 julio, 2015
José Antonio López
No ha sido por casualidad. Hace unos cinco años, Alexander, me habló de su país y de su trabajo. De sus esfuerzos por abrirse camino en España y por su amor por nuestro país que le ha llevado a crear una familia, aquí, en su nueva casa. Pero, amigos, un tracio es un tracio y donde van respetan lo que hay y quieren aportar la cultura de donde vienen. Esa es la grandeza de los que aman su tierra. Españoles y Búlgaros. Búlgaros y Españoles.
Hace muy pocos meses se inauguró en Valencia la Taverna Olimpia un restaurante de cocina tradicional búlgara.
He estado en él y he disfrutado de su gastronomía. Si me lo permiten, quiero compartir su historia con todos ustedes.
Alexander quería dar a conocer la cultura y cómo no, la gastronomía de su tierra. Una serie de negocios le llevaron a poder importar, directamente, productos de Bulgaria. Otros, los fabricaría en Valencia cumpliendo las normas ancestrales de elaboración búlgara y las exigencias sanitarias españolas.
Vayamos a lo que nos ocupa.
Taverna Olimpia es algo distinto y digno de conocer. La entrada ya llama la atención. Un arco que da la bienvenida y la apertura de la puerta que te lleva a otro país: Bulgaria.
Barra amplísima de madera vista. Bancos donde la gente comparte viandas o mesas individuales para los que quieren una distinta intimidad. Aquí todo el mundo se divierte con todos, de lo que comen y disfrutan porque no es raro que, a medio comer, alguien se levante para dar unos pasos de los bailes tradicionales e inviten a los comensales a unirse a la fiesta.
Todo el mobiliario y la decoración viene de Bulgaria. Durante más de un año el equipo de Olimpia ha estado buscando en las casas antiguas, en los lagares, en las herrerías… todos aquellos elementos que satisfagan las añoranzas de los búlgaros y muestren su cultura a los demás pueblos que comparten, con ellos, mesa y mantel. En este caso, Valencia, España.
Hay que ver el local. Se juntan las grandes culturas milenarias consiguiendo un ambiente de paz, tranquilidad y amistad realmente únicos. Las mesas decoradas con las mantas antiguas. Rojos, blancos, verdes… la música étnica en el tono justo para crear ambiente.
El personal todo autóctono de Bulgaria. Desde el jefe de sala al cocinero. No se preocupen, hablan español.
Entremos en el restaurante. “Dobarden” es la palabra que se utiliza como saludo.
Un alto. Voy a escribir las palabras búlgaras “españolizadas” para su mejor comprensión. Perdón por la grafía, pero pienso que así llegamos a todos.
Podrá elegir entre una de las mesas que hay en la planta baja (si estuviese completo, no se preocupe, hay una sorpresa en el piso superior pero que tendrán que descubrir ustedes).
La carta ofrece múltiples posibilidades. Más de cincuenta platos entre quesos, carnes, ahumados, patés, embutidos, pescados, panes y salsas.
Lo principal es pedir una ensalada de la casa que lleva de todo lo imaginable y está coronada por los famosos quesos “Sirene” y “Kaskaval” quesos fuertes que invitan a brindar con una copita de orujo al que llaman “rakía”. Hay más de veinte ensaladas distintas con arreglo a los productos de temporada.
“Nasdrade” mira a los ojos de tu acompañante y brinda por una comida y un rato de amistad feliz. Olvida lo que queda fuera. Disfruta. Estás en territorio búlgaro y eso es nobleza y fuerza.
Tras la ensalada puedes degustar un surtido de embutidos donde se mezclan varias clases de ahumados de cerdo, ternera y pollo. Pastarma, Lukanka, Sudyuk… los sabores son fuertes, distintos, maravillosos. Vuelve el queso al protagonismo está vez aderezado con pimentón, aceite de oliva y alguna de las miles de especies del país.
El próximo plato será una selección de salsas de yogur y pepino y cómo no la “liutenizsa” un pisto de verduras que se multiplica en variedades y texturas. A su lado, para acompañar, la reina de la casa: la “Banitza” un hojaldre, recién hecho, relleno de queso. Ya de por sí, sabroso, acompañado por las salsas.
Hay que pedir un buen vino. Los hay de todas clases, de uvas conocidas, pero que presentan un sabor distinto. Los hay en cantidad y variedad. Puede probar varios porque se sirven, si lo prefiere, por copas. Si le gusta la cerveza no puede marcharse sin probar la Zagorka o la Kamenitza. Hay más, pero tendrá que descubrirlas usted. También hay Cruzcampo… helada.
Atrévase con una fuente de parrillada de verduras con distintos tipos de carne o simplemente de verduras. O si lo prefiere la espada de pescado. Todas estas parrilladas se sirven sobre fuentes refractarias donde usted va dando el punto adecuado a cómo quiere su alimento.
No manchan ni despiden gotas de aceite. Todo está calculado y es natural.
Para acompañar, la fuente de patatas con queso. Para quitarse el sombrero.
No se olvide de los taquitos de queso rebozado.
Si le gustan las sopas, pida que le aconsejen, tienen para parar un tren.
En postres el yogur con miel y nueces, la tarta de galletas, los crepes y un postre especial de miel “sundae” muy dulce.
No se olvide de la “rakia” que de nuevo vuelve a su mesa para desearle paz, amor y prosperidad durante toda su vida.
Es imposible reflejar en un solo escrito la cantidad de platos que Bulgaria nos ofrece a través de la Taverna Olimpia. El equipo que trabaja en el local invierte todo el tiempo del mundo en compartir su cultura con todos. Es como si el mundo se parase. Hay pasión. Son grandísimos profesionales.
Tienen un menú diario compuesto por primero, segundo, postre y café desde 9,95 €. El menú exprés parte de 7,95 €. Se puede comer perfectamente a partir de 15 €. Pero cuidado, consulte con los jefes de sala porque las raciones son muy abundantes y es normal que, lo que sirven para una sola persona, pueda ser compartido, lo cual permite degustar más platos por el mismo precio.
Sin duda es otra cultura, pero no es tan distinta a la nuestra. Les invito a conocerla. Yo ya lo he hecho o estoy en el camino. Hay que abrir los corazones y dejar entrar a otras formas de comer y beber que, al fin y al cabo, es lo que nos mantiene vivos.
Taverna Olimpia está en la Avda. Cardenal Benlloch, 58. Su número de teléfono de reservas es el 962 065 049. En Valencia. El corazón de Bulgaria, late en Valencia.
Para todos.
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