M.ª José Núñez
El séptimo arte, una de mis grandes pasiones, desde bien pequeña, ha tenido la capacidad de abrirme el apetito. Bien es cierto que no se necesita mucho para que a una amante del buen comer como una servidora le entren ganas de zamparse una pizza con jamón serrano y rúcula o una fideuà de marisco, pero… ¿acaso no estáis de acuerdo en que ver un buen plato de comida en la gran pantalla hace que nos entre un hambre canina?
Comer con los ojos lo llaman… pero, ¿a que podéis tener una onza de chocolate en vuestra despensa sin hacerle caso apenas durante días (algunos, incluso meses) y, sin embargo, cuando visteis la película ‘Chocolat’ os visteis en la encrucijada de abandonar la sala de cine -a pesar de lo mucho que os estaba gustando el film- para ir directos a devorar todo el chocolate que se os pusiera por delante? Y con ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ el efecto ‘lo quiero ya’ es casi inmediato. ¡Uf! Respirad, que este párrafo me ha salido bastante extenso. Supongo que por la intensidad que proporciona el subidón de azúcar.
En casi todas las películas vemos comer a los actores: platos espectaculares, desayunos dignos de un rey y/o fast food. Pero hay films donde la gastronomía es el protagonista principal, donde el mundo del celuloide y el de la comida se aúnan, eso que yo llamo ‘cine gastronómico’, o mejor aún… ‘cine al dente’. Y es que siempre me ha alucinado esa exquisita manera que tienen los italianos de decir que la pasta está ya cocida pero no dura… y perfecta para ser degustada. ¿A qué tipo de cine me refiero? Pues a esas historias que nos dan gula, voracidad… un ansia viva por comer. ¿Por dónde empezar cuando hay tantas producciones que me han hecho abrir la nevera o visitar el supermercado cuando ya daba por zanjada la compra semanal?
Los spaguetti que engulle con avidez Julia Roberts en su periplo por Italia en ‘Come, reza, ama’, creo que jamás podré olvidarlos. Y encontrar unos iguales fue algo que durante años me tuvo obsesionada hasta el punto que, pasados unos meses, visité Italia y busqué el restaurante por toda Roma.
Continuamos nuestro viaje gastronómico de cine? En ‘El olor de la papaya verde’, film oriental que no recuerdo muy bien si me entusiasmó su argumento, lo que mi mente no olvida son esos planos de detalle de la comida y la exquisita preparación de platos asiáticos.
Por otra parte, ‘Tomates verdes fritos’ se centra más en las historias de sus personajes que en la cocina. Pero ¿quién no le echó el ojo a esos tomates tan especiales que cocinan con tanto amor sus protagonistas? Una peli inolvidable. Con ‘Woman on top’ me ocurre algo parecido. Una película que pasó sin pena ni gloria por la cartelera. Con una Penélope Cruz de pelo claro, en el rol de una brasileña de grandes dotes culinarias… Espiritualidad gastronómica y música que embelesa.
‘Un toque de canela’ es de esas historias donde la cocina tiene un papel fundamental, y que tiene la capacidad de, junto a una sugerente banda sonora, hacer que nos transportemos al otro lado de la pantalla e incluso sintamos los aromas de los platos que prepara su protagonista. Tortilla soup, remake de la peli de Ang Lee ‘Comer, beber, amar‘, también nos deja ciertos tintes gastronómicos en varias escenas.
Y como siempre hay sitio para el postre, ‘Tiempos de azúcar’, una película española protagonizada por Carlos Fuentes y María Adánez bastante jovencitos, cuenta una romántica historia sobre un pastelero que va endulzando los momentos más importantes de la vida de la chica de sus sueños con pasteles que elabora con todo su amor. Como no podía ser de otro modo, es un relato empalagoso, edulcorado y con todos los sinónimos que existan de dulce y almibarado pero… hasta me entraron ganas de convertirme en pastelera.
Como no se trata de enumerar todo el cine culinario que hemos saboreado sino del que nos da más glotonería, finalizaremos con tres producciones más actuales, como son: ‘Chef’, aquella simpática historia de un cocinero de primera que deja todo y emprende un proyecto de venta de comida en food truck, donde se siente libre. Sus bocadillos aún permanecen en mi mente desde que la vi hace un par de años. De ‘Un viaje de diez metros’ me quedo con la prueba que le hacen a uno de los personajes principales para descubrir si es o no un buen cocinero: hacer una simple tortilla… ¡Y qué tortilla¡ Yo creo que me la comí fijando la mirada al darle al ‘pause’.
Este post ‘to be continued’… Sí, habrá segunda parte. Y prometo que será buena, no como las secuelas con las que nos castiga la cinematografía. Pero mi paladar no se quedaba a gusto sin mencionar ‘Julie y Julia‘, la interesante aventura de una estupenda Amy Adams en el papel de una bloguera que se propone hacer todas las recetas de su ídola Julia Child (interpretada por Meryl Streep), y contarlo, narrarlo y disfrutarlo. Como también pretendemos divertirnos en este repaso mensual por las escenas de ficción que se mastican y se ingieren con la vista… Porque el cine, no lo neguemos, nos incita a ser un poco más tragones.
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