27 agosto, 2020
Stacey Santa
La Casa de las Vides, Bodegues i Vinyes, situada en Agullent, la Vall d’Albaida, es una bodega de nueva planta que se asienta sobre lo que, desde 1783, ya fue una antigua bodega, fundada por la familia de Francisco Gandia Casanova en 1955. Es una bodega que abastece de vides y barbados a las mejores bodegas españolas e internacionales siendo pionera en el sector de la planta injertada. La firma durante tres generaciones se ha dedicado al mundo del viñedo, y actualmente apuesta por el vino, el enoturismo y la tecnología.
En 2005 es cuando la familia se decide por desarrollar y completar el ciclo productivo del vino, por lo que crearon su propia bodega: La Casa de las Vides, adscrita a la Denominación Origen Valencia y a la Ruta del Vino de Valencia. La empresa tiene sus viñedos en varias fincas, unas 80 hectáreas, con unos suelos arcillosos, muy característicos de la zona del mediterráneo, que aportan a sus vinos una frescura y complejidad en boca que los hace muy expresivos aromáticamente.
Hablamos con Pablo Gandia Soler, tercera generación de la bodega y pilar de la empresa. Actualmente compagina sus estudios como ingeniero agrónomo y su pasión por la viticultura.
5barricas.- ¿Cómo nace el proyecto familiar, cuál es la filosofía de la bodega y quiénes son los pilares de la empresa?
Pablo Gandia- El proyecto nace con mi abuelo, quien fundó la empresa en 1955, con el objetivo de cultivar sus tierras. A los 19 años mi padre, Francisco Gandia, se incorporó a la empresa. El amor a las tierras en las que creció le llevaron a dedicarse al mundo de la vid. Actualmente es el enólogo de la bodega y se dedica a toda la producción del vino, desde la planta a la copa. Otro de los pilares es mi tía Reme Gandia, que a los 25 años decidió formar parte del proyecto familiar. Ella se dedica a la dirección y gestión de la empresa. En cuanto a la filosofía de la bodega, que es lo que nos une a todos, es el sentimiento por la tierra y el amor a nuestros viñedos y, por supuesto, queremos que esto se refleje en nuestros vinos, pretendemos que se vea la dedicación que hay detrás de cada vino y transmitir esos valores de generación en generación.
5b.- ¿Quién es Pablo en este proyecto?
P.G.- Soy la tercera generación de la bodega y la pasión por mis tierras me ha hecho adentrarme en el mundo de la viticultura, al igual que mi abuelo le dio la oportunidad a mi padre de formar parte del proyecto familiar, es ahora él quien me ofrece lo mismo. Estoy acabando la carrera de Ingeniería Agrónoma e intento poner mi granito de arena. Crecí en el mundo de la vid, llevo en la sangre el entusiasmo y el amor por la producción del vino. Al igual que mi familia, he visto las vendimias año tras año desde que era pequeño, quiero aportar la frescura de la juventud proporcionando nuevas ideas, sobre todo en la parte que me ocupa que es el enoturismo y, por supuesto, en las redes sociales, ya que es un campo que se me da bastante bien.
5b.- ¿Cuándo empezáis con la producción propia y cuándo decidís pasar a la internacionalización?
P.G.- En 2005 decidimos dar un paso más allá, por lo que creamos nuestro propio vino. En un principio asesorados por Ana Martín, y a lo largo de los años mi padre se licenció en enología y cogió las riendas de la elaboración. En cuanto a la internacionalización, desde el primer año de producción del vino apostamos por ella. Nos hemos introducido en varios países a pequeña escala, teniendo gran visibilidad. Como resultado, trabajamos en países como Brasil, México, China y en gran parte de Europa, aunque la mayoría de la producción es nacional, un 80%, y el resto es exportación.
5b.- ¿A qué mercado se dirige mayoritariamente la bodega y qué tipo de variedades trabajáis?
P.G.- El mercado al que nos dirigimos son los restaurantes y las vinotecas, pero poco a poco hemos ido entrando en supermercados con algunas referencias. Al principio nuestros vinos estaban enfocados a personas con cierto conocimiento de vino, pero a lo largo de los años nos hemos dado cuenta de que la gente joven es un nicho importante a la que le gustan los buenos vinos, por lo que en 2010 sacamos una línea de vinos jóvenes: el KIKA, un blanco semi-dulce de baja graduación, elaborado de macabeo y malvasía; o el tinto ABC joven, sin madera, orientado también a las personas jóvenes. En cuanto a la variedad de uvas, tenemos de todo el mundo. En 1999 creamos una colección varietal, recuperando variedades autóctonas de la zona de Valencia y de todo el mundo. Albergamos una colección de unas trescientas variedades, que se dedican solo para el estudio, haciendo pruebas de vinificación con uvas autóctonas recuperadas, así como con variedades internacionales que son poco conocidas y que también se han ido incorporando en esta colección para poder ofrecerle a los viticultores nuevas variedades y nuevos tipos de uva. Para la bodega tenemos una gran variedad; por ejemplo, Merlot, Cabernet Sauvignon, como tintos entre otras, y para los blancos, Sauvignon Blanc, Macabeo, Parellada, por nombrar algunas. Como joya de la corona tenemos Gewürztraminer, un tipo de uva alemana a la que tenemos mucho cariño y con la que hacemos nuestro vino insignia Vallblanca. Es una variedad que cultiva la bodega dándole unas características totalmente diferentes a las propias de la uva, con una adaptación muy agradable y que ofrece como resultado un vino muy afrutado.
5b.- En cuanto a la parte que te atañe, el enoturismo, ¿cómo nace la idea de adentrarse en él y qué propuestas ofrecéis?
