30 marzo, 2019
Jaime Nicolau
Es un torbellino a sus 73 años. Transmite una energía que roza la envidia sana. Marimar Torres es una mujer hecha a sí misma pese a formar parte de una de las familias más notables del sector del vino español. Se ha hecho a sí misma a base de rebeldía. No siempre mostrada abiertamente. Tratada con la inteligencia suficiente para buscar siempre el camino para alcanzar su meta, aunque hubiese que dar mil rodeos para ello.
Es posiblemente el fruto de una mujer nacida en una era que no se correspondía con su concepción de la libertad. No era fácil para una mujer salirse de los cánones establecidos en pleno franquismo. Ese serpenteante camino le sirvió para poder estudiar, para encontrar el apoyo de sus hermanos en casi todas sus decisiones y, cuando no, buscar el de su madre. También para eludir un matrimonio «políticamente correcto» a la altura del estatus de su familia. Lo mismo para emprender su propio camino en California tras enamorarse de un crítico enológico de mucho prestigio en aquel país. Muy alejado de la aristocracia catalana entre la que se movía desde niña. Ese ingenio le permitió elaborar su primer vino, un chardonnay, sin tener bodega. Estaba tan convencida del terruño que le había enamorado que viajó a España con ese Chardonnay bajo el brazo. Se lo dio a probar a su padre y arrancó de su boca una frase que le ayudaría a dar el paso más definitivo de su carrera: «Es el mejor vino blanco que he probado nunca». Su madre escuchó también esa «sentencia» y se convirtió en el pilar que le faltaba para arrancar con fuerza Marimar Estate y construir su «soñada» bodega al más puro estilo masía catalana. Doña Margarita le ayudó tanto que hoy un viñedo lleva su nombre, y otro el de su esposo, Don Miguel. Entre medias sus libros de cocina, sus etapas abriendo mercados en Canadá y EEUU y su declaración de amor eterno al valle de Sonoma y San Francisco…
A ese chardonnay le siguió el pinot noir, y después hasta un albariño… y el mundo del vino se puso a sus pies. Y ella respiró orgullosa porque su proyecto se situaba a la altura que una firma como Torres merecía. Y llegó su hija Cristina que se enamoró de las viñas entre las que creció. Y con el relevo generacional asegurado hoy Marimar sonríe a la vida. Cuenta sin tapujos cada anécdota de su rebeldía. Hoy es la dama rebelde del vino y la mujer más representativa de los vinos españoles en EEUU.
EL VIÑEDO DON MIGUEL, que lleva el nombre del fallecido patriarca de la familia – el padre de Marimar tiene 8 hectáreas plantadas con Chardonnay, 7 con Pinot Noir, 2 con Albariño, 2 con Tempranillo y 1 con Syrah, además de una parcela experimental de Godello. El Océano Pacífico, a sólo 16 Km, ejerce su influencia con las brisas frescas y nieblas marinas. Por eso Marimar eligió este lugar privilegiado para transmitir a California el legado de la familia Torres: la elaboración de grandes vinos.
EL VIÑEDO DOÑA MARGARITA, llamado así en honor de la madre de Marimar, se empezó a plantar en 2002 en la Denominación de Origen Sonoma Coast. Aunque la propiedad tiene 72 hectáreas, sólo ocho de ellas están dedicadas a la viña y plantadas con Pinot Noir. Gran parte de la finca se mantiene intocable y es hogar de abundante fauna silvestre y flora indígena.
Y de ellos salen unos vinos fantásticos que nunca dejan indiferente. El primero de la cata que tuvimos ocasión de compartir con Marimar en Alicante es el sorprendente Marimar Albariño Viñedo Don Miguel, variedad que se ha adaptado perfectamente a aquel terruño pegado al Pacífico, después de tener que cambiar su enclave inicial y pasarlo al viñedo Don Miguel. Hoy Marimar se muestra entusiasmada con su potencial. Le siguieron los dos Chardonnay: Acero 2017nViñedo Don Miguel y La Masía 2017 Viñedo Don Miguel. Este segundo es aquel Chardonnay que a finales de los ’80 enamorase a su padre.
Y comenzó el desfile de Pinot Noir. Tan diferentes como elegantes. Una Pinot Noir que nada tiene que ver con lo que concebimos de esta variedad en la zona mediterránea. Comenzamos con la fruta de Marimar Estate Pinot Noir La Masía 2014 Viñedo Don Miguel. Le sigue la potencia de Mas Cavalls 2014 Viñedo Doña Margarita. Para el final Pinot Noir Cristina 2014 Viñedo Don Miguel, un vino de enorme altura.
Una trayectoria brillante
Marimar Torres ha estado vinculada al mundo del vino toda su vida. Nacida en Barcelona en 1945, habla seis idiomas y está licenciada en Altos Estudios Mercantiles por la Universidad de Barcelona. Luego estudió marketing en ESADE y se graduó en la Stanford Business School. En 1988 tomó un año sabático para estudiar Enología y Viticultura en la Universidad de California en Davis. En la propiedad de California, Marimar dirige las actividades en la bodega y los viñedos Don Miguel y Doña Margarita, llamados así en honor de sus difuntos padres, en el Condado de Sonoma.
Antes de dedicarse a Marimar Estate, Marimar viajó constantemente promocionando los vinos Torres, primero en España como directora de exportación de la empresa y posteriormente en Estados Unidos, cuando fue a vivir a San Francisco en 1975. En ese año los embarques de vinos Torres a los EE.UU. ascendían a 15.000 cajas; diez años más tarde alcanzaron las 150.000. Conseguir esto no fue fácil; especialmente al principio, Marimar se enfrentó a la idea generalizada de que el mundo del vino no era lugar para una mujer. Pero logró superar este prejuicio y con el tiempo se convirtió en la representante más conocida del vino español en USA.
En 1986 Marimar empezó a plantar el Viñedo Don Miguel, muy cerca del Pacífico, en la D.O. Russian River Valley (Valle del Río Ruso), una zona ideal para Chardonnay y Pinot Noir. La propiedad tiene 33 Ha – 12 plantadas con Chardonnay, 12 con Pinot Noir, y también algo de Albariño, Tempranillo y Syrah. El viñedo tiene la certificación orgánica y se utilizan prácticas biodinámicas. En el año 2000 Marimar adquirió una nueva propiedad de 72 Ha en la D.O. Sonoma Coast, que está plantada con ocho Ha de Pinot Noir: es el Viñedo Doña Margarita.
Debido a su tradición europea, el énfasis en la viña es un concepto natural para Marimar; sus vinos, elaborados únicamente con uvas de la propiedad, son una verdadera expresión del viñedo. La bodega, con capacidad para 15.000 cajas, se construyó en 1992.
No obstante su dedicación al negocio familiar, Marimar ha encontrado tiempo para otros proyectos y es una autoridad en cocina española. Su primer libro, The Spanish Table, fue publicado en 1986; el segundo, The Catalan Country Kitchen, salió a la luz en Estados Unidos en 1992, y en España en 1995 con el título La Cocina Catalana.
Marimar vive con su hija Cristina en Sausalito y en Sebastopol, California; además viaja varias veces al año a España, donde reside en la casa que construyeron sus padres en Sitges en 1949. El esquí, ciclismo, tenis, viajar y montar a caballo son algunos de sus hobbies.
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