Déjate seducir por el mundo del vino

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Reflexiones sobre la comunicación del vino

29 May, 2024

Luca Bernasconi

Al vino le falta un personaje mediático estilo Arguiñano, alguien que, cual nuevo Prometeo, baje al fuego de Baco de la álgida atalaya donde el esnobismo de cuatro bebedores de châteaux bordeleses lo tienen rehén

La seducción de una buena botella se debe a que alienta las palabras (antes de volverlas farraginosas e inconexas), apacigua el ánimo, agudiza la empatía y brinda la reflexión. A raíz de una sobremesa placentera con otros enópatas, viendo cómo las cerveceras inundan año tras año nuestra querida urbe, con el pretexto de las Fallas, surgió espontáneo el dilema sobre el consumo de vino y la manera de fomentarlo. Mis cinco lectores conocen de sobra los nubarrones aterradores que amenazan nuestro preciado néctar y la acuciante necesidad de estudiar al enemigo para imitar su capacidad de comunicación adaptándola a las exigencias del sector.

Ya me he quejado de los anticuados y casposos que resultan ser los anuncios de las pocas bodegas o denominaciones de origen que se pueden permitir contratar espacios publicitarios, comparados con la frescura e irreverencia de los anuncios cerveceros o de otras bebidas.

Pero la batalla se combate en un frente mucho más amplio. Al vino le falta un personaje mediático estilo Arguiñano, alguien que, cual nuevo Prometeo, baje al fuego de Baco de la álgida atalaya donde el esnobismo de cuatro bebedores de châteaux bordeleses lo tienen de rehén. Imaginarse un concurso tipo Master Sommelier es utópico, dado la escasa inmediatez del vino y su poco arraigo en la cotidianidad. Por otro lado, el Top Sommelier se vería imposibilitado por la cantidad de egos presentes en el mismo plató, algo inalcanzable incluso por los más famosos compañeros de los fogones.

Aun así quedan varias herramientas que utilizar y caminos por recorrer.  Un buen intento ha sido el programa de esta editorial en colaboración con el amigo Jaime Nicolau: A sorbos y bocados . La inspiración creo que viene de más allá de los Pirineos, donde la guapa Julie Andrieu en su programa Les carnets de Julie nos descubría las gastronomías locales galas, con gran hincapié (porque los franceses en eso no fallan) en la producción vinícola. El modelo está trazado, falta que se involucren productoras acaudaladas que cubran la geografía nacional y den un toque más desenfadado e iconoclasta al programa. Un formato con gancho es el del Colectivo decantado del histriónico Santi Rivas, que funciona muy bien como complemento a un entretenimiento más articulado.

Incluso las series, desde el espantoso culebrón Falcon Crest al más inteligente Drops of God, tocan el vino de manera tangencial. Casi me quedo con el planteamiento de la película Nuestra vida en la Borgoña, a pesar del pueril mensaje subyacente. Entre copas y Mondovino siguen siendo modelos con escasos epígonos a falta, creo yo, de un apoyo institucional al sector tanto gastronómico como vinícola. En un mundo cada vez más global, donde nuestros hijos o nietos creen que el kebab es el plato típico de Soria y la pizza procede de Almería, no estaría de más que en la educación se incluyeran asignaturas sobre la variada y copiosa gastronomía hispana y el vino como su digno acompañante. Desafiando el puritanismo idiota de los Gates & cía, los cuales no se molestan en aniquilar la biodiversidad, sin embargo claman al cielo si se aproxima el demoníaco alcohol (vínico, porque las bebidas con alcohol destilado se toleran y defienden) a los menores.

Cuando se descorchó la última botella en la sobremesa, con los sentidos ya en parte obnubilados y la euforia del momento, a un desprevenido y optimista comensal se le ocurrió la quimérica fantasía de unas Fallas venideras donde en los casales o verbenas callejeras se consumiera vino (la sangría y agua de Valencia se aceptan en el club) en lugar de la cebada gasificada o el gin-tonic. Los locos y los borrachos dicen la verdad, pero son malos adivinos…

Salut!

Un comentario en Reflexiones sobre la comunicación del vino

El de la carpeta el 17 May, 2024 a las 10:03 am:

30 años leyendo lo mismo…igual ya es momento de aceptar que el vino en España tiene ya su lugar y no interesa mas de lo que interesa y a la gente a quien le interesa.
Y no pasa nada, no es ningún drama (lo digo habiendo estudiado enología y trabajado en bodegas por toda España), el vino tiene un espacio ya muy claro en España, no hace falta evangelizar, de verdad.

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