21 diciembre, 2017
J.A.L.
Cuando tengo el placer de hablar con José Antonio siempre me queda el sentido de culpabilidad de no tener más tiempo para hablar con él, y les puedo asegurar que ambos, aprovechamos bien las horas.
La verdad es que llegar a Sequer lo Blanch y ver la obra que la familia Belloch ha realizado allí durante generaciones te incita a la emoción y al eterno aplauso a una saga que está empeñada, no solo en recuperar la sabiduría ancestral de la huerta, sino a que llegue a todos y cada uno de los rincones del mundo.
La vida de José Antonio gira alrededor de la chufa, su cultura y su difusión. El tiempo y la historia le han dotado de un lugar emblemático donde solo la naturaleza supera a la naturaleza. Día a día, en su restaurante, se sirven platos que levantan admiración por su originalidad y por la pasión con que están elaborados.
Cada uno de sus ingredientes puedes cogerlos desde la ventana del comedor. Allí están las verduras, las especias y muchas cosas más en su estado natural y, como reina de todo, la chufa.
Unas van “envejeciendo” arriba del restaurante, otras se preparan para el secado. Hay más preparadas para elaborar la gran cantidad de productos que van desde la horchata a la cosmética, a los licores y a los ingredientes de una gastronomía que asombra y complace.
El mundo de la chufa es un poco más famoso gracias a personas como José Antonio Belloch.
Y este es solo el principio.
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