28 junio, 2018
David Blay Tapia
Si tu hija se apellida González Murakami, hay algo subyacente que evidencia mezcla de culturas. PodrÃa pensarse que únicamente referida a aspectos personales o simplemente amorosos, pero en este caso constituye un resumen del giro vital del protagonista de este artÃculo.
Alberto, el padre y protagonista de esta historia, jamás pensó que serÃa chef y mucho menos de un restaurante japonés. Pero algo sobresalÃa en un carácter que le llevó a practicar deporte desde bien pequeñito: disciplina y capacidad de trabajo para buscar nuevos objetivos de manera constante.
Quizá por eso aceptó, para sacarse algún dinero, el puesto de repartidor en un local de comida asiática. Nada raro en alguien de su edad. Pero lo que allà fue viendo poco a poco le empezó a picar hasta el punto de iniciar una aventura conjunta con quien se convertirÃa en su maestro. Y marcarÃa lo que podrÃamos definir como su segunda trayectoria laboral.
En Kamon aprendió a ser cocinero, pero sobre todo vivió la mayor experiencia transformadora de su existencia: pasar tres meses trabajando en restaurantes de Tokyo, apañándose con lo poco chapurreado que conocÃa del idioma nipón. Y, sobre todo, tener el tiempo necesario para pensar qué querÃa hacer, cómo y cuando. Y reaterrizar en España con una idea clara en su cabeza.
Hace poco más de 365 dÃas que abrió Kaori en la calle Carles Cervera de Ruzafa. Un lugar que no es de paso, pese a ubicarse en uno de los barrios de moda. Y con un local que no es grande, a pesar de la alta demanda que reciben, sobre todo los fines de semana.
Allà se respira la filosofÃa que exhibe Alberto en un cara a cara: un sitio callejero, pintado con graffitis que representan guerreros samurai. Moderno, con reminiscencias de los cables que pueblan los techos de algunos edificios de Harajuku en forma de cuerdas cuando uno echa la vista arriba. Estrecho pero no incómodo, para que el servicio de sala sea rápido y satisfactorio para el cliente. Y marcado por una fusión de los conceptos que mamó tanto en su infancia como en su transformación posterior.
La cocina de Kaori aspira a llevar a sus comensales a los sabores japoneses, desde el sushi hasta los guisos más arraigados, mezclándolos con las raÃces mediterráneas que comió desde su nacimiento en casa de su familia. Y, aun estando la carta disponible en su página web, incita a que quien se sienta allà se deje asesorar.Â
Para eso cierran dos dÃas a la semana y solo abren a mediodÃa de jueves a domingo: porque si alguien quiere un plato, éste siempre debe estar disponible. A pesar de las dificultades logÃsticas que ello supone para un equipo culinario.
La mujer de Alberto, como habrán adivinado, es japonesa. Y su hija nació casi al mismo tiempo que subÃa la persiana del primer negocio propio de su vida. Y, aunque no es una historia que haya ido contando, algo debe percibirse cuando se le conoce.
Porque desde los dos primeros meses de vida, Kaori se colocó en el número 1 de TripAdvisor en Valencia. Y todavÃa hoy ocupa puesto de podium con un 84% de opiniones que lo consideran ‘Excelente’. Hay quien dirá que no es el indicador más fiable, y no le faltará razón. Pero, de momento, le sirve para haber sido rentable desde el primer dÃa. Y para entrar en el selecto mundo de aquellos restaurantes donde necesitas reserva con semanas de antelación si quieres acabar sentándote en alguna de sus mesas.
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