Jaime Nicolau
La llegada de la Semana Santa abre la veda también para el turismo del vino, uno de los sectores con mayor margen de crecimiento y que atrae a turistas que gastan más que otros que eligen destinos más clásicos. Con estos datos encima de la mesa, hoy queremos proponerles siete escapadas que no les dejarán indiferentes en las que el vino y su cultura, sumado a una suculenta oferta gastronómica son sus baluartes.
1.- Terres dels Alforins
Ubicada al sur de la provincia de Valencia, en el interior, la Vall dels Alforins alberga un paraíso que algunos han comparado con ‘La Toscana’. El triángulo que conforman Moixent, Fontanars y la Font de la Figuera esconde firmas como Celler del Roure, La Viña, Los Frailes, Los Pinos, Heretat de Taberners, Enguera, Belda, Clos de la Vall o Clos Cor Ví en las que encontrarán vinos de personalidad única y un entorno que le permitirá desconectar de su vida cotidiana.
2.- Requena, la Villa del Vino
Es una de las poblaciones emblemáticas de los vinos levantinos. Nos detenemos de manera especial en tres bodegas. La primera de ellas Chozas Carrascal. La firma de la familia López Peydro es parada obligada, destacando su coqueta bodega y el espectacular mirador que esconde un brillante Museo de Etiquetas. Seguimos con Hispano Suizas, cuyos vinos y cavas se han posicionado en lo más alto de las críticas especializadas. Lo mismo podemos decir de Dominio de la Vega y Pago de Tharsys.
3.- Utiel y las Hoces del Cabriel
En esta etapa nos detenemos en dos ocasiones. La primera para disfrutar de Mustiguillo, una de las firmas más notables del panorama vinícola mundial, elegida en diciembre Mejor Bodega del Mundo por una prestigiosa revista del sector. Es el hogar de Toni Sarrión y allí nacen sus grandes vinos.
Más al norte, en pleno Parque Natural de las Hoces del Cabriel, llegamos hasta la Finca El Renegado, el hogar de Bodegas Nodus. Calma y naturaleza, con unos vinos que están a la altura de tan notable marco.
4.- La Serranía valenciana
Tendremos que llegar hasta la localidad de Calles, pero el viaje vale la pena. Allí emerge majestuosa la figura de Bodegas Vegamar. La experiencia puede arrancar en Valencia capital, en Vegamar Selección, la bodega urbana de la firma.
5.- El Priorat
Emplazada en lo alto de una pequeña colina en El Lloar, meta de un sinuoso camino con cipreses que evoca la Toscana y dominando el embrujante paisaje de viñedos, bosque y olivos de la comarca catalana del Priorat, se encuentra la bodega Torres. Es una bodega pequeña, dirigida por Mireia Torres –quinta generación de la famosa familia de bodegueros–, pero con una filosofía clara y muy marcada: “elaborar buenos vinos y mantener un compromiso con el territorio”.
Bodega, restaurante, vinoteca, alojamiento y actividades enoturísticas. Ese es el abanico de posibilidades que ofrece Clos Figueras, un espacio ubicado en la localidad tarraconense de Gratallops, en pleno corazón del Priorat, y dirigido por la reconocida familia Cannan.
6.- Una mirada por Toro
En este año de andadura hemos llegado a Toro, la cuna del vino que descubrió América. Desgranamos la zona, sus paisajes y la relación cultural con el mundo del vino. Reforzamos ese compromiso con la cultura del vino visitando el Museo del Vino de Pagos del Rey (Félix Solís Avantis), inaugurado en febrero de 2014. Este museo es un proyecto de mucho empaque que se ha convertido en punta del lanza del enoturismo en la zona.
La segunda parada es Valbusenda, Empezaremos diciendo que se trata de un hotel de 5 estrellas con un espectacular Spa que complementa la oferta bodeguera y gastronómica del complejo Valbusenda. Un edificio arquitectónicamente vanguardista que rompe con el resto de la oferta de la zona y que emerge espectacular a pocos kilómetros de Toro.
7.- Empapándonos de Ribera
Viajamos a Ribera del Duero, concretamente a su triángulo de oro. Los antiguos pobladores de la región ya lo sabían. Esta tierra inimitable produce algo inimitable. El arte de hacer vino en la Ribera del Duero. La historia de la Ribera del Duero ha ido paralela a la unión de la viña y el vino, al fruto de unas cepas que marcan su paisaje, la personalidad de sus gentes y su cultura. Es necesario remontarse nada menos que 2.000 años para encontrar la primera referencia vinícola de la zona: un mosaico romano de 66 metros cuadrados, considerada la pieza con alegorías báquicas más grande de la península, que fue descubierto en Baños de Valdearados durante la vendimia de 1972. Nuestro destino es Valbuena de Duero, en la provincia de Valladolid. Allí se erige imperial la figura de Emina, bodega que integra el Grupo Matarromera.
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