Axel Pitarch nos describe Sasserra 2003

Axel Pitarch Llorens
Vega de Ribes es una pequeña bodega con larguísima tradición, situada en Sitges, Barcelona, en una antigua masía cuyos orígenes se sitúan en la Edad Media. La familia Bartra i Roig continúa actualmente la tradición tras dieciséis generaciones de cultivo de la tierra y elaboración de vino, renovándose para aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías enológicas y comercializando sus vinos en la bodega y en las tiendas locales, reservando una parte de la producción para la restauración y la exportación. Gracias a ello, nos han llegado algunas botellas a Plaerdemavida. Todo un honor.

Sasserra 2003 es un vino varietal de malvasía, sin paso por barrica, que ha evolucionado excepcionalmente bien en la botella durante sus casi catorce años de vida. Es un claro ejemplo de vino que rompe con la vieja máxima que dice que todo vino sin contacto con la madera debe consumirse joven y fresco. Se comercializa bajo la DO Penedés.

Es un vino obviamente maduro, de un color dorado que se acerca al ambarino y con notas frutales llevadas al extremo, expresadas como dulce de membrillo y orejones. Nos embauca desde el principio con una intensidad aromática alta y aromas que recuerdan a vainilla y a coco, los primeros en asumir el protagonismo por encima de la mineralidad y los toques salinos, como piedra blanca y yodo. Todavía desperezándose, en boca también se nota su timidez, se percibe maduro, fresco y con una estructura comedida. Parece que se eche en falta un ligero punto de peso en boca.

Al oxigenarse empieza el espectáculo. Ganan en presencia los aromas lácteos; la mantequilla caliente, el toffee, la crema de moca, y en ese momento también da la sensación de crecer en boca, percibiéndose más untuoso. Llena el paladar a su paso, sin ser agresivo, con acidez fresca y muy integrada y empieza a mostrar una cara más joven. Las frutas amarillas son ahora frutas de hueso, albaricoques y nísperos, maduros, pero sin llegar a acompotados o a deshidratados.

Estamos ante un vino sorprendente. Al abrirse gana en complejidad y curiosamente, cuando parece que la fruta vaya a caer por la oxigenación, vuelve a expresarse con mayor intensidad, eso sí, muy madura. Un vino que nos gana por su fondo de armario, por sus argumentos. No es que nos engañe, pero tal vez sí lo prejuzguemos, pues esperamos que caiga la fruta y aparezca la barrica, pero no aparece porque no la hay y el vino saca lo que es, un vino primario. Frutas que no se pierden en beneficio de una barrica que no existe, sino que vuelven una y otra vez, en diferentes puntos de maduración, en diferentes estados.

Al tragarlo tarda en irse. Permanece en el fondo del paladar una nota yodada que da persistencia en el postgusto como sólo los vinos añejos pueden lograr, como una manzanilla pasada, con su salinidad, con sus viñas cerca del mar.
No temamos servirlo a unos 15º, pues no necesita más frío. Se muestra muy expresivo y muy frutal a esa temperatura y no acusa puntas de alcohol.

Es una delicia si lo acompañamos de un arroz de sepia sucia y garrofón. En Plaerdemavida lo sabemos por experiencia.

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