3 marzo, 2020
El Boletín Oficial del Estado (BOE) acaba de publicar una resolución que autoriza a las bodegas ampurdanesas a usar esta histórica variedad del Empordà en la elaboración de sus vinos
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Después de años de reivindicaciones y gestiones, el Boletín Oficial del Estado (BOE) acaba de publicar una resolución que permite a las bodegas de la DO Empordà usar la cariñena blanca para elaborar vinos bajo el amparo de la denominación ampurdanesa. La DO Empordà hacía años que reivindicaba la inclusión de esta variedad que, por una anomalía histórica, no fue incorporada en 1975 cuando se creó la Denominación de Origen Empordà. Hasta ahora, esta variedad no se podía usar en los vinos autorizados en la DO, ya que no estaba contemplada en el listado de variedades españolas y, por tanto, tampoco lo podía estar en la de la denominación. Sin embargo, desde hace años varias bodegas ampurdanesas elaboran vinos con esta variedad en pequeñas cantidades y de manera experimental.
Los primeros vinos de cariñena blanca bajo el amparo de la DO Empordà se podrán comercializar a partir de la próxima vendimia una vez las bodegas registren oficialmente la uva cosechada de esta variedad. De este modo, la DO Empordà será la primera denominación de origen que podrá usar esta variedad en la elaboración de sus vinos.
Coincidiendo con la aprobación de la variedad, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Empordà ha puesto en marcha un plan para potenciar el uso de la cariñena. Inicialmente, la denominación ha consistido en inventariar los viñedos de cariñena blanca que hay en el Empordà. Según un estudio preliminar elaborado durante este año por los técnicos de la denominación, en el Empordà hay actualmente un total de 19 hectáreas de esta variedad que se concentran principalmente en torno al Coll de Banyuls, en la Sierra de la Albera. Las localidades de Espolla, Garriguella, Agullana, Sant Climent Sescebes y Massarac son, por este orden, los municipios donde hay más abundancia de viñas de cariñena blanca. De hecho, el Alt Empordà y el Languedoc-Rosellón son las regiones que concentran la mayor parte de las cepas de esta variedad tan particular que es prácticamente inexistente en el resto de denominaciones catalanas o españolas.
Viñedos centenarios
Según el mismo estudio, la mayoría de viñedos de cariñena blanca del Empordà superan los cien años, una circunstancia que evidencia la vinculación histórica de esta variedad en la zona. De hecho, los viticultores ampurdaneses atesoran una larga experiencia y bagaje en su manejo. El informe del Consejo Regulador especifica también que hay una decena de bodegas ampurdanesas –un 20% del total– que cuentan con cariñena blanca en su viñedo.
El siguiente paso del plan de acción del consejo regulador será la creación de un distintivo que identificará los vinos monovarietales elaborados con cariñena blanca. Esta propuesta forma parte de una iniciativa que tiene por objetivo hacer valer los vinos monovarietales elaborados con las variedades tradicionales del Empordà: la cariñena negra, blanca y roja, y la garnacha negra, blanca y roja.
Tierra de garnachas y cariñenas
El Empordà es tierra de variedades históricas. La garnacha representa una tercera parte de la viña ampurdanesa con 572 de las 1.768 hectáreas plantadas. Destaca especialmente la garnacha tinta con 377 hectáreas, seguida de la blanca, con 88, y la roja, con 61. También hay otra variedad, la garnacha ‘peluda’, más minoritaria con unas cuatro hectáreas plantadas. Las cariñenas negras, blancas y rojas son la otra variedad más representativa del Empordà, con 402 hectáreas, es decir, el 22% de total. La denominación ampurdanesa puede presumir de una riqueza varietal exclusiva, ya que es una zona vinícola que produce todas las variedades de garnachas y cariñenas.
Vinos singulares y con mucha personalidad
Hoy en día, las variedades autóctonas representan cerca del 65% de todas las viñas de la denominación de origen. El porcentaje de las variedades tradicionales no ha dejado de crecer en los últimos años gracias a la apuesta decidida de los viticultores ampurdaneses por la garnacha, la cariñena, el macabeo o el moscatel. Una tendencia que ha ido acompañada con la aparición de nuevos vinos monovarietales con uvas procedentes de una misma finca. Son propuestas de una nueva generación de viticultores y enólogos, con una buena formación y capacitación, que buscan vinos singulares y con mucha personalidad que sean un reflejo de la zona donde se producen.
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