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Rafa Cañizares Viticultor: el proyecto más íntimo de una familia que late al ritmo del vino

30 julio, 2025

Texto: Mar Lafuente // Fotografía y vídeo: Vicent Escrivà

Rafa Cañizares es la cuarta generación de una familia marcada por su pasión hacia el mundo del vino. Ha estado vinculado a él prácticamente desde que nació en plena vendimia, un 30 de septiembre de 1967. Desde entonces, no ha dejado de caminar entre viñas. Su trayectoria al frente de Bodegas Volver lo ha posicionado como un enólogo de referencia a nivel mundial o “el top de los tops”, como lo define su hija Sofía, quien hoy recoge el legado como la primera mujer enóloga de esta larga saga familiar. Y aunque para muchos pueda parecer que lo ha conseguido todo, le faltaba algo: un proyecto más íntimo, más personal, un espacio para reflejar su sentimiento por el vino. Así nace Rafa Cañizares Viticultor, una bodega boutique en el interior de Alicante, en el pequeño municipio de Salinas. No supone solamente un nuevo capítulo profesional, era una necesidad vital: un refugio para los vinos más especiales y un rincón donde ser, sencillamente, Rafa. 

El proyecto se asienta en Salinas por una poderosa razón: es aquí donde nace Triga, su vino más emblemático. Le ha devuelto la vida a una antigua casa de labriegos, que un día fue bodega y almazara, y lo ha convertido en su rincón más íntimo. En la puerta dan la bienvenida los antiguos vehículos agrícolas de sus abuelos. Dentro, los detalles hablan por sí solos: la bicicleta con la que su abuelo lo paseaba, los aperos de labranza, herramientas de poda… “Aquí se intenta reflejar mi sentimiento hacia el vino”, dice Rafa. Y en esa frase se resume todo.

En este nuevo proyecto Rafa no está solo, tiene a su lado a sus hijos, Sofía y Adrián, que se han convertido en piezas fundamentales de esta nueva etapa. “Que mis hijos estén conmigo es muy importante, porque representa la continuidad. Sofía es la quinta generación y siempre le he transmitido nuestra pasión por el vino, desde el cultivo hasta la elaboración”, asegura Rafa. Ella es presente y futuro. Desde bien pequeña ha tenido claro que esto era lo suyo, “mi padre nunca me dijo ‘no’, a los 18 saqué mi primer vino y me dio libertad total, desde la variedad, estilo… todo”. Hoy, elabora vinos con estilo propio y muy distintos a los de su padre. Son jóvenes, frescos y hablan un lenguaje distinto pensado para el público más joven. 

Aunque lleva el apellido con orgullo, no lo hace a la ligera. “Continuar con este legado es una gran responsabilidad, porque para mí mi padre es el enólogo más importante del mundo. Hay respeto, pero también pasión. Desde pequeña me ha interesado todo, el porqué de cada cosa. Y aquí estoy, con el apoyo de mi familia, y eso es lo que me da fuerza. Lo importante es tener pasión”, asegura la enóloga. 

Adrián, por su parte, aporta otra mirada al legado. No elabora los vinos, pero sin él nada de esto llegaría al mundo. Desde el marketing y el enoturismo, ha sabido construir un relato que emociona. “Aún no dedicándome a la propia elaboración, para mí es un orgullo ser capaz de contar de la mejor forma posible este proyecto, toda la pasión que tenemos por este mundo y ver cómo la gente disfruta con nosotros. Es como entrar en nuestra casa. Puedes ver cómo mi padre y mi hermana elaboran de forma casi íntima, cómo nace todo”, afirma Adrián. 

Cuando esbozaron el proyecto tenían claro que se sustentaba en dos pilares: honrar a la familia y compartirlo con el mundo. “Queríamos crear un espacio donde sacar pecho de nuestro legado, y al mismo tiempo, abrirlo a todos los que estén dispuestos a disfrutar del vino de una forma única y diferente”, explica Adrián. 

Y es que más allá de la visita convencional, han hecho una apuesta muy diferente y enriquecedora en lo que se refiere al enoturismo: rutas de senderismo, sesiones de yoga y vino o experiencias enogastronómicas de la mano de reputados chefs como Estela Soriano, entre otros. También el arte ha encontrado su sitio. Desde el pasado 14 de junio, la bodega acoge la exposición Fusión Mediterránea, del artista alcoyano Chimo Canet. Una muestra que utiliza materiales del entorno como tierra, vino y especias para crear piezas que transmiten lo mismo que sus vinos: honestidad, arraigo, emoción. 

Rafa, Sofía y Adrián están dando forma a un proyecto que mira al pasado con orgullo y al futuro con determinación. Una bodega que más allá de elaborar vino, cuenta la historia de una familia guiada por su amor al vino.

 

 

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