Jaime Nicolau / Vicent Bosch
Pues la respuesta a la pregunta es: las dos cosas y me explico. Uno se siente orgulloso de ser periodista, por ejemplo, cuando ve a un medio de comunicación ser el azote de la corrupción, yendo por delante de la justicia en la denuncia de casos de mucho calado (Bárcenas y El Mundo, por ejemplo). Lo mismo para aquellos que trabajan denunciando situaciones de gran injusticia en países en los que hacerlo es un riesgo. Este es el periodismo que responde fielmente a la definición del mismo.
En la materia que nos ocupa, la de periodismo en el mundo del vino, produce enorme satisfacción transmitir el trabajo de firmas, en muchos casos familiares, que ponen toda la pasión en proyectos que envuelven tanto al que los cuenta como al que los conoce. Durante todo 2014 recorrimos la Comunidad Valenciana con el afán de mostrar al público las bodegas más destacadas de esta tierra en lo que llamamos Rutas 5 Barricas. Pero lo mismo podemos decir de las muchas entrevistas realizadas cara a cara con personajes del sector como Pablo Ossorio, Toni Sarrión, Pepe Mendoza, Diego Talavera, Carlos Valsangiacomo, Adolfo de las Heras, Manuel Olmo, María José López, José Hidalgo, Daniel Expósito, y así podríamos continuar recitando hasta superar la centena.
Más de lo mismo podríamos decir si hablásemos de referencias, aquí nos iríamos seguramente muy por encima del millar. Y es que son casi 10 años siendo un altavoz del sector del vino valenciano, de nuestros cavas, de nuestros enólogos y bodegueros, sin otra pretensión que la de hacerles a ustedes partícipes de lo bien que se trabaja en este importante sector que ha ganado mucho peso en la agricultura valenciana. Denunciando también lo que hemos considerado denunciable.
Y en estas estábamos sientiéndonos satisfechos con el trabajo bien hecho cuando se nos ocurrió complementar nuestra oferta informativa con los Restaurantes y locales de hostelería que por alguna razón están de moda en la ciudad en nuestros Restaurantes 5b. Y es aquí donde nos hemos encontrado con un periodismo que vive continuamente al borde del precipicio: los críticos gastronómicos. Los hay que manejan su puesto con sensatez, sabiendo que van a poner nota al trabajo de otros y que de su crítica puede depender que un cliente vaya o no a comer o cenar a ese local. Me contaba anoche mismo una de las personas que más años lleva realizando este periodismo en Valencia, que él si tiene que contar algo negativo, lo cuenta, pero que si en el local no encuentra nada positivo, prefiere no escribir el artículo antes que asestar un golpe que puede ser definitivo a un negocio.
¿Que dónde quiero llegar? Se lo explico sin dar vueltas. Hace unos días llegaba a nuestro mail una queja equivocada sobre un artículo de Aquarium, sí el local que todo el mundo ha visto alguna vez que se mantiene pese a la crisis en la Gran Vía Marqués del Turia. Nosotros no éramos los autores del artículo pero la curiosidad me llevó a leerlo en un medio digital de la ciudad. Salvaje es poco. El artículo destroza a Aquarium y sus trabajadores, que por cierto se quedaron hace unos años con el negocio a modo cooperativa ante la jubilación de los fundadores. Bueno, pues en ese artículo se le da y bien fuerte a todo lo que se mueve en este local con casi siete décadas de historia. No sé lo que buscaba el periodista en Aquarium, porque allí uno es feliz con un pepito de ternera con habas, un rocafull o uno de sus muchos combinados que siguen preparando a la antigua, coctelera en mano. O algo oscuro se esconde detrás de esta crítica, o el firmante que dice ser adelantado se ha equivocado de local y no sabe bien dónde se ha metido, seguramente porque sus nalgas se hayan acostumbrado demasiado a los locales de sus cocineros amigos con estrella Michelín a los que jamás le leerán una crítica. Claro que es más fácil dar el golpe a un grupo de trabajadores asociados que se dejan la piel por llevar un sueldo digno a sus casas en uno de los momentos más duros para la hostelería de batalla. Pues eso, que me parece que el autor va retrasado en el tiempo (el que va por detrás del resto) y que harían bien sus amigos/as, no compartiendo en las redes sociales disparates como el descrito y sí haciéndole saber que le ha caducado su ‘licencia para matar’ locales de hostelería. Un abrazo a Arturo y compañía. Este tipo de periodismo (si lo fuere) es el que me da vergüenza. Pero este señor puede estar orgulloso de tener a doce familias, las de los trabajadores de Aquarium, pensando qué han hecho ellos para merecer semejante hostión. Y saben la respuesta: nada que no sea trabajar.
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10 comentarios en
jordi el 28 enero, 2015 a las 8:28 pm:
…»Pero que si en el local no encuentra nada positivo, prefiere no escribir el artículo antes que asestar un golpe que puede ser definitivo a un negocio». Olé, esto sí que es periodismo del bueno. Anda, chaval, cámbiate esa mandíbula de cristal que tienes por una más dura y, sobre todo, por favor, no utilices el nombre del periodismo en vano. ¿No te enseñaron en el cole que los periodistgas se dedican a informar y no a salvar empresas?
Ramón Gil Rodriguez el 29 enero, 2015 a las 12:23 am:
Aunque me he perdido dicha crítica(?) gastronómica(?)a la que aludes, sí he sido testigo de otras de parecidas características; y á mí, al igual que tú, tanpoco me gusta hacer daño a nadie, aunque, a veces,algunos negocios puedan ser acreedores a alguna opinión desfavorecedora o contraria a sus intereses, y no por cuestión de amiguismo, sino por simple decoro y respeto al trabajo ajeno.Creo que en el «pecado» llevan la penitencia.
