16 enero, 2018
M.C.G.
La última añada de Bodegas Vegamar ya está en el mercado. Una añada, la de 2017, que se caracteriza por su «fantástica calidad«, si bien ha sido más corta de lo esperado debido a la combinación de heladas y sequías, y de la que han salido vinos que conjugan elegancia, finura y aroma.
Los responsables técnicos de la bodega de Calles, Pablo Ossorio y Maripaz Quílez, presentaron ayer los nuevos vinos jóvenes de la colección Vegamar Selección, cuyas características pudieron ser comprobadas en cata por los clientes y periodistas que asistieron al evento en la bodega urbana que Vegamar tiene en la calle Colón de Valencia. Asimismo, los enólogos presentaron el «buque insignia» de la firma, «Esencia 2015«, así como un vino que «va a traer muchas alegrías», como es Vegamar Dulce, puesto a la venta en la campaña de Navidad y del que solo quedan ya 3000 botellas en bodega.
Durante el acto, Pablo Ossorio realizó un balance muy positivo de la marcha de la bodega desde ese 2014 que supuso un punto de inflexión, de «cambio y revolución», en la firma. Un «camino corto» en el que se ha diversificado producto, se han elaborado vinos dinámicos, se han incrementado las exportaciones (el 49% el último año) y en ese objetivo inicial de figurar entre las cien mejores bodegas del mundo, se ha colado en el puesto 72 según la lista dada a conocer el pasado julio por la Asociación Mundial de Periodistas y Escritores de Vinos y Licores.
Ossorio y Quílez describieron las características de la cosecha de este año, que ha sido corta en toda Europa –la más corta desde la Segunda Guerra Mundial, según los especialistas–, con heladas que golpearon duramente en primavera a todos los países y que se unieron, en España, a la extrema sequía del verano.
El que se hubiera conjugado una cosecha corta por la helada con una sequía muy dura hizo que el ciclo vegetativo de la uva fuera muy corto, marcándose también un nuevo récord en muchas zonas vitícolas en lo que se refiere a vendimias muy tempranas. El sabio control de los recursos hídricos de los viñedos de Vegamar en las mesetas de Calles contribuyó a superar gran parte de ese problema.
En Vegamar se precipitó la vendimia en los blancos, tanto con las variedades autóctonas de moscatel y merseguera como con la foránea de Sauvignon blanc. Como explicaron los técnicos de la bodega, los tintos llegaron a las fechas de vendimia con un alto contenido en azúcar, por lo que el grado alcohólico se aseguraba, pero no así la maduración polifenólica que aporta aromas y complejidad a los vinos. Por ello hubo que arriesgar y esperar dos semanas para que se equilibraran ambas maduraciones. Esa espera mereció la pena y los vinos están fantásticos en su conjunto.
Los vinos presentados ayer son los monovarietales blancos de sauvginon blanc y merseguera, el rosado de merlot y los tintos de garnacha, merlot y syrah. Estos vinos forman una combinación ganadora de variedades autóctonas como la garnacha y la merseguera, a los que se suman las tres foráneas que a lo largo de los últimos años y de un largo trabajo de investigación en el terroir del Alto Turia producen vinos más singulares.
El Merseguera es un vino de doble fermentación, con cuerpo, estructura y una acidez importante equilibrada con sensación dulce. Para conseguir cepas viejas de esta variedad, Vegamar ha llegado a un acuerdo con los socios de la Cooperativa de Alcublas. El Sauvingnon Blanc, por su parte, es muy aromático, con recuerdos a fruta tropical, y con mucho sabor.
El rosé de Merlot presenta un característico color rosa con reflejos rosa, en el que no se ha hecho uso del carbón, y que tiene aromas dulces. En el acto se presentaron también tres tintos elaborados con garnacha, de aromas muy dulces; merlot, fresco y muy intenso aromáticamente, y shyrah, con cuerpo, denso, mucho peso en boca y cierto tono mentolado.
Junto a estas referencias se presentó el Vegamar Blanco, de Sauvignon (73%) y Moscatel (22%), un vino franco, de mucho volumen y sabor en boca, en el que ambas variedades están muy compensadas.
Por último se presentó el Dulce de Vegamar, a base de moscatel de Alejandría, un dulce natural que ha cambiado ligeramente la elaboración para aumentar el potencial varietal y que también ha mudado de traje, ya que presenta una nueva botella más estilizada y acorde con un tipo de vino diferente.
Vegamar no oculta su entusiasmo por sus nuevos vinos, toda vez que se suma a la falta de stock de la añada anterior que ya ha desaparecido de sus almacenes algunas referencias, incluso, antes de llegar a la vendimia, lo que dice mucho de las preferencias de los clientes por estos vinos del Alto Turia que están copando en los últimos tres años decenas de reconocimientos nacionales e internacionales y con una característica que los hace únicos: un precio muy razonable.
Vegamar Esencia 2015
Aunque el protagonismo fue para los vinos de la nueva añada, en Vegamar no quisieron dejar pasar la oportunidad de presentar el nuevo tinto de guarda, el Vegamar Esencia que acaba de salir al mercado con la añada 2015 después del pertinente paso por barrica y espera en botella.
Este tinto lleva un 55% de garnacha y un 45% de syrah, que se elaboran por separado. Un coupage que se ha demostrado todo un éxito por cómo se comportan en largas crianzas. Además, aúna lo mejor de una tinta autóctona que está teniendo mucha pegada en los mercados internacionales, con el syrah, más conocida fuera de España, hacia donde está enfocado el mercado de este tipo de elaboración
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Un comentario en
Pepe benajes el 22 enero, 2018 a las 10:34 am:
Me encanta el empuje y la fuerza que lleváis. Adelante con vuestro buen hacer, un abrazo