P.G.- Desde un primer momento que empezamos con el enoturismo quisimos transmitir lo que hay detrás de la creación de un vino, una de las partes más bonitas, como por ejemplo conocer la historia de la bodega y todo el proceso de elaboración. En un principio se hicieron cosas pequeñas como almuerzos, visitas a la bodega, pero actualmente ofrecemos esta actividad de una manera más innovadora a través de las experiencias. Tenemos Visitas a la bodega con cata, donde se cuenta la historia de la familia, la trayectoria de la empresa, mientras dan un paseo por la finca, que está construida desde 1783, se puede ver toda la parte antigua que intentamos conservar. También se enseña cómo se elaboraba el vino antiguamente, incluso para consumo propio, por lo que procuramos que la gente vea desde la planta a la copa, toda la producción con ese contraste de cómo se hacia antes y cómo se hace ahora con la ayuda de la tecnología. La producción en sí no ha cambiado, sino las herramientas pero el fundamento sigue siendo el mismo.
El enoturismo ha tenido un incremento del 60% de un año a otro, así que ofrecemos cuatro tipos de experiencias, la mencionada anteriormente, una segunda es Atardecer en verano, ya que son maravillosos, aprovechando que estamos justo en el medio del Valle de Albaida, por lo que resulta ser una velada espectacular. En cuanto a las otras dos experiencias, una es Del vivero a la botella, donde se enseña todo el proceso de producción de vino y, por último, Iniciación a la cata, un curso enfocado de una manera fácil e intuitiva para personas que no tienen mucho conocimiento en este mundo. También tenemos experiencias gastronómicas, para grupos grandes donde primero se hace una cata y luego se les prepara comida tradicional de la zona con un toque moderno, maridada con los vinos de nuestra bodega.
Otra de las grandes propuestas que ofrecemos actualmente y que nació a raíz de la Covid-19 es Enoturismo para sanitarios, un proyecto que se inició en agradecimiento a todas estas personas, invitándoles a que conozcan totalmente gratis la bodega y se despejen, pasando una mañana tranquila entre viñedos en grupos reducidos y haciendo una visita a la bodega con cata, que esperamos mantener como mínimo durante todo este año.
5b.- En esta nueva etapa que afrontamos, en la que se está apostando por el turismo de proximidad ¿cuál es la importancia del enoturismo?
P.G.- Con el aumento este último año, le hemos dado la vuelta a lo tradicional optando por algo más moderno y explotando las experiencias, ya que la gente no es consciente de lo que rodea al viñedo, y es un mundo maravilloso que queremos dar a conocer de esta forma. Por ello, apostamos por el enoturismo de proximidad, más aún con la actual crisis que estamos pasando, así que queremos apoyar esta práctica en la zona, que las personas conozcan su tierra y vean todo lo que hay detrás, que es un tesoro vitivinícola que tenemos aquí en Valencia y que muy pocos conocen. Actualmente el turismo del vino en la Comunitat Valenciana ha ido creciendo, estos últimos años la gente cada vez aprecia más lo que tiene en su tierra, el turismo rural. Cada vez se apuesta más por este tipo de ofertas y de experiencias, y nuestra zona es muy bonita para poder valorarla.
5b.-¿La bodega se ha visto afectada por la Crisis de la Covid-19? ¿Ha habido un antes y un después en cuanto a la programación de visitas, cómo estáis trabajando en esta nueva normalidad?
P.G.- Claro, ahora mismo hay menos visitas, pero seguimos teniéndolas adaptadas a las actuales medidas de seguridad, haciendo cambios en las rutas de las experiencias, modificando espacios, para respetar la distancia de seguridad, al igual que las catas, ahora las zonas son más grandes y cada grupo tiene su propia barrica, por lo que están es un espacio natural con toda la seguridad, mucho más amplio, listo para tener una fantástica experiencia.
En cuanto a la venta también se ha visto perjudicada, ya que gran parte de lo que se vende va dirigido a los restaurantes y pequeños comercios que se han visto muy afectados con esta pandemia. Pero, por otra parte, hemos tenido un gran apoyo con el que hemos podido aguantar mejor la situación, y estos son los supermercados, que suponen un 30% de nuestras ventas, y ahora mismo se ha incrementando, por lo que por ese lado podemos estar más tranquilos. Otra parcela en la que hemos notado un aumento respecto al año anterior es en las ventas online, alcanzando un 50% más que otros años, así que por ese lado también hemos podido salvar el año.
5b.- ¿De qué manera se puede innovar para potenciar la riqueza y el patrimonio de vuestra zona y promocionar la cultura del vino?
P.G.- Para potenciar la riqueza de nuestra tierra yo haría hincapié en las visitas enoturísticas en forma de paquetes, un maravilloso fin de semana con todo organizado, alojamiento, catas, gastronomía, y enseñar lo mejor de la tierra, haciéndolo directamente en la bodega o en colaboración con hoteles, pudiendo englobar más cosas, no solo quedarnos con la cata o visita a la bodega. Otra de las grandes ideas es que cada persona pueda tener la experiencia de hacer su propio vino, conociendo toda la elaboración, algo que les crea mucho entusiasmo y les proporciona mucho conocimiento.
5b.- ¿Qué van a encontrar los amantes del vino en La Casa de las Vides?
P.G.- El valle de Albaida es un oasis, ya que está rodeado al 100% de viñedos, donde van a ver una finca con la esencia desde que se fundó, pero restaurada de una manera meticulosa para que siga manteniendo su encanto, conservando sus paisajes y las preciosas vistas a la sierra. Y, por supuesto, se encontrarán con un vino tradicional con la experiencia de tres generaciones y hecho con mucho cariño.
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