21 agosto, 2017
Tal y como escribía Fernando Fernan Gómez en su magistral obra, os proponemos diez vinos blancos que tienen una vida especial estos meses que el sol aprieta. Vamos allá con 10 blancos con los que no vas a fallar. No están todos los que son, pero éstos tienen personalidades que no te dejarán indiferente.
Comenzamos el repaso por todo lo alto. Allá vamos con Finca Calvestra, la obra maestra con la que el enólogo Toni Sarrión rinde homenaje a la autóctona mersegura desde Mustiguillo. Tras años de investigación con la Merseguera nace este vino blanco que expresa al máximo las virtudes de esta casta mediterránea. Toni Sarrión, enólogo y alma mater de la bodega, comenzó a estudiar esta variedad autóctona valenciana en 2006. Vino que debe su nombre a la finca en donde nace, Calvestra en Requena, a más de 900 metros de altitud, siendo uno de los viñedos que se cultivan a más altura de la comarca.
Viñedos en cultivo ecológico, viejas cepas de bobal injertadas de Merseguera. Selección de las mejores uvas de viñedos en ladera. Tras pasar doce meses de crianza en barrica de borgoña, el nuevo vino 100% Merseguera de Mustiguillo ya está listo para disfrutarse.
Seguimos con otro grande. Viajamos ahora hasta Moixent, hasta las tinajas de barro de Celler del Roure, donde reposa Cullerot, una obra de Pablo Calatayud. Es un coupage de Macabeo, Malvasía, Pedro Ximénez, Verdil y Chardonnay. Amarillo pajizo con destellos dorados. La nariz es intensa, fresca y expresiva, con nota de peso de fruta, en la que destacan los recuerdos a fruta blanca fresca y los matices cítricos. Hay también alguna sensación de minerales que le dota de más volumen. En boca tiene buen ataque, con cierta cremosidad, suaves amargos, buena acidez, sensaciones cítricas, una trama ligera y bastante persistencia.
Continuamos en la subzona Clariano de la DOP Valencia. Vamos ahora hasta el viñedo que Bodegas Enguera tiene en Fontanars dels Alforins para probar Blanc d’Enguera. El alma de este blanco lo compone principalmente la variedad Verdil, autóctona de Alforins. La acompañan, en menor proporción, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Viognier. La maceración en frío y envejecimiento parcial en barrica de roble francés completan la personalidad de nuestro Blanc d’Enguera. Color amarillo pajizo con reflejos verdosos, destacan los aromas florales y a fruta verde, manzana y pera. En boca resulta equilibrado, fresco, complejo, graso. Vino de guarda.
Bajamos un poco más, concretamente hasta Xalò, para proponerles Bahía de Denia, uno de los blancos más galardonados del Mediterráneo. Es un vino elaborado 100% con Moscatel. Es un vino delicado, muy arómatico, fresco y equilibrado. A la vista es un vino limpio y transparente, muy brillante y atractivo, de color amarillo pajizo pálido con ribetes ligeramente verdosos. En nariz presenta una intensidad aromática muy alta. Frutas blancas y de hueso, aromas florales y cítricos. Boca golosa, de largo recorrido. Afrutado, retronasal potente y postgusto largo y ligeramente amargo, propio de la variedad moscatel.
Regresamos a la DOP Valencia pero no dejamos la autóctona Moscatel. Es turno para Sierra Norte. Pasión de Moscatel es uno de los blancos más laureados de la Comunidad Valenciana, como ocurre con el resto de la gama Pasión de la firma. Pajizo pálido de frescura infinita, tiene un aroma exquisito característico de la variedad, notas florales, flores blancas y frutales de albaricoque y manzana verde. En boca es frutoso, seco, buena acidez, muy amplio, te llena la boca de matices y te deja una sensación final muy agradable, de gran persistencia.
Vamos ahora con uno de los proyectos más atrevidos de Luis García Severino en Bodegas Gandía. Se trata de Ostras Pedrín, elaborado con Verdosilla del Alto Turia. Tiene un color amarillo pajizo brillante; en nariz desprende aroma a pera, melón y ámbar. En boca es amable, goloso, elegante, vivaz, frutal y con un largo final. Es un vino recomendado para mariscos, pescado, carnes blancas, aves, arroz y queso fresco.
No dejamos el Alto Turia para seguir con Bodegas Vegamar, en Calles y uno de sus vinos más laureados: Blanco de Vegamar. Elaborado con sauvignon blanc y moscatel es un vino de color amarillo cristalino con matices verdes. En nariz presenta una intensidad muy alta, recuerdos de fusión de fruta tropical con mediterránea, destacando la piña, maracuyá, lima y mandarina con un fondo floral de azahar. En boca es un vino amplio, con buena estructura, rico en sabor de fruta y acidez equilibrada fresca.
Después de conquistar el mercado con Cepas Viejas Bobal, Murviedro lanzaba un proyecto clónico pero con la blanca Merseguera: Cepas Viejas Merseguera. Es un vino amarillo con matices verdosos, muy brillante. En nariz cuenta con una intensidad media con notas de fruta de hueso madura, acompañadas de componente floral, acabando con suaves toques de hinojo, balsámicos. En boca resulta untuoso, con peso en boca, recuerdos a albaricoque, orejones. Un vino con aires de mediterráneo, acidez equilibrada y una sensación de longitud notable. Muy persistente.
Regresamos a Utiel-Requena. Vamos a acabar esta recomendación con dos vinos de auténtica traca. Empezamos con Impromptu, una obra destacada de Pablo Ossorio en Hispano Suizas que es ya una referencia entre los grandes blancos de guarda de España, respaldado de manera casi unánime por la crítica especializada. Es un monovarietal de sauvignon blanc. A la vista presenta un color amarillo con reflejos verdosos. En nariz cuenta con una intensidad muy alta, mineral, recordando aromas de fruta fresca tropical y compota. En boca presenta buen peso de fruta, untuoso, denso, buena acidez final y muy largo en la boca.
Acabamos con una sorpresa que a nosotros nos cautivó, pero también a la prestigiosa crítica Sarah Jane Evans. Julieta es un vino dulce –como no podía ser de otro modo si va dedicado a una madre (la de los hermanos Salón)–. Julieta está elaborado con uvas botritizadas de chardonnay (60%) y sauvignon (40%), y ve la luz ‘gracias’ a un ‘fiasco’ meteorológico. Lo que hoy es este elegante y sabroso dulce de 14,5 grados tenía que ser en su origen un Aurum, uno de los blancos de la bodega. Sin embargo, un gran pedrisco en agosto del pasado año dio al traste con buena parte de la cosecha e hizo que la uva se botritizara. Los Salón decidieron dar la vuelta a este contratiempo y decidieron lanzarse a producir este dulce de tirada limitada. Julieta, que ha pasado 15 meses en barrica, viene en una botella muy característica y elegante, en la que puede verse el rostro de una mujer, de una madre, que sostiene cariñosa un racimo. La primera botella de este vino, según explicó Salón, la recibió emocionada la auténtica Julieta el Día de la Madre. “Esto es fruto tuyo, madre”, concluye la poesía de la caja.
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