5 diciembre, 2018
Durante el mes más caluroso del año, Bodegas Vulcano inicia su proceso de transformación de la uva en vino. Un largo proceso que necesita de gran esfuerzo por parte del viticultor y del bodeguero.
Algo acaba y algo comienza; un ciclo se cierra y otro se abre. Así sucede cada año durante el mes de agosto, con la parra y sus uvas, en ese cambio de turno entre la tierra y la mesa. La viña y su viticultor ceden al bodeguero lo que han estado gestando durante meses, para que este convierta su legado en cosa buena para el paladar.
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Lanzarote en pleno del corazón del mes de agosto se meten de lleno en las tareas de vendimia. En Bodegas Vulcano aseguran que en esta tarea son muchas las manos necesarias para la recolección de todos los racimos y el desembarco en el lagar, donde comienza el intenso pero lento proceso de transformación de la uva en vino. Cada una con su color y matices se verá reflejada meses más tarde, en la variedad de caldos que surgirán de la paciencia y el buen hacer del bodeguero.
En agosto, es el movimiento de cestas cargadas de racimos, del olor del mosto y del suave rumor del trasiego. Todo ello para degustar el Vulcano de Lanzarote y mientras se disfrute en la mesa, estará empezando de nuevo este ciclo.
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