12 marzo, 2021
Mar Lafuente / @mar_5barricas
Tierra de cultura vitivinícola desde hace siglos, una única región y tres denominaciones de origen. Así es Murcia. A lo largo de su historia ha estado marcada por una gran variedad cultural, algo que sin duda ha dejado huella en la gastronomía y ha hecho que haya esta diversidad de denominaciones de origen. De las tres, la que primero nació fue la Denominación de Origen Protegida Jumilla, concretamente en 1966, convirtiéndose en una de las más antiguas de España. Pero esto no es lo único que le hace especial. Hoy abrimos una ventana a un territorio donde la armonía entre la tierra, el clima y la vid hace que se consigan vinos caracterizados por su ‘terruño’: los vinos DOP Jumilla.
A pesar de que la creación de la denominación se sitúa hace 55 años, para hablar de la importante tradición vitivinícola de Jumilla nos tenemos que remontar siglos atrás. En estas tierras se hallaron restos ‘vitis vinífera’, junto a utensilios y restos arqueológicos, originarios del año 3.000 a.C., siendo los más antiguos de Europa. Pero fue a mediados del siglo XIX cuando en la zona se vivió un espectacular aumento de la viticultura y de las exportaciones por la llegada de la filoxera en varios puntos de Europa, principalmente en Francia.
Desde entonces hasta ahora, el sector del vino de Jumilla ha ido atravesando varias etapas, pero hay algo que nunca ha cambiado: la combinación de la variedad de uva, la composición del suelo, la orientación y el podado de las cepas, y la climatología es como llaman desde la denominación ‘el equilibrio perfecto’ para la producción de vino.
La zona de producción se encuentra en el Sureste de España delimitada por el sureste de la provincia de Albacete, abarcando las comarcas de Albatana, Fuente Álamo, Hellín, Montealegre, Ontur y Tobarra; pero también por el norte de la provincia de Murcia, con el municipio al que hace referencia su nombre, Jumilla. Esta es una de las muchas cosas que hace singular a la denominación, ya que siempre “se suelen poner límites entre comunidades”, ha afirmado Silvano García, presidente de la DOP Jumilla.
Entre las dos provincias, el territorio de la denominación comprende unas 16.000 hectáreas de viñedo. Es una región agreste, donde las viñas se extienden en una altiplanicie rodeada de montañas con unas altitudes que varían entre los 320 y 980 metros. Una de las características que hace que sus vinos reflejen el ‘terruño’ son sus suelos. Son suelos pardos, pardo calizos y calizos con una gran capacidad hídrica y mediana permeabilidad. Suelos pobres en materia orgánica y con una gran ventaja, su estructura no permite la propagación de la filoxera.
Pero no es únicamente esto lo que hace especiales a los vinos de la DOP Jumilla. La climatología tiene un papel muy determinante. Es un clima continental con influencias del mediterráneo al este y de la meseta de La Mancha por el oeste. A pesar de que es un clima muy soleado y árido, con unas 3000 horas de sol al año y escasas lluvias, los inviernos son fríos y se suelen alcanzar temperaturas bajo cero. Algo que permite que la viña descanse.
Otro de los factores que determina el resultado de los vinos son las variedades de la uva. Y es que no se puede hablar de la Denominación de Origen Protegida Jumilla sin hablar de la Monastrell. Esta es una cepa de origen español, la tercera variedad más plantada en España y extendida por todo el litoral mediterráneo. Este tipo de uva está presente en más del 80% de los viñedos de la denominación, ya que es la que mejor se ha adaptado a lo largo de la historia a los suelos y el clima.
Todos estos factores unidos a las técnicas más modernas hacen que se consiga un producto diferente y de excelente calidad. De esta unión nacen, sobre todo, vinos tintos y rosados que han conseguido ganarse el prestigio y reconocimiento del mundo del vino español y mundial. Los rosados se suelen elaborar con cortas maceraciones entre pulpa y hollejos y exhiben tonalidades rosas, frambuesas y cerezas, con matices morados, de aromas frutosos y elegantes, además de sabrosos y frescos en boca. Y los tintos son de fuerte color rojo, generalmente un rojo púrpura intenso con ribetes violáceos y muy expresivos; en nariz afrutados y con taninos vivos en boca.
Desde luego unos factores idóneos, pero que se quedarían en nada sin las bodegas y trabajadores que hay detrás sabiendo cómo cuidar esta naturaleza. La Denominación de Origen Jumilla es la que más bodegas reúne de las tres que hay en Murcia, con casi 40 bodegas que se esfuerzan por conseguir que esta armonía se note en el resultado de sus vinos.
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