Lorena el 29 enero, 2015 a las 6:57 am:
Me alegra leer su artículo, tambien leí al que se referie y tuve la misma sensación que usted. Que me hablaba de otro local o que no había entendido nada. Y sobre todo de injusticia. No soy cliente asidua. Iré 4 veces al ańo a lo sumo, mis amigos si van con frecuencia. Pero desde luego puedo afirmar que la corrección del personal no distingue al nuevo o antiguo cliente. Le falto decir donde están esos sitios donde sirven mejor los cockteles y a ese precio. Y otras muchas más cosas que decía. Al leerlo tuve la impresión de que le habían encargado esas palbras ( hasta dude que hubiera ido). Para acabar con Aquarium se necesita mucho más que las palabras mal escritas de un «retrasado» con aires de crítico entendido que esconden otros muchos intereses.
Jaime Nicolau el 29 enero, 2015 a las 7:17 am:
>Jordi. Informar es informar… Y opinar no es informar. Y no hay nada de información contrastada en el artículo al que aludimos. Por tanto, no se trata de salvar empresas, que ya se salvan solas, sino de no hundirlas con mentiras de este calado. Una de ellas, si te fijas bien en el artículo al que nos referimos está en el video y en la reutilización de los hielos a las que se refieren. Y lo que me enseñaron en el cole es que los periodistas no estudian arquitectura, estudian periodismo. Saludos.
Jaime Nicolau el 29 enero, 2015 a las 7:22 am:
Los otros sitios a los que alude el gin tonic al que también alude tiene un precio de dos cifras y el primer número no es un 1. Pero deben ser muuuuuy amigos. Es lo que tiene cuando un arquitecto juega a periodista, que hay riesgo de que pasen estas cosas. Allá ellos. Comparto contigo lo de que no va a acabar con Aquarium, más bien al contrario. Pero esta nueva especie de pseudoperiodistas han llegado dispuestos a enseñarnos a «comer»… y a lo mejor lo que tenemos que enseñarles es a escribir y, por tanto, a leer.
jordi el 29 enero, 2015 a las 11:05 am:
Es lo que tenéis vosotros, que no habéis pisado una Redacción-como-dios-manda. Estoy de acuerdo en que no es información estricatamente sino más bien Opinión, pero claro, panda de demócratas, como no es la misma opinión que la vuestra, a la hoguera. Y como vosotros sí que sois amgüitos de los chicos del bar, más madera. A los clientes que les den: lo importante son los amigos. Todo lo que veo son ataques contra el mensajero, pero ni un solo comentario a sus críticas, que, por otra parte, tamoco son tan duras si no fuera por vuestras delicadas mandíbulas de cristal. Lo gracioso es que los currantes del bar ni siquiera han dicho nada, sois vosotros, flores de pasión, las escandalizadas
Jaime Nicolau el 29 enero, 2015 a las 11:53 am:
Querido Jordi, seguramente la redacción en la que nosotros trabajamos y en las anteriores tienen un nivel que nunca podrás entender visto como escribes y piensas. Por partes. No somos amiguitos del bar, pero estamos más cerca de la gente trabajadora que de ser enemigos. Respecto a los clientes, el que los critica no escribe aquí. Lee el artículo otra vez. Mandíbulas de cristal, me parece que hablas precisamente de los mismos que nosotros, pero cambiaría cristal por porcelana fina. Repecto a los currantes del bar sí han transmitido su disgusto y lo van a hacer a quién corresponda y dónde corresponda y, desgraciadamente, no tienen cómo decirlo si nadie se lo permite. Por cierto te recomiendo en especial un párrafo: la reutilización del hielo. Después miras el video que adjuntan, correspondiente a otra información de un periodista de verdad de la misma casa, y verás dónde va el hielo. Pero lo que más me preocupa es que si de verdad eres periodista no te incomode que alguien que no lo es juegue a serlo. De un demócrata sin panda.
Andres Perez el 31 enero, 2015 a las 2:02 am:
Jordi solo te pido que Dios lo escribas bien.En todo lo demás no tienes ni puta idea !!!!
María Saíz Lázaro el 31 enero, 2015 a las 7:38 am:
Pienso que Acuarium, conocido y disfrutado por una inmensa cantidad de personas sobre todo de los de como yo hace años que peinamos canas y algunos ya las perdieron hace años, tiene el suficiente prestigio y hasta el cariño de todos los que asidua o esporádicamente hemos quedado en ese local para solaz, para una cita de negocios o simplemente para tomar una copa en su conocida terraza que por su ubicación en la ciudad y calidad en el servicio la hace muy apetecible. No veo por ninguna parte el motivo de esa crítica tan negativa dado que en ninguna de las incontables ocasiones en que he disfrutado de ese señero local he salido insatisfecho por calidad, atención y precio.
Roque el 31 enero, 2015 a las 5:54 pm:
No conozco a nadie de los trabajadores de Aquarium , ellos a mi tampoco. En cambio siempre me han tratado con corrección, amabilidad y sobretodo, eficacia y rapidez.
Leí , por casualidad, el artículo del que estamos hablando. Mi primera conclusión fué que el autor, cuyo nombre ni siquiera me acuerdo, había meado fuera de tiesto. Debe hacérselo mirar porque de ahí a una úlcera gastrica es cuestión de poco tiempo.
Jordi, estoy de acuerdo que no hay que ir levantando cadáveres , pero tampoco es honesto, intentar fundir el trabajo de, por lo que he leído ahora, varias familias.
Por cierto los únicos que mantienen el local son sus clientes, esos que durante décadas, lo llenan a diario