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La pebrella de Ferrero i Senís: el mediterráneo más sutil y luminoso cabalga a lomos de arcos y forcallà

30 noviembre, 2024

Jaime Nicolau

El mundo de Celler del Roure tiene un halo mágico que cautiva. Lo tiene en cada paso que da esta orquesta bien dirigida por Pablo Calatayud. Singularidad al poder. La tienen hasta en la manera de comunicar. Recibe uno pocos «comunicados oficiales» de la bodega. Y cuando llegan lo hacen en modo de una bella carta, a la antigua usanza, escrita «a poqueta nit» desde el corazón. Y eso, he de confesarlo, ya te tiene ganado. Imagina uno al leerla que está escrita con pluma y a la luz de una vela, en las bellas tierras de Moixent. La firma Pablo Calatayud, que cuenta las cosas despacio, pero de manera intensa, con la ilusión de un niño.

Y es que llega lapebrella, el primero de los vinos de una nueva colección: Ferrero i Senís. Debía haber llegado a nuestras manos hace cuatro semanas, pero aquel 29 de octubre nos cambió la vida a todos los valencianos. «Querid@s amig@s. algo terrible sucedió la tarde que os escribía esta carta que cuatro semanas despúes no sé cómo terminar…» arranca Pablo. «No es fácil pero tenemos que hacerlo. Para seguir apoyando y prestando ayuda a nuestros amigos y vecinos y a las personas que más han sufrido las consecuencias de este desastre perdiendo a seres queridos, hogares y negocios, necesitamos retomar cuanto antes nuestra actividad y tratar de recuperar la fuerza y la ilusión», relata el viticultor moixentí.

La carta viró su tono ese 29 de octubre, porque su objeto no era otro que el de celebrar el nacimiento de un nuevo vino: lapebrella, que estrena la colección Ferrero i Senís, con la que la bodega quiere abrir un nuevo camino. La imagen de botella y etiqueta es como siempre un elegante traje a medida del brillante diseñador Dani Nebot. «Un breve repaso a las colecciones. Los vinos clásicos (año 2000, 1ªcolección: Maduresa y Les Alcusses)  son de monastrell (con cariñena) y quieren explicar la fuerza y la intensidad de nuestro suelo y nuestro sol. Los vinos antiguos (año 2010, 2ªcolección: Cullerot, Parotet, Safrà y Vermell) nos cuenta la historia de aquellas uvas de antes, de su carácter, su brillo y sus bellas tinajas durmientes. Les filles d’Amàlia (año 2017: 3ªcolección: Les Prunes y Les Danses) son dos blancos de color rosa que galopan sobre mandó en busca de un mediterráneo más fresco», explica Calatayud repasando a golpe de versos el cuarto de siglo de su sueño de Celler del Roure.

Y así llegamos a la cuarta colección: Ferrero i Senís. «Quiere explorar otra orilla, el Mediterráneo más sutil, el más fino y elegante», escribe Pablo. «Y lo hace cabalgando a lomos de arcos y forcallà, las dos reinas de nuestro mapa vitícola», añade. «Cuando llega el siglo XX y la industria del granel, los viticultores abandonan estas variedades porque dan poco color y poca graduación alcohólica y porque son muy tardías (más que la monastrell que ya es; dicen los mayores que arcos es veremava per tots sants). Los vinos elaborados con estas uvas (por separado nos gustan, pero juntas más aún) muestra otra expresión, otra identidad, un Mediterráneo menos potente y más luminoso», explica el viticultor valenciano.

«La pebrella captura la esencia de dos parcelas especiales de suelos muy calcáreos que elaboramos en los cups (los viejos lagares de piedra) con mucho racimo entero y criamos bajo tierra en damajuana y tinaja de barro», continúa en su epístola Pablo.

Son 4300 botellas con un precio recomendado de 33 euros. «Llevamos muchos años buscando tesoros escondidos y ya empezamos a estar preparados para poner en valor las grandes viñas de estas buenas tierras», explica Calatayud. El nombre del vino es una «variedad silvestre de tomillo endémica de estas comarcas que tiene un aroma muy intenso y que aporta sabor y magia a nuestra gastronomía», continúa diciendo.

¿Y el nombre de la colección? «Ferrero i Senís son dos figuras mundiales que muchos conocéis (dos piedras angulares de esta empresa) y es también un homenaje a la familia Celler del Roure, a todo nuestro equipo, a los que trabajan cada día cuidando las viñas y los vinos y salen muy poco en las fotos. Gracias por vuestra entrega y por todo lo que estamos creando juntos», agradece Pablo.

«El vino sobre una mesa es alimento, es amistad, es generosidad, es pensar en lo demás, es el fruto de una tierra y el espíritu de un pueblo solidario que ama, que lucha, que resiste…

«La vida nos golpea de vez en cuando, pero merece la pena vivirla y hay que dar gracias por ella. Que la mágica luz de lapebrella nos dé fuerza, energía y alegría de vivir» se despide Pablo en su entrañable carta.

Con todos ustedes y desde Celler del Roure… lapebrella de Ferrero i Senís: el mediterráneo más sutil y luminoso a lomos de arcos y forcallà.

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