27 junio, 2024
Jaime Nicolau
La Asociación de Enólogos de la Comunidad Valenciana ha nombrado Socio de Honor a Vicente Morcillo, un homenaje merecido para un enólogo que pronto cambió de bando para ponerse al lado de los micrófonos y los teclados y comunicar las bondades del sector del vino valenciano. Una dilatada trayectoria en la que a su faceta técnica ha sabido dotarla de las virtudes de un comunicador con mayúsculas, creando un «coupage mágico».
Llevo dos décadas escribiendo del vino en la Comunidad Valenciana y sólo un periodista (con permiso de Salva Manjón), Vicente Morcillo, lleva algún año más que yo de manera ininterrumpida escribiendo únicamente de vinos, gastronomía al margen. Recuerdo aquellos inicios en los que el joven proyecto de 5barricas convivía en presentaciones y eventos con el bueno de Vicente. Desde entonces fraguamos una amistad basada en la admiración y el respeto mutuo. Más allá de cabeceras. Más allá de empresas. Amigos y colegas de profesión, por este orden, por encima de todo y de todos. Y juntos hemos pasado mil batallitas, algo que no sé si me gusta mucho porque deja ver que han pasado los años. Y hemos reído y llorado, pero sobre todo reído. Hemos pasado grandes momentos juntos. Momentos de tensión y trabajo, cada uno con nuestro carácter, pero sabiendo siempre que ahí estaba el otro para cuando las fuerzas flaqueasen. Y el otro siempre estaba… y siempre estará. No me cabe duda. Esto ya no lo separa nadie. Ni siquiera los momentos de zozobra y crisis permanente que azota a los medios. Ya es tarde para que puedan con nosotros.
Por eso este reconocimiento me hace muy feliz. Porque nadie se lo merece más que Vicente. Un buen amigo, Pepe Hidalgo hijo, nos bautizó como Zipi y Zape. Con eso nos quedamos para siempre. Cada uno con nuestra personalidad y nuestro carácter. Cada uno con nuestra manera de ver las cosas. Pero siempre desde un profundo respeto. Así, querido amigo, se cocinan las mejores recetas. A fuego lento. Esto no va a parar aquí y prometemos seguir dando guerra. Pero hoy, querido Zipi, toca alegrarme por ti. Y sabes que es de corazón!
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