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El Mirador de Alcalá del Júcar: bocados en uno de los pueblos más bonitos de España

13 September, 2024

Pedro G. Mocholí
Muchas veces nos empecinamos en conocer lugares mucho más allá de nuestras fronteras, sin haber dado una oportunidad a conocer nuestra propia Comunitat. 

Las localidades valencianas (tanto las bañadas por el Mediterráneo como las del interior) nos ofrecen un inmenso mundo en lo cultural y en lo histórico (y lo suficientemente interesante en lo gastronómico), como para acercarnos y pasar un día. 

Además de nuestra Comunitat, aquellas que nos rodean también nos ofrecen esas sensaciones. Y aunque Alcalá del Júcar pertenece a la Comunidad Manchega, los apenas 130 kilómetros que nos separan la hacen lo suficientemente atractiva para pasar un día y visitarla, siendo un ejercicio que les recomiendo.  

El sábado pasado un grupo de amigos nos acercamos primero a El Herrumblar, localidad conquense donde uno de ellos tiene una casa. Después de dar una vuelta por la localidad, que se estaba engalanando para sus fiestas patronales, tomamos un café y después de arramblar con un higuera que emanaba sus últimos frutos y recoger un poco de uva de unos viñedos, poníamos rumbo a Alcalá del Júcar.

A pesar de la proximidad ambas localidades pertenecen a distintas provincias, pues Alcalá pertenece a Albacete.    

La historia de esta localidad se remonta a 1211 cuando las tropas de Alfonso VIII la conquistan a los musulmanes, incorporándola a la Corona de Aragón. Tiene pasado íbero y su dominación quedó garantizada un año después (1212) con la victoria en Las Naves de Tolosa.  

Su singular ubicación surgió de las cuevas en las que sus primeros habitantes se asentaron, gracias a la proximidad del río Júcar. 

En el fondo del valle se ve la localidad, creando una sensación óptica que parece que sus casas surgen de la propia montaña. 

Dentro del orden cultural y arquitectónico Alcalá destaca por el Castillo de Alcalá del Júcar: una fortaleza de origen árabe; la iglesia de San Andrés, construida en el siglo XVI, combinando estilo gótico y renacentista; el Puente Romano, un puente de piedra que cruza el río y que destaca por su singular arquitectura y su importancia histórica; la Cueva del Diablo, una cueva natural que ha sido acondicionada como museo y restaurante. Y, por último, la Plaza de Toros, excavada en la roca que la hace muy especial.  

Después de visitar los puntos más interesantes hay que comer y la elección fue El Mirador, un restaurante que corona en valle, ofreciendo una vistas desde el comedor incomparables. 

El restaurante posee un amplio aparcamiento, encontrando una inmensa terraza, ideal para disfrutar del aperitivo y de sus vistas. 

La atención es correcta y acogedora. Sus propuestas se engalanan bajo las influencias manchegas, y a ellas es a las que nos derivamos. 

Comenzamos con un típico moje manchego, también conocido popularmente como “Pipirrana”, que es una ensalada ilustrada, manteniendo una diferencia muy propia, pues el tomate en vez de ser fresco es de conserva y de la variedad pera. Por razones obvias, la distancia hizo que las zonas del interior no pudieran disfrutar de las verduras de las huertas mediterráneas, por lo que el tomate se presenta en conserva, pero preservando todo su sabor y textura. Junto al tomate encontramos atún, cebolla roja, huevo duro y aceituna negras. Fresca y muy aliñada, el toque confitado del tomate le da un sabor más dulce y agradable. 

Continuamos con el queso fresco de cabra rebozado y acompañado de una resultona mermelada de tomate.

Moje manchego.

Queso frito con mermelada de tomate.

Para finalizar las entradas, qué mejor que unas consistentes croquetas de cordero, con sabor y textura equilibradas y ofreciendo una bechamel fina. El punto del rebozado es correcto y el calor llega a toda la croqueta por igual.  

Ya que estamos en La Manchuela, nos decidimos por un vino de la comarca. Un vino de la Bodega Andrés Iniesta: El Hechicero, un vino en el que destaca la fruta y los ligeros matices de vainilla que provienen de su paso en barrica. Variedades: syrah, petit verdot, tempranillo y cabernet sauvignon. Estaba tan rico que cayeron dos botellas.

Y para finalizar, qué mejor que un plato de gazpachos. Sí que es verdad que no es un plato de verano pero, a pesar de ello, es un plato que me reconforta mucho; además, encontramos uno de gran nivel, con las primeras setas de la temporada. 

Gazpacho manchego.

En vez de postre, y estando en La Mancha, qué mejor que un buen surtido de quesos manchegos para finalizar. Y así, también acabar con el magnífico vino de la Bodega Andrés Iniesta, que además de haber hecho un gol histórico, hace buenos vinos. 

Una jornada diferente muy cerca de Valencia, lo que me reafirma que no hay que cruzar el Atlántico para disfrutar. En multitud de ocasiones, esa sensación la puedes encontrar a una hora de nuestra ciudad. 

El Mirador. C/ Morón, s/n. Tel.: 637 767 160. Alcalá del Júcar (Albacete).  

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3 comentarios en El Mirador de Alcalá del Júcar: bocados en uno de los pueblos más bonitos de España

dropo el 14 September, 2024 a las 11:22 am:

Alonso VIII de Castilla incorporó Alcalá del Júcar a la Corona de Aragón?. Eso, ¿cuántas botellas de vino de Fuentealbilla costó?.

Agustin el 14 September, 2024 a las 10:16 pm:

No provasteis la alcachofas que hacen??
Es de lo mejor

Corocota el 15 September, 2024 a las 10:41 pm:

Que Iniesta hace buenos vinos? Si no se los compraban ni los japoneses

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