17 octubre, 2018
Texto: Jaime Nicolau / Fotos y Vídeo: Fernando Murad -Vicent Loop
Iniciamos hoy un largo viaje que nos va a llevar a las 9 localidades que conforman la Denominación de Origen Protegida Utiel-Requena. Arrancamos con Utiel haciendo parada para conocer sus paisajes, sus rincones escondidos, su cultura, su tradición, sus gentes. Es tiempo de vendimia. Los primeros rayos de sol, filtrados entres las nubes, dejan entrever el trasiego de esta campaña de recolecta de la uva. Estando donde estamos, la primera parada no puede ser otra que su paisaje, marcado por las cepas, especialmente por las cepas viejas, especialmente por las cepas viejas de bobal.
Hemos quedado con Carmina L. Cárcel. Es la secretaria del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Utiel-Requena. Carmina ama su trabajo. Es una convencida del enorme potencial de esta comarca, en torno a un sector vinícola en claro auge. Nos ha citado en un viñedo especial. Desde la Denominación de Origen han puesto en marcha un ambicioso programa de investigación de la mano de diferentes instituciones y universidades con el objetivo de encontrar los mejores clones de bobal de cepas viejas. Esos que harán que dejemos a las futuras generaciones el camino trazado. Esos que hacen ya que los bobales de la comarca sean reconocidos internacionalmente. Esos que dan tipicidad e identidad. «El pasado mes de julio echó a andar la iniciativa que supone una apuesta firme por la calidad y la diferenciación de los vinos de la DO Utiel-Requena, el proyecto #ValoraBobal que llevamos a cabo junto al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)», señala Carmina. Desde este verano los técnicos ya han comenzado la primera fase del estudio que tiene como misión mejorar y poner en valor la variedad autóctona de la zona, la Bobal y aumentar así su competitividad en el mercado. Pues bien, la parcela en la que nos encontramos cuenta con varios ejemplares en estudio para esta causa. Paseamos con Carmina un viñedo que es un tesoro. Un patrimonio del que posiblemente ni la comarca sea consciente. Con un potencial enorme. Con un valor incalculable.
Alguien se acerca a lo lejos. Nuestra inquieta acompañante ya lo ha divisado. “Ahí viene Vicente”. Sin tiempo para dejarnos preguntar se apresura a resolver nuestra duda. “Vicente es un joven viticultor que se ha hecho cargo del viñedo de su familia. Es un ejemplo de lo que podemos conseguir para arraigar a la gente joven al territorio rural, si trabajamos bien nuestro sector. Si ven que vale la pena. Si su pasión les permite ganarse la vida”. Lo cuenta con un brillo especial en los ojos. El de alguien que cree en lo que hace. El de alguien que contagia a todos los que le rodean. Y Vicente ya está a nuestro lado. Asiente en todo momento. Cree a pies juntillas en el proyecto y en la filosofía de este Consejo Regulador. La primera piedra, el primer pilar, están puestos y firmemente sujetos. La casa tiene muy buena pinta. Está en proyecto, es cierto. Pero apunta a espectacular.
Nos despedimos de Vicente. Un tipo formado, es documentalista, y que ha retornado a sus orígenes para cuidar de sus viñas con pasión. No se arrepiente. No mira atrás. Es una opción real, tangible y apasionante.
Tomamos camino a la sede del Consejo Regulador. Hemos quedado con Esperanza Alonso. Es la responsable del Museo de la Bodega Redonda, un edificio de enorme belleza e historia en el que se instaló hace décadas la DOP Utiel-Requena. Esperanza nos cuenta el porqué acabó la DOP allí, qué ha sido en sus diferentes etapas esta bodega, la cercanía de la estación de ferrocarril… En definitiva, una parada obligada para el ávido de conocimientos de la historia del vino en la comarca. «La bodega funciona hasta 1957. En los años 80′ se cede por parte de la cooperativa al Consejo Regulador. Es una visita obligada para aquellos que quieren conocer la historia del vino en la comarca. Desde visitas hasta catas sensoriales, una parada en este Museo es obligatoria para los amantes de la cultura del vino», señala Esperanza Alonso.
Casi sin tiempo para digerir tan preciosa historia partimos hacia el Ayuntamiento. Nos espera Fernando Benlliure y parte de su equipo. Nada de formalismos. Queremos recorrer con él las calles de Utiel. Le hemos pedido que nos guíe como haría con cualquier invitado que no conociera la localidad. “Eso nos llevaría más de un día” nos espeta sonriendo. Utiel, su pueblo, «tiene mucho que mostrar y mucho que contar». Salimos desde el Ayuntamiento callejeando por el precioso casco antiguo hacia el otrora Castillo. Llegamos a “Las Cuevas”. Es una de las obras emblemáticas de su mandato y está orgulloso de ellas. Es la espectacular recuperación de un patrimonio envidiable y aún por descubrir por los valencianos. «Es la historia de la cultura del vino en la localidad. Bodegas familiares conectadas por galerías subterráneas repletas de tinajas», señala Fernando. Se cuentan por cientos. Una ciudad del vino debajo de la ciudad. Es un privilegio para la vista. Para los sentidos diría yo. Te atrapa para siempre.
El agradable paseo nos lleva ahora al Museo etnológico. Más historia del vino en épocas anteriores al año cero. Aperos del campo, vestimentas… Es comprender el porqué del Utiel de hoy. Desde allí volvemos a callejear por la zona árabe. Callejuelas estrechas, casas blancas… encanto. Llegamos hasta la plaza de la Puerta del Sol. Allí luce imponente el Homenaje al Agricultor Utielano… que sujeta en la mano, como no, un racimo de uva.
Así es Utiel, una localidad cargada de belleza paisajística, repleta de cultura del vino, de una gastronomía contundente y un precioso tesoro escondido: una ciudad debajo de la ciudad.
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