12 septiembre, 2018
La variedad blanca moscatel –junto a la chardonnay– es una de las más populares de manera global. Su ciclo de maduración le lleva a ser vendimiada en las primeras semanas en DO La Mancha. Muscat, moscato o simplemente moscatel, recibe tantos nombres como amplia y dilatada es su demanda. En versión monovarietal, para vinos secos, o tradicional y naturalmente dulces, los moscateles poseen una potencia de aromas primarios que después, en copa cautiva al paladar.
Su fama la posiciona acompañando postres, pero la moscatel de grano menudo ha crecido sustancialmente en el viñedo manchego, hasta convertirse en la sexta variedad blanca más cultivada en DO La Mancha. Los técnicos y enólogos aprecian su finura en boca y sus inconfundibles aromas florales. “En un vino blanco no solo hay que buscar aromas frutales también florales y la moscatel cuando es ensamblada con otras, enriquece en aroma los vinos”, explica Juan Antonio Calleja, director técnico en Bodegas Altovela, de Corral de Almaguer.
En La Mancha toledana ya se está recogiendo esta variedad junto a otras de mayor estructura ampelográfica como la chardonnay y la sauvignon blanc, ambas de procedencia francesa, pero con muy buena adaptación al territorio manchego.
Para viticultores como Javier Conde, no hay duda de que esta campaña 2018 también dará lugar a vinos de muy buena calidad, ya que aunque “lenta, la maduración ha sido equilibrada y de calidad”. De hecho, están entrando uva en las tolvas con 6,5 de acidez y 3,25 de Ph en los parámetros de calidad.
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