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Cada día Lourdes Rodríguez crea el milagro gastronómico de LUR

8 febrero, 2019

Para que lo disfrutes donde quieras.

José Antonio López
Y es, realmente, sorprendente. Una vez más, las apariencias engañan y lo importante es lo de dentro si sabemos dónde buscar y qué queremos descubrir. Estamos acostumbrados a visitar y disfrutar de la gran variedad de bares, cafeterías y restaurantes que tenemos a nuestro alcance. Unas veces por motivos de trabajo y otras por propia satisfacción sin olvidar las múltiples celebraciones que siempre acaban con un broche gastronómico.

Sin embargo hay otros establecimientos que pueden sorprendernos mucho más de lo que creemos. Me atrevo a más. Se pueden descubrir verdaderas “obras de arte gastronómicas” en más de una sencilla casa de comidas para llevar.

Me ha ocurrido y quiero, si me lo permiten, compartirlo con ustedes.

Hay muchas casas de comida a las que acuden gran cantidad de parroquianos para llevarse su ración y/o su menú diario. Unas veces porque quieren comer en casa pero no cocinar y otras porque han de comer en el trabajo o simplemente porque les apetece comer en el parque. Mil razones, cientos de posibilidades, una sorpresa. Si se acercan en Valencia a la calle Ramiro de Maeztu, a la altura del 17 se encontrarán con un establecimiento gastronómico que no llama la atención ni por sus carteles ni por la decoración de su fachada ni por sus luminosos. Se trata de una “casa de comidas para llevar” cuyo nombre es LUR. Para los que peinan alguna cana el mismo establecimiento se llamaba, anteriormente, La Pechuga.

Eran otros tiempos.

Y aquí viene lo bueno, porque, si les apetece y aconsejo que lo hagan,  al entrar en LUR van a descubrir un mundo gastronómico digno del mejor gourmet y además una selección de platos para llevar elaborados con los mejores productos y una profesionalidad y un cariño dignos de aplauso.

Pueden comprobarlo cuando consideren. Está ahí, seis días a la semana.

El alma de LUR es Lourdes Rodríguez Rodríguez. Una joven cocinera que lleva toda la experiencia del mundo entre fogones y que está empeñada en crear, cada día, platos nuevos, sanos, creativos, nutritivos y naturales… a precios muy asequibles.

Lo consigue.

Lourdes es una persona muy inquieta. Fernando, su padre, tenía un negocio de plantas. La madre, Pilar era ama de casa. Nada que ver con la hostelería. “Trabajé en el negocio familiar hasta que llegó un momento que necesitaba buscar otros caminos. Siempre me había atraído la cocina pero mi madre no me dejaba entrar en la cocina. Le daba la lata a mis abuelas Antonia y Ángela, auténticas madres de cocina, pero no había forma de tomar contacto con las cacerolas”. Con 18 años no hay quien sujete a Lourdes en su afán por descubrir algo nuevo. Es la oportunidad que estaba buscando cuando la contratan en una casa de comidas cuyo nombre era La Pechuga. “Qué maravilla. Al principio estaba atendiendo al público pero poco a poco me fueron permitiendo decorar las bandejas, luego preparar platos y por fin entrar en la cocina. Este es, fue y será mi mundo mágico y al que dedico mi vida”.

Y brillan los ojos de esta cocinera hecha a sí misma y que busca la satisfacción de los demás a base de ofrecer sus conocimientos aglutinados durante años de esfuerzo y cariño por la labor bien hecha. “Aprender, aprender y aprender. Entraba alguna hora antes para ver cómo se cocinaba. Las paellas, el arroz al horno, las patatas bravas, los pollos al ast. Todo tenía el secreto de una buena cocina que podías llevarte a casa y disfrutarla donde y cuando quisieras…”. Tres años aprendiendo y dos hijos Carlos y Valeria que le motivan a continuar en su celoso aprendizaje. “Me ofrecieron entrar a trabajar en la Taberna Jol como ayudante de cocina. Aquí, poco a poco, me dejaron dar rienda suelta a mi creatividad y forma de hacer. Fue genial. Con el equipo creamos un estilo muy particular que caló muy fuerte entre el público. Realizábamos una cocina elaborada con muy buen gusto. Once años duró la aventura”.

Y servidor da fe de la etapa de Jol porque allí tuve un primer contacto con una forma distinta de cocinar, preparar y servir. Es genial volver a encontrarme con Lourdes “algunos años más tarde”. El siguiente paso hacia adelante lleva a Lourdes a trabajar en La Pérgola, en Cádiz, 96 y matizo porque La Pérgola que conocemos ahora está en la Alameda y la lleva un tremendo equipo de profesionales a los que admiramos y queremos. “Aquí me dejaron hacer lo que quería y tuve la satisfacción de acertar y hacerlo bien. Si algún cliente me dijera que algo no está bueno… me moriría. Mi mayor satisfacción está en conseguir la perfección. Necesito respetar al cliente que viene a mi casa y ese respeto comienza con la selección de producto fresco y diario, con la oferta de platos distintos, con una cuidada elaboración de los mismos y con una mente amplia que te permita crear, crear y crear”. Y la vida lleva a Lourdes a volver al sitio donde empezó. Necesita ser ella misma, disponer de su tiempo y realizar sus sueños culinarios. El “milagro diario” comienza con la visita a hora temprana al mercado. Aquí decide los platos que va a elaborar. Y comienza su aventura que hoy le lleva a hacer berenjenas rellenas de sobrasada ibérica y berenjenas con atún y verduras. Un pollo a la canela. La ensaladilla rosa (especial por donde lo mires y pruebes), los pepitos de morcilla con manzana o los de espinacas con queso de cabra, la ensaladilla de pulpo, el solomillo con hojaldre, el rabo de toro especial, el codillo, .as manitas de cerdo, el churrasco. Su variedad de arroces (el de habas con blanco y negro, extraordinario. Y qué decir del arroz en costra).

“…y no puedes olvidarte que soy la reina de las croquetas…”.

…y no me olvido porque, entre otras están las de morcilla de Burgos con pimientos del piquillo, de paté con frutos secos, de bacon con queso de cabra, de… pasen y vean. Realmente sorprendente por muchos motivos y admirable porque se demuestra, una vez más, que se puede disfrutar de una muy buena cocina en sitios tan normales como entrañables, porque, al fin y al cabo, lo importante es lo de dentro.

“Hay un tiempo y todo lo aprendido, lo vivido, lo expuesto y lo aceptado además de lo que hay que crear lo llevo a esta nueva empresa que me permite disfrutarlo. Es mi casa. Es la tuya”. Y no quito una coma porque la frase merece mármol. Lourdes es el alma de LUR. Está en la calle Ramiro de Maeztu, 17. Su número de teléfono es el 960 69 12 27. Cocina para que te lleves lo mejor a tu casa o donde quieras y además, es muy económico. Espero te sorprenda como me ocurrió a mí. Sean felices.

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