Ayer por la tarde la calle Vicente Brull, en el Grao de Valencia, quedaba en un profundo silencio que se extendía por todo el barrio del Cabanyal-Canyamelar. Había emprendido su viaje al cielo una de las personas que más pasos ha dado por esas callejuelas cargadas de encanto en la Valencia marinera. Brillaba con fuerza una nueva estrella en el cielo. Había emprendido su viaje más largo Arnoldo Valsangiacomo. Ayer el sector del vino valenciano, tal y como lo concebimos hoy, perdía uno de sus «progenitores».
Desde niño ha sido habitual para él cargar los barcos en el muelle del puerto de Valencia para que sus vinos recorrieran el mundo. Aquel juego pronto se convirtió en su trabajo y su pasión. Don Arnoldo es uno de esos personajes que te encuentras en el camino y te atrapan para siempre. Uno de los motivos por los que uno se siente satisfecho de haberse acercado al sector del vino valenciano. Cuarta generación de la empresa familiar decidió hace unos años pasar el testigo a sus hijos. Carlos, desde la gerencia, y sus hermanos Arnoldo en la parte técnica y Marta y María en la exportación, ferias, etc, completaron un equipo perfecto que su padre contemplaba con orgullo. Raro era el día en que uno visitara la sede de la firma en Chiva y no se encontrara a Don Arnoldo. Lo mismo con las citas importantes de la DOP Valencia y su inseparable amigo Cosme Gutiérrez, la Mostra de Proava, las Jornadas Técnicas… incombustible. Así lo describía alguno de sus hijos pues, tras dar el relevo a la quinta generación, no ha dejado de estar un día al pie del cañón, literalmente.
Y es que el nombre de Arnoldo salía cuando menos lo esperabas. Recuerdo una entrevista al enólogo Diego Fernández Pons en la que, de pronto, responde mostrando admiración por el que fue su maestro: «Yo aprendí de mi primer jefe, don Arnoldo Valsangiacomo, el amor por el vino como producto y como sector. La importancia que tiene el vino como vertebrador social de nuestro territorio». Y este es sólo un ejemplo.
Como ya hemos dicho, en el camino hemos conocido su legado de la mano de cuatro de sus hijos a los que ha exigido desde el principio la misma profesionalidad y dedicación que él ha brindado a su empresa. Y ellos le han respondido con creces. Intentando adaptar la bodega a los tiempos actuales, Carlos, Marta, Arnoldo y María muestran pasión por lo que hacen cada día. Y eso lo llevan inyectado en la sangre desde bien pequeños. Por eso Valsan1831 va a seguir siendo una de las firmas más destacadas del levante vinícola. A ellos toca hoy enviarles un abrazo grande.
Pero hoy eso importa poco. Hoy llora un poco la «cuva vella» de Castaño. Hoy los ángeles tomarán Vittore.
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5 comentarios en
Marta el 26 septiembre, 2018 a las 12:28 pm:
Muchas gracias Jaime precioso homenaje a nuestro padre.
Jaime Nicolau el 26 septiembre, 2018 a las 1:43 pm:
Mucha fuerza Marta, ya sabes que hacemos lo que nos pide el corazón
Patricia el 26 septiembre, 2018 a las 2:53 pm:
Un abrazo enorme de corazón Marta a ti y toda la familia.
rober el 27 septiembre, 2018 a las 9:02 pm:
Emocionante…
Almu el 27 septiembre, 2018 a las 10:01 pm:
Precioso! Mucho ánimo familia!