27 abril, 2022
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Cada vino es único y cuenta una historia diferente. La que tiene detrás el tinto Santa Rosa de Bodegas Enrique Mendoza es tan especial y está tan estrechamente ligada a la historia de la bodega que vale la pena detenerse en ella. Santa Rosa nace fruto de la inquietud que una familia como la de Enrique Mendoza, fundador de la bodega, manifestó por la viticultura, la elaboración y la crianza del vino. Es por eso que con este, su vino preferido, decidió conmemorar a la persona que le transmitió la pasión por el mundo vitivinícola, su madre.
Entre todos los vinos que elaboran en Bodegas Mendoza, Enrique quiso hacer un regalo a una de las personas que más quería y más había influido en su personalidad y en su pasión por la naturaleza, un pilar fundamental en su vida: su madre, Doña Rosa Cortés Devesa. Tanto es así que a su vino favorito o el que él consideraba más redondo, más aromático y equilibrado, decidió ponerle el nombre de su madre. Pero no se conformó con el nombre de pila sin más, sino que lo subió a un nivel superior llamándolo ‘Santa Rosa’.
Se trata de un vino que se mima hasta el extremo, desde la cepa hasta la etiqueta de la botella, tanto como se merecen las madres después de darlo todo por sus hijos. Es un vino con carácter, con mucha personalidad y con un perfil que Enrique está seguro que le hubiese gustado a su madre.
Santa Rosa es un coupage elaborado con un 35% Monastrell, 35% Cabernet, 15% Merlot y 15% Syrah, uvas seleccionadas de sus viñedos ubicados en la Finca El Chaconero en Villena. Para su elaboración lo encuban con el grano entero y fermenta con levadura ambiental para encontrar mayor profundidad. Después pasa una crianza de 16 meses en barricas nuevas de roble francés y que está bajo la Denominación de Origen Protegida Alicante.
Santa Rosa
Color: de capa alta. Rojo rubí intenso con destellos teja adquiridos en su crianza.
Aroma: muy mineral, con recuerdos a grafito, humus, piedras negras y tierra recién labrada. Estos aromas minerales se entrelazan finamente con notas especiadas, balsámicos y florales como la violeta.
Boca: vino muy equilibrado, uniendo potencia y elegancia con una firme carga tánica en el centro de la boca, sin concentraciones ni agresividades. El postgusto es amplio y armonioso volviendo de nuevo a las notas ahumadas y tostadas adquiridas por su paso en barrica.
Puede ser el regalo perfecto para celebrar el Día de la Madre, ya que desde la bodega están convencidos que les hará muy felices a muchas madres y a toda la familia, generando las mejores emociones. Y no es de extrañar. Posiblemente sea el vino más reconocido de la bodega y con cada botella Enrique quiere rendir honor a su madre, por todo lo que ha representado en su vida, pero no sólo a ella, también a todas las madres del mundo por todo lo que representan.
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