3 septiembre, 2024
Texto: Jaime Nicolau / Fotos: Fernando Murad
Natural de Canals y enamorado del campo, Joan Llobell es uno de los profesionales que más hectáreas ha pateado en la agricultura valenciana. Como Ingeniero Técnico Agrícola y Agrónomo la viña ha marcado claramente su vida, pero tocando más palos de la agricultura valenciana como los cítricos, el caqui o la aceituna, combinando la empresa privada y el sector cooperativo. Fil.loxera & Cía, aventura que comparte con José Ramón Doménech y Pilar Esteve, o la cooperativa de Sant Pere, son sus proyectos más recientes pero la trayectoria de Joan es mucho más extensa.
Quizá pocos sepan que Joan pasó por Celler del Roure con Pablo Calatayud o por la cooperativa La Viña, de La Font de la Figuera, allá por el año 2002. “Fue una etapa muy bonita en la que pusimos los cimientos de vinos como la gama Icono o los Venta del Puerto”, señala Llobell tirando de nostalgia. Es en ese momento cuando uno de los bodegueros más destacados de Terres dels Alforins, Dani Belda, habla con Joan para que se haga cargo del proyecto de Heretat de Taverners. Con estas dos etapas, el técnico valenciano ya había quedado prendado del territorio de Els Alforins, el más cercano en materia vitivinícola a su Canals natal. Heretat era propiedad de Vicente Montés, ilustre magistrado del Tribunal Supremo natural de Ontinyent.
Así discurre su vida, entre viñas y vinos, hasta que en 2011 llega como jefe de producción a la Cooperativa de L’Alcúdia, CANSO, cambiando la viña y la uva por el caqui y los cítricos, pero sin olvidar el mundo del vino por completo, ni mucho menos. “Fue una etapa preciosa que me hizo crecer mucho como profesional y como persona”, recuerda Llobell. Y fue en esos años en los que nace Fil-loxera & Cía, un proyecto que fragua junto a José Ramón Doménech, con el que había coincidido en Heretat, y la mujer de este, Pilar Esteve. Un proyecto de “vinos de garaje” que muy pronto puso a la crítica a sus pies a base de vinos sinceros elaborados con la mínima intervención, con variedades históricas de la zona de Els Alforins, alguna de ellas a punto de desaparecer. “Con Fil.loxera desde el principio utilizaban para nosotros el verbo ‘transgredir’. Recuerdo una cata en Ca Pepico y una frase de Pep Ferrer: ‘Otro mundo es posible’ que todavía hoy es un orgullo para nosotros”, reconoce Joan.
Después llegó el proyecto de Sant Pere, la cooperativa de Moixent, con el que el vino volvió a coger peso para los socios, pero que especialmente ha brillado de la mano del aceite de oliva virgen y en especial la variedad autóctona grossal.
Llobell siempre ha estado, por tanto, cerca del agricultor en todas esas facetas comentadas. Es por eso que tiene las ideas muy claras respecto a la agricultura en la Comunitat Valenciana. “Para mí no hemos localizado como toca el potencial del ‘turismo de secano’, el vinculado a la agricultura. Tampoco se ha respetado esta actividad ni a los profesionales que la ejercen y se está provocando el abandono del campo y la despoblación”, reflexiona. “Como no es rentable la gente de los pueblos les dice a las siguientes generaciones aquello de estudia y vete, y tenemos que hacer algo”, añade Llobell. “Pero el vino está demostrando que es capaz de dinamizar zonas de interior y que cuando se cultiva primando la calidad se puede vivir de él”, completa su reflexión Joan tomando como ejemplo el fenómeno de Terres dels Alforins antes de lanzar una sentencia: “mi idea siempre es la de dar valor al producto en la base de la pirámide: ser un ecléctico de pueblo, que explica como nadie mi admirada Sara Pérez. Hace falta esa apuesta por la calidad para dar valor a un territorio. El vino es la única vía para revitalizar las tierras de interior”.
Pero el bueno de Joan no se queda aquí. Apunta como receta lo que señalan también colegas de profesión de enorme prestigio poniendo el dedo en la herida: “Las variedades que teníamos hace cientos de años daban vinos singulares de finca en cada propiedad. Cuando empezamos a exportar sin mesura arrancamos esas uvas y las cambiamos por otras. Hoy queda claro que el camino era aquel. Cuando das con una de esas variedades autóctonas históricas y le das cariño te das cuenta de que tenemos tesoros y singularidad y hemos estado a punto de cargarnos ese patrimonio por no escuchar a las personas viejas que son enciclopedias en materia de agricultura”, concluye Llobell.
Así se escriben algunas páginas de la vida de un profesional que lleva un cuarto de siglo en el mundo del vino valenciano. Un tipo tranquilo y afable, con el que estarías horas compartiendo conversación y una copa de vino.
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Un comentario en
Silotri el 31 agosto, 2024 a las 7:21 pm:
❤️