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De vinos a los pies del castillo

19 agosto, 2019

Imagen: Jorab

Imagen: Jorab

Mª Carmen González
La impresionante silueta del Palacio Real, con sus torres almenadas y esas cubiertas de plomo y pizarra que nos recuerdan a los castillos de cuentos de hadas, nos recibe a la llegada a Olite. Una localidad a unos 40 km al sur de Pamplona en la que se respira cultura de vino en cada rincón. No en vano, esta villa medieval concentra todos los organismos e instituciones del sector del vino navarro, así como casi una decena de bodegas. Olite es, sin duda, la capital del vino de Navarra.

Así, al ‘resguardo’ del castillo-palacio de Olite, promovido por Carlos III ‘El Noble’ (rey de Navarra entre 1387 y 1425), se cobijan ocho bodegas: Cosecheros Reunidos, Ochoa, Piedemonte, Vega del Castillo, Marco Real/Señorío de Andión, Pagos de Araiz, Unsi y Escalera. La localidad acoge también la sede del Consejo Regulador de la DO Vinos de Navarra, la Estación de Viticultura y Enología de Navarra (EVENA), la Cofradía del Vino de Navarra y el Museo de la Viña y el Vino.

Además, cada año, a finales de agosto o principios de septiembre -este año tendrá lugar el fin de semana del 31 de agosto/1 de septiembre- celebra la Fiesta de la Vendimia, en la que se pisa la uva y se degustan los primeros mostos en un ambiente festivo en el que las bodegas organizan diferentes visitas y actividades.

La tradición vitivinícola de Olite viene de antiguo. Ya desde tiempo de los romanos (siglo I d.C) se ha constatado, por hallazgos arqueológicos, la producción de vino en la zona. La viticultura fue consolidándose en la Edad Media gracias a intercambios culturales y a la renovación en las técnicas productivas impulsadas por la cercanía del Camino de Santiago y el asentamiento de los primeros monasterios. Fue en el siglo XV cuando el cultivo de la vid vivió su momento de mayor expansión.

A lo largo de la historia la cultura del vino ha impregnado cada rincón de Olite. Así, en la iglesia de San Pedro se venera a San Vidal, protector de las viñas, y hay una talla de la conocida como ‘Virgen de la Uva‘. Además, en la impresionante portada gótica de la Iglesia de Santa María (siglo XIV) podemos ver , en el tímpano y las arquivoltas, hojas de vid y racimos de uva.

Hoy en día, además de la actividad de sus bodegas, la localidad cuenta con varias enotecas o tiendas especializadas, como Casa Vidaurre, que ofrece una gran selección de vinos de Olite, o el Hotel Merindad de Olite, con su enoteca, winebar y gastrobar, un espacio temático dedicado al vino en el que poder disfrutar de la mejor selección de vinos de Navarra en perfecto maridaje con tapas, tostadas y raciones gourmet.

Además, en este hotel con encanto de Olite no pueden faltar detalles relacionados con el vino en sus habitaciones. Racimos de uva decoran cabeceros y mesitas de algunas de las estancias. Detalles que tampoco faltan en las calles de la ciudad adornando puertas o rejas de ventanas. Vino y vid por doquier.

Museo del Vino

La plaza de Teobaldos es el centro neurálgico de la villa. Por ella se accede al castillo, a la iglesia de Santa María la Mayor, al palacio viejo (hoy en día Parador) y al antiguo Palacio de Santo Ángel, un edificio del siglo XVII que en la actualidad alberga la oficina de turismo y el Museo de la Viña y el Vino de Navarra.

En este museo, que se encuentra cerrado en la actualidad (agosto 2019) por motivos técnicos, se puede conocer todo el proceso de elaboración del vino, desde el campo a la mesa, su evolución histórica y los aspectos sensoriales del vino. Este innovador centro de exposiciones se articula en cuatro plantas comunicadas a través de un atrio interior abierto que permite la contemplación de diversas pinturas relacionadas con el vino.

Cada piso se dedica a un aspecto del vino, y se acompaña de vídeos y del sonido de la ‘txalaparta’, un instrumento de percusión típico del País Vasco. Así, en la planta baja  se hace un recorrido por la evolución histórica del vino en Navarra, su contexto universal, sus mitos y rituales. También puede verse una selección de botellas de las diferentes bodegas de la DO Vinos de Navarra.

La primera planta está dedicada a la viña y a la vid con un didáctico recorrido de puntos interactivos y utensilios utilizados por los viticultores en esta labor. Aquí pueden conocerse las diferentes partes de la cepa, los tipos de suelo y clima, las tareas del campo o las 11 variedades de uva que se cultivan en Navarra. En los siguientes pisos puede verse el periplo del vino desde que se exprime la uva hasta que se sirve la botella, donde no falta un taller en el que se construyen toneles, así como los procesos de elaboración del vino.

En el sótano, entre los muros de la antigua bodega del palacio, se encuentra la sala ‘El vino y los sentidos‘, en la que se pueden descubrir las diferentes tonalidades de vino, sus aromas y sabores, gracias a cajas de olores y caramelos. 

Bodegas
En el término municipal de Olite se concentra un buen número de bodegas, que realizan visitas guiadas por sus instalaciones y diferentes actividades. Así, la Familia Belasco ofrece la posibilidad de visitar sus dos bodegas del municipio, Marco Real y Señorío de Andión, con una parada intermedia en la Sala de los Aromas, un proyecto pionero en Navarra que permite conocer y educar el olfato con una colección de 46 aromas. Es la más completa de España.

Bodega Unsi propone dos experiencias: ‘Sed de Explorador‘, un recorrido por los viñedos en todoterreno, y ‘Hambre de Vino‘, una visita a la bodega con cata de cuatro vinos y maridaje con productos de la zona.

Bodegas Ochoa ofrece visitas con cata de vino y aceite, mientras que en Cosecheros Reunidos, la segunda cooperativa más antigua de Navarra, fundada en 1913, permite contemplar una de las escasas barricas Ovum -en la que el líquido está en constante movimiento- que hay en el mundo.

Vega del Castillo y  Piedemonte también ofrecen visitas guiadas a sus instalaciones, al igual que Pagos de Araiz, que transporta al visitante a un universo muy particular con luces y sombras, colores, aromas, sonidos…

Olite
Olite es una bonita ciudad medieval con muchos atractivos, además del vino. Destaca su palacio real, de estilo gótico e inspiración francesa, que en su día fue uno de los más lujosos de Europa. De hecho, un viajero alemán del siglo XV dejó escrito: «seguro estoy que no hay Rey que tenga palacio ni castillo más hermoso, de tantas habitaciones doradas«.

Muy interesante también la Iglesia de Santa María, con una espléndida portada gótica; las galerías medievales; la iglesia de San Pedro; el convento de San Francisco con sus viñedos, visibles desde el castillo, y que hoy se encuentra en venta; la torre del chapitel, y sus estrechas calles plagadas de palacios renacentistas y barrocos y casonas solariegas con imponentes blasones en sus fachadas.

No hay que abandonar Olite-Erriberri sin probar su gastronomía, con platos como el ajoarriero, los pimientos rellenos o los hojaldres de vino dulce. Y si se puede, visitarla en agosto, cuando celebra las Fiestas Medievales y la ciudad se engalana y se llena de mercaderes, trovadores o halconeros que desfilan junto a reyes y princesas y caballeros que compiten en torneos a caballo. No faltan las comidas y cenas al estilo medieval servidas en vasijas de barro por posaderos vestidos con ropajes de la época.

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