6 agosto, 2020
Con una clara apuesta por la mínima intervención, la valorización de viñas viejas abandonadas y la reivindicación de las variedades autóctonas, el proyecto de Juan Piqueras arranca formalmente en 2014, aunque bien podría decirse que había estado gestándose desde siempre: proveniente de una familia de larga tradición vitícola, Juan recuerda siempre su vida entre viñedos.
“De pequeño no me llamaba especialmente la atención. Mis amigos se iban por ahí y yo tenía que sarmentar o esporgar”, rememora. No obstante, al empezar el grado medio de enología en la Escuela de Enología y Viticultura de Requena, su mundo se abrió. Él, que nunca había sido muy buen estudiante, empezó a sacar muy buenas notas. Había descubierto su pasión.
Tras terminar el ciclo superior, en 2008 empezó a trabajar en una bodega. Algunos años antes su padre había empezado a elaborar vino en casa, y él a ayudarle. Primero fue una barrica, luego dos, luego tres… A la gente parecían gustarles sus vinos, y así fue como en 2014 se plantearon arreglar el garaje para formalizar el proyecto. Había nacido Bodegas Pígar.
Durante un tiempo compatibilizó su trabajo con este nuevo proyecto personal, pero al cabo de un tiempo se hizo evidente que requería toda su atención, así que, en 2016, se centró exclusivamente en Bodegas Pígar.
Lo hizo de la mano de su pareja, Susana, la otra mitad del proyecto. “Si ella no hubiese decidido venir a trabajar conmigo, no habríamos podido crecer como lo hemos hecho. Ambos estamos implicados en todas las fases del proceso: desde el campo, a la bodega, las ferias… Hemos aprendido muchas cosas juntos. Además, al ser ilustradora, se ocupa del diseño de las etiquetas”. Y no solo eso: juntos, han emprendido un proyecto de recuperación de viñedos antiguos que habían sido abandonados.
A lo largo del tiempo, ha ido creciendo su gusto por las variedades autóctonas, perfectamente aclimatadas al terreno de la DO Utiel-Requena, que elabora principalmente como monovarietales, siguiendo los criterios. “A base de catar y experimentar, tus preferencias van cambiando”, reconoce. “Antes me consideraba enólogo, pero ahora me veo más como un viticultor. Unas uvas de calidad y equilibradas te dan un vino de calidad y equilibrado, y esa es mi aspiración, hacer vinos honestos, llevándolos por donde queremos sin adicionar nada. Sé que me muevo fuera de lo comercial, pero hago los vinos que me gustan”.
Se advierte al usuario del uso de cookies propias y de terceros de personalización y de análisis al navegar por esta página web para mejorar nuestros servicios y recopilar información estrictamente estadística de la navegación en nuestro sitio web.
Un comentario en
sahera el 7 agosto, 2020 a las 11:21 am:
Se puede visitar su bodega.??