1 diciembre, 2023
Jaime Nicolau
El Alto Turia va recuperando poco a poco el brillo que siempre tuvo en el panorama vitivinícola mediterráneo. Un entorno privilegiado en el que la naturaleza toma la palabra con montañas y ríos que las esquivan dibujando recorridos capaces de seducir los ojos del caminante. En ese entorno natural único la viña siempre ha logrado erigirse como uno de los pulmones económicos de los pueblos que salpican estos territorios. Y uno de esos proyectos que ha devuelto el brillo y la alegría a estas cepas de altura es Vegamar Bodegas. La firma nace en 1999 en el pequeño pueblo de Calles de la mano del empresario valenciano Vicente Coll, que cumple así un sueño más en una de las trayectorias empresariales más brillantes que podemos encontrar en la Comunitat Valenciana. Un emprendedor de esos que son capaces de convertir en realidad sueños que parecen imposibles. De hacer una ‘transfusión’ de ilusión a territorios llamados a gritos por la despoblación. Pueblos que se desangraban por goteo camino de eso que hemos llamado entre todos ‘La España Vacía’.
Y la verdad es que es fácil de entender que Vicente cayera enamorado de un territorio bello y mágico. A apenas 65 kilómetros de València, en el corazón de la Serranía a más de 600 metros de altitud. Y dibujó una bodega al abrigo de viñedos propios que se encuentran en un entorno privilegiado, rodeados por el río Tuéjar y el río Turia, espectacular por su belleza y excepcional para el cultivo de la vid y los frutales por su microclima, único en la zona de los Serranos, sin presencia de otro viñedo alrededor, lo que les otorga uno de los tesoros más preciados del mundo del vino: la singularidad. Estas condiciones son perfectas para elaborar vinos que transmiten la esencia de la Serranía, su sabor y su aroma, con un marcado carácter mediterráneo y de altura.
Hoy ese sueño de Vicente Coll es también el de sus hijas María, Ana y Andrea. La segunda generación ha tomado las riendas de un proyecto que vuela alto, y que se ha convertido en uno de los pilares de esta subzona para la Denominación de Origen Valencia. Lo han hecho con las pilas cargadas de ilusión y haciendo más grande el proyecto a base de talento y, como su padre, altas dosis de emprendimiento.
Visitar sus viñedos es entender por qué estamos ante un proyecto con personalidad propia. Un sinfín de hectáreas repletas de cepas y donde destacan, por su belleza, los miradores desde los que se puede divisar, en la lejanía, la bodega y el pueblo de Calles, además de los surcos que los ríos realizan alrededor del territorio del municipio. Unas viñas que cuidan con mimo el equipo de bodega que dirige Mari Paz Quílez, la enóloga de la firma valenciana, con una larga trayectoria en Vegamar, y que cuenta con el asesoramiento de Pablo Ossorio, conformando un equipo que ha sabido llevar a los vinos de la bodega ese enclave privilegiado en el que se asientan sus viñas. Un paseo que es un privilegio y que puede vivirse con las experiencias enoturísticas de la bodega.
Pero en el caso de Vegamar el enoturismo no se queda en el medio rural. La segunda generación de la bodega capitanea un ambicioso proyecto que está llenando de Espacios Vegamar todo el territorio nacional. Se trata de instalaciones con un espectacular diseño en las que el visitante puede disfrutar de los vinos y destilados de la casa, pero también de todos los productos gourmet que elaboran con el sello de la firma valenciana. Son espacios en los que el tiempo se para y en los que la visita puede acabar convirtiéndose en una cata, un afterwork o simplemente en un momento de desconexión con una copa de vino en la mano.
Son dos los espacios Vegamar que encontramos en València capital. El primero de ellos en pleno corazón de la ciudad, en la calle Joaquín Costa. Hace unos meses estrenaban el segundo, La Cavina de Vegamar, en la calle Amadeo de Saboya, junto a Mestalla. Pero este proyecto es tan ambicioso que ya ha llegado a Madrid, en la calle Sagasta, Castellón, Dénia, Sabadell, Leioa (Bizkaia), L’Escala (Girona)… y promete seguir creciendo.
Y así se escribe el presente de un sueño hecho realidad hace 25 años, al abrigo de un emplazamiento natural privilegiado. Así crece, como si de una mancha de aceite se tratase, la conquista emprendida por Vegamar de todo el territorio nacional. Dos pilares de un proyecto que se ha convertido en uno de los motores del Alto Turia, devolviéndole el peso que este territorio siempre tuvo, y unos años olvidó, en el mapa vinícola de la Denominación de Origen Valencia. Hoy Vegamar se ha convertido en uno de los proyectos más sólidos del arco mediterráneo. Un brindis a la altura de un sueño.
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2 comentarios en
Pilar estarlich Salvador el 7 diciembre, 2023 a las 3:54 am:
Tengo una pequeña cafetería restaurante y en mí casa siempre han estado los vinos y cavas valencianos cuando nadie daba nada por nosotros amunt y continuará así
Carrases el 7 diciembre, 2023 a las 11:28 pm:
los emprendedores que se juegan su patrimonio y sus sueños deben de ser más valorados por la sociedad y sobre todo por la clase política.Felicidades